Por Carlos Galeana / @CarlosGaleanaB
[mks_dropcap style=”square” size=”52″ bg_color=”#6b397d” txt_color=”#ffffff”]E[/mks_dropcap]scribir sobre tu vida puede llegar a ser complicado, más si aprovechas las hojas para contar cómo a los 17 años fuiste violada y preferiste guardar silencio por pensar que le harías daño a tu familia si decías lo que te había pasado.
Mi vida y mi rostro ante el VIH, es un libro que narra la historia de Colibrí García, quien considera que la discriminación es algo que le ha afectado más que el propio virus debido a que desde el primer minuto que fue diagnosticada, el trato hacia ella por parte de varias personas -incluyendo a los trabajadores del hospital- ha sido distinto.
Nadie quería acercarse a ella.
“Recuerdo que arriba de mi colchón, en el hospital, había un letrero donde se podía leer mi nombre completo y que tenía VIH con posible tuberculosis. En ese momento yo no sabía que estaba siendo discriminada; además, algunas enfermeras y personal de limpieza no quería acercarse a mí por temor a ser contagiadas”, cuenta Colibrí.
A pesar de que no se considera una escritora, las letras que quedaron plasmadas representan para ella un desahogo debido a que nadie sabía que en su vida tuvo que enfrentarse a muchos acosos.
“A mi me transmiten el virus a través de una violación, venía a cuidar a uno de mis sobrinitos, como cualquier domingo caminaba por el centro de Puebla; podría decir que el sujeto -que me acosaba desde la secundaria- me secuestra para violarme; me deja en un entronque y junto a otra persona me abandonan”, recuerda.
Su vida a partir de ahí cambió, prefirió guardar silencio por más de 7 años, ya que consideraba que al contarlo a su familia sólo les causaría daño; el secreto la estuvo matando poco a poco durante ese tiempo, ya que además de no poder superar aquella pesadilla, se enfermaba con frecuencia del estómago, gripe y bajaba de peso sin aparente razón.
“El mismo tiempo que estuve callada, fue lo que tardé para que me confirmaran que era portadora -de VIH-; la noticia la recibí junto a mi familia, a quienes les tuve que contar parte de mi historia; por cierto el único que no ha leído el libro es mi hermano, dice que por el momento no está interesando”, relata Colibrí.
A pesar de que tenía un poco de conocimiento de todo lo que significaba vivir con VIH, asegura que nunca pensó que la discriminación sería lo peor.
“Llegó un momento en el que pensaba que la discriminación me iba a matar, las personas se enteraron de mi diagnóstico y en algunos lugares no me querían atender o decían que esto me había pasado por “loca”, inventaban cosas de mi que no eran ciertas; yo no quería salir de mi casa”, destaca.
Considera que ahora ve la vida por el lado positivo y a través de su libro así como en sus actividades del día a día, espera que las personas reflexionen sobre el tema para que respeten a quienes lo porten.
“A las personas que aún están desinformadas sobre el tema, las invito a que se informen, tal vez piensen que esto nunca les pasará, pero algún día pueden estar en mi lugar; la información es básica.Si aprendiéramos a respetar la vida de cada quien, viviríamos mejor”
Actualmente Colibrí, se dedica a hacer manualidades para generar ingresos, además en cuanto tiene una oportunidad trata de platicar con más gente para prevenir el acoso hacia la mujeres, ya sea a través de foros o talleres.
Cabe destacar que en su libro, el cual puede ser adquirido a través de la editorial de la organización DEMAC, la autora describe las trabas que vivió para denunciar a su violador, la manera en la que este se suicida y cómo enfrentó sus miedos para poder plasmar su historia en unas hojas de papel.
Fotografía Pixabay
