Por Juan Manuel Aguirre / @Aguirreq
Usar menos el automóvil, gastar menos electricidad, plantar árboles y todas esas recomendaciones que seguramente hemos escuchado para contaminar menos a nivel personal, son excelentes prácticas que debemos mantener y promover. Sin embargo, hay personas, como el presidente Donald Trump, cuyas decisiones cotidianas sobre la forma de consumir energía van más allá de usar focos ahorradores.
Esta semana la prensa internacional volvió a poner los reflectores en Donald Trump por sus intenciones de (ya lo veíamos venir) mandar a volar algunos de los compromisos que Obama había firmado para combatir el cambio climático. Para la limitada visión de “Make America Great Again” la medida contribuiría a generar más empleos y abaratar el costo de la energía eléctrica dándole un segundo aire a las plantas eléctricas alimentadas por carbón.
Ni siquiera dejaron pasar un año desde que los dos más grandes contaminadores del mundo, China y Estados Unidos, firmaran el Acuerdos de París para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, y ya está Trump poniendo en riesgo el consenso mundial sobre este tema tan urgente.
Resulta sorprendente que mientras Estados Unidos voltea al pasado para generar empleos en un sector que, con o sin restricciones, tiene poco futuro por la baja rentabilidad del carbón y el crecimiento de tecnologías más limpias y más baratas, China, bajo la presidencia de Xi Jinping, se subió al tren de la lucha contra el cambio climático asumiéndola como una oportunidad para explotar la industria, la innovación y la generación de empleos en su país a través de las energías renovables, buscando ser el puntero a nivel global.
¿Dónde queda el Make America Great Again?, ¿qué no hay nadie que le diga a Donald Trump que sus decisiones no sólo son malas para el planeta sino ineficientes para su país? La verdad, no puedo evitar sentir que una chispa de esperanza en la humanidad se apaga cada vez que iniciativas de tal magnitud (y estupidez) opacan los grandes avances que hemos hecho tanto a nivel personal como a nivel internacional para tener un planeta habitable para las próximas generaciones.
Concluyo con las palabras del mismo Xi Jinping en enero de este año: “El acuerdo de París es un hito en la historia de la gobernanza del clima. Debemos asegurar que este esfuerzo no se descarrile”, “hay solamente una Tierra en el universo y nosotros la humanidad tenemos solamente un hogar”.
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