El zapatismo, una propuesta anticapitalista – Primera Parte

El zapatismo, una propuesta anti-capitalista

Comienzo con un punto importante, pedir una disculpa porque no soy zapatistólogo, lo que puede significar una distorsión o incomprensión sobre una auténtica lucha de reivindicación del movimiento zapatista del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Por Elías Iván García Ríos, SJ de TequioSJ

Ahora bien, como punto de partida es necesario reconocer que nos encontramos en un mundo sumamente disparejo, donde corre la tendencia de exclusividad del lenguaje, de la música, de la comida, de la arquitectura, de la vestimenta, etc. El capitalismo privatiza y arrebata los recursos, los encarece y los ofrece a las clases “cultas” como ostentación de moda, como ideología hipster de supuestos intelectuales o eco-progresista. Es decir, la avanzada capitalista despoja de todo cuanto puede a todos los que se dejan y a todos los vulnerables que no pueden defenderse.

Si seguimos la pista del capitalismo nos encontramos con tendencias nefastamente sutiles, por ejemplo, hay música refinada para gente supuestamente culta y música corriente de gente naca que no sabe reconocer la exquisitez de ensambles complejos y melodías extrañas. Sin embargo, esta música ahora es llevada a otras esferas al más puro estilo de Ángeles Azules & Ximena Sariñana, haciendo de la cumbia algo más universal, más vendible, más consumible, y claro, más costoso. Sin embargo, la banda sigue siendo de gente inculta o naca que no sabe reconocer los arreglos instrumentales, ni la superioridad de una música sobre otra.

Si nos fijamos en la comida, podremos notar que lo que se comía en las comunidades se ha vuelto comida artesanal de restaurantes caros, claro la materia prima es importada o producida por empresas exclusivas a costos elevados para los consumidores. Mientras que en los mercados esa comida sigue siendo para gente poco elegante, con escaso sentido del gusto, que sólo quiere satisfacer su hambre.

El absurdo es que mucha gente, que se mueve en su pequeño mundo color de rosa, piensa que ahora ya no se pasa hambre porque hay comida en abundancia. Y no se equivocan porque en el mundo capitalista hay mucha comida y de muchos lugares, pero es servida al que puede pagarla no al que tiene hambre y necesidad.

Si pensamos en el lenguaje, nos daremos cuenta de que la mayoría de las noticias y escritos son para una población, la misma a la que, hasta ahora, nos hemos referido, porque utilizan palabras, ejemplos y tecnicismos indescifrables o irrelevantes y banales, justificados como rating. Lo absurdo es que muchos corremos hacia los círculos políticos, religiosos o académicos, porque creemos que eso nos convertirá en gente brillante, famosa, superior, que ha dejado atrás a la masa ignorante, pero resulta que son prácticamente irreconciliables con la realidad y las necesidades de la gente pobre.

Estos ejemplos significan simple y llanamente que hay un mundo superior al que tú y yo no podemos acceder y si accedemos, no lo podemos comprender y valorar porque tenemos el sentido del gusto poco desarrollado y necesitamos, alfabetización, instrucción, buenos modales, refinamiento, para que por fin podamos evolucionar, progresar y civilizarnos. Claro, la evolución es cultural y la cultura que tenemos no está certificada por la cultura dominante del mundo capitalista, lo que automáticamente nos convierte en subdesarrollados, jodidos, pobres o como quieras llamarlo.

Todo esto viene al caso porque este tipo de mundos disparejos y verticales se recrudecen con las posturas llamadas “capitalistas neoliberales” que, principalmente, buscan Poder. Pero, ¿cómo podemos entender el capitalismo? Se puede decir que es una forma económica, política y cultural de ver y relacionarse con el mundo, que inició con el pensamiento moderno del siglo XVIII y que sigue hasta ahora de manera recrudecida. Hay capitalismo de todos los sabores, uno es el económico que domina el mercado, las maneras de producción, de extracción y de distribución. El fin de este tipo de capitalismo económico es enriquecer a quienes más riqueza tienen acumulada, porque simplemente son  quienes tienen los recursos para invertir en maquinarías e industrias “productivas”. Otro capitalismo es el cultural, al que ya nos referimos en la descripción anterior.

Bueno, hasta en los pecados religiosos hay pecados capitales, seguramente están reservados para los capitalistas.

Pues bien, el capitalismo económico ha concentrado los recursos adjudicándose el privilegio de decidir qué cosas se tienen que producir y qué cosas tienen que ser eliminadas. Claro que esta estructura tiene a su servicio el mercado dominante, para el que se forman mercadólogos que diseñan técnicas de persuasión que hacen los productos atractivos y necesarios para la gente. A su vez, las empresas utilizan los medios masivos de comunicación, la web y lo que se pueda, para promocionar y sembrar deseos. Y, finalmente, todo redunda en beneficio de los empresarios magnates que ya de por sí están podridos en dinero.

Junto a esta estrategia está otra muy necesaria, las reformas políticas que permiten la fluidez y el libre tránsito del capital. Para esto hay gente de sobra queriendo formar parte de la plantilla de políticos que recorren los partidos y los cargos, en un eterno retorno al poder, con el único objetivo de hacer posible los intereses de las empresas, para que así descienda el primer goteo monetario de estos magnates y llegue a sus bolsillos.

Al trabajo de estos políticos se le llama servilismo, lame botas, etc., porque las reformas e iniciativas que promueven están diseñadas para mantener a la clase empresarial en el poder económico y a ellos en el poder político. Todos los demás somos parte de los cimientos, los peones, los electores, los ciudadanos o clase popular, que soportan la estructura de privilegiados gandallas.

Es contra esta estructura política y contra estos capitalismos que el zapatismo chiapaneco se ha levantado y por eso que resulta importante hablar de su lucha, aunque ya mucho de ha escrito al respecto en serias investigaciones. No voy a decir nada nuevo, y desde lo que alcanzo a ver y a entender, considero que la lucha del EZLN es tan novedosa y actual frente al sistema tradicional político y económico de México, que siguen siendo la avanzada revolucionaria más orgánica que exista en nuestro país, si así se le puede llamar.

(Continuará…)

Las opiniones expresadas en la sección “Opinión” son responsabilidad del autor/a. En Manatí somos un sitio abierto a distintas expresiones.

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