La historia de las abuelas

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Por Clara Subirachs / @clarisubi

El 24 de marzo de 1976 comienza lo que sería la dictadura más represora y sangrienta de nuestra historia. Los militares, mediante un golpe de estado, toman el poder en lo que llamaron el “Proceso de Reorganización Nacional”. Se elimina la libertad de expresión, de movimiento, de reunión. Todo aquel que piense o actúe de una forma que confronte de alguna manera con los militares, terminaba desaparecido. Nadie sabía en quien confiar, con quien hablar; cualquiera podía ser informante, y en cualquier momento podían aparecer en tu casa y llevarte a vos o a tu familia. Este régimen, que duró hasta 1983, dejó un saldo de 30.000 desaparecidos, de todas las edades y condiciones sociales. La mayoría eran jóvenes con fuerte compromiso social, pero también sus hijos, hermanos, o mujeres embarazadas.

Se crearon centros de detención de la dictadura, donde llevaban a la gente y los torturaban, violaban, además de vivir en pésimas condiciones y que nadie sepa dónde se encontraban. Allí perdían hasta su propia identidad, ya que no tenían más nombre, pasaban a ser simplemente números; y si su familia los buscaba en la policía, simplemente les decían que habían “desaparecido”, que no los busquen más. También, los familiares descubren la desaparición de niños, secuestrados junto con sus padres y de bebés nacidos durante el cautiverio de las madres embarazadas, a quienes les quitaban a sus bebes y las mataban luego del parto. Con el tiempo, sale a la luz que los militares tenían un plan sistemático de apropiación de niños y que en la ESMA, Campo de Mayo, Pozo de Banfield (centros de detención) existían maternidades clandestinas y listas de matrimonio en “espera” de un nacimiento, de hijos de desaparecidos. También unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión.

En este contexto, 12 madres que cada jueves asistían a Plaza de Mayo para reclamar por sus hijos; se reunieron para buscar sus nietos, en una organización que pasaría a ser clave para la historia argentina: Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, más tarde Abuelas de Plaza de Mayo. Surgen el 22 de octubre de 1977 como organización no gubernamental, con sus históricas y reconocidas vueltas a la plaza en silencio con las fotos de sus nietos buscados, reclamando por sus hijos y nietos desaparecidos, sus investigaciones, y búsqueda incansable.

Algunos niños eran entregados directamente a familias de militares, otros abandonados en institutos, otros vendidos, pero en todos los casos les anularon su identidad. Las Abuelas nunca se detuvieron en la búsqueda de sus nietos; se comunicaban en clave, escribían denuncias, y procesaban datos para saber dónde estaban sus hijos y nietos. Realizaban visitas diarias a los juzgados de menores, orfanatos, oficinas públicas, e investigaban las adopciones de la época. También recibían informaciones que la sociedad les hacía llegar sobre sus posibles nietos. A su vez, consiguieron el apoyo de muchas organizaciones mundiales y la atención de la prensa internacional.

Con lo que se identificó siempre a Madres y Abuelas fue su pañuelo, que en sus inicios fue un pañal de tela. Hoy en día es el símbolo de su lucha y de su historia.  

Muchos han sido sus logros desde que iniciaron con su búsqueda. Se siguen buscando a los nietos en la actualidad, y en el pasado mes de octubre se encontró al nieto número 121. También, gracias a ellas se descubrió que con la sangre de los abuelos, es posible saber la identidad de un niño; fue llamado el “índice de abuelidad”. Se creó en 1992 la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), para buscar a los hijos de los desaparecidos pero también para velar por el derecho a la identidad de todos los niños, ya que siguen existiendo hoy en día casos de apropiación.

Hoy en día, las Abuelas siguen buscando a sus nietos, pero también a sus bisnietos. La institución tiene los equipos técnicos que se encarga de encontrarlos, además de crear las condiciones para que nunca se vuelva a repetir, y exigir castigo a todos los responsables de estos delitos. Son, en Argentina, el mayor símbolo de lucha contra la violación de derechos humanos y de memoria, para nunca olvidar ni permitir que vuelva a suceder en el país un régimen tan inhumano.

Aquel año ellas iniciaron, sin saberlo, una lucha que sería para siempre.

“En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria”, Eduardo Galeano

Para conocer más del movimiento haz clic aquí, o aquí 

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