Apartheid de género

apartheid

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En lugar de buscar una igualdad de género parece que lo que realmente provoca es hacernos ver tan débiles realmente que necesitemos de estos paliativos para ser “respetadas”.

Por Leyda Blanco de Plumas Progresistas

Día a día las mujeres mantenemos un esfuerzo constante con el fin de quitarnos la etiqueta de ser el “sexo débil”, en ese ir y venir, se suscitan innumerables y curiosos casos que valen la pena comentar. En este caso abordaré en especial uno, que me llena de dudas y preocupación y que tiene que ver precisamente, con mi ciudad. Me refiero al programa “Mujer Segura” que dio inicio la última semana en la conurbación Veracruz-Boca del Río-Medellín, implementado en unidades del transporte público.

Según el director de Tránsito Público del Estado, Roberto López Santoyo se anticipa que en una primera etapa serán mil unidades las que estén participando e informa que el proyecto ha dado “buenos resultados” en la lucha contra el acoso a las mujeres. En el estado, alrededor del 60% de los usuarios del transporte público son mujeres. De acuerdo a la información proporcionada por el funcionario estatal, el programa consistirá en que las unidades participantes darán prioridad a las mujeres para que sean éstas quienes ocupen las primeras filas de asientos en los autobuses, además de capacitación a los operadores y constantes operativos de inspección.

Asimismo, el director de la autoridad vial comentó que el programa ha tenido éxito en la ciudad Capital y que se busca implementar en toda la entidad. Hasta ahí muy buena su intención, sin embargo me viene una duda, ¿es eso lo que queremos? ¿Un apartheid? ¿Esas acciones nos ayudan a alcanzar esa igualdad que tanto buscamos? Más bien creo que los esfuerzos deben centrarse en la sana convivencia entre ambos géneros y no es la separación que nos lleve a vernos como algo desconocido. Hay que esforzarnos por un verdadero respeto que nazca de los valores y no la segregación.

Creo que la autoridad vial debería enfocarse en regular y aplicar la ley en el estricto tema de vialidad y sí, verificar que los concesionarios capaciten a sus operadores como hace cualquier empresa con sus trabajadores. Que exista una certificación que valide la aptitud de los choferes. Pero estos programas en lugar de buscar una igualdad de género parece que lo que realmente provoca es hacernos ver tan débiles realmente que necesitemos de estos paliativos para ser “respetadas”.

Nos estamos acostumbrando a leyes o acciones absurdas para vernos obligados a respetar a terceros. Todos necesitamos vivir en una sociedad civilizada, capaz de entender que no hay que “pintar la raya” y de aquí para allá te respeto y si cruzas, lo que te pase es tu responsabilidad. Si no ocupamos los asientos delanteros y sufrimos un abuso, ¿lo estábamos buscando? Las mujeres estamos hartas de ser “las que provocamos”. No me quiero ver obligada a sentarme detrás del chofer para no ser atacada por bestias en celo. Quiero convivir con hombres con plena libertad y seguridad. Quiero convivir con hombres reales, inteligentes de y de mente abierta.

¿Nos estamos a acostumbrando a un apartheid como resultado del miedo y la inacción social? Me atemoriza pensar que estemos viendo con naturalidad ese tipo de fenómenos sociales y que después de siglos rompiendo paradigmas y de trabajar arduo para ocupar un espacio digno en la sociedad, sea de esta manera como tengamos que ser respetadas.

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