La juventud en Puebla, población en el olvido

Jóvenes

Por Aranzazú Ayala Martínez de Lado B

Pese a que más de un millón y medio de personas jóvenes viven en todo el estado de Puebla –-casi el total de habitantes de la capital–, no hay indicadores para medir su situación en ámbitos como educación, salud, empleo y familia.

La falta de mejora en esos ámbitos es nula pese a la existencia de programas estatales establecidos en la administración de Antonio Gali Fayad. Un diagnóstico  del Consejo Estatal de Población (Coespo) reconocía la falla desde 2015, al señalar que aún quedaba mucho por hacer en favor de este “grupo de atención prioritaria”.

De acuerdo con cifras del Gobierno del Estado difundidas en el Plan Estatal de Desarrollo, la población joven representa 26.9% de toda la entidad y no existen políticas públicas específicas para atender las necesidades de los distintos grupos que integran la juventud.

La única atención que el gobierno da a este sector está en el Instituto Poblano de la Juventud y el Deporte, cuya oferta es de talleres y clases, algunos con costo

Ninguna de las cinco casas que proyecta el programa Casa Jóvenes en Progreso, lanzado por la actual administración, y a cargo del sistema DIF estatal, está terminada, pese a que el periodo para desarrollar el proyecto es de sólo un año.

Estos centros estarían ubicados en los municipios con mayor densidad de población, y se supone que ofrecerán talleres, cursos, pláticas de orientación y jornadas de salud gratuitos, en coordinación con otras instancias gubernamentales como SEP y Secretaría de Salud.

Aunque en teoría las casas están pensadas para “jóvenes”, cuya edad es de los 15 a los 29 años según el Plan Estatal de Desarrollo, el rango de edades que abarca el programa es mucho más amplio, pues contempla primera infancia y niñez, grupos que tienen problemáticas y necesidades totalmente distintas.

El propio coordinador del programa Casa Jóvenes en Progreso, Gerardo Cortés López, dijo en entrevista con LADO B que estas casas atenderán a personas de 0 a 29 años de edad.

La juventud y las organizaciones

Una de las pocas organizaciones locales que tienen como grupo de atención específico a la juventud es Servicios a la Juventud A. C. (Seraj), cuyo coordinador regional en Puebla, Daniel Conde Flores, señaló “la estigmatización con respecto a las juventudes” como una de las causas de que falten organizaciones de ese corte.

Por una parte, explicó, el gobierno no implementa acciones porque la idea que tiene es que en esa etapa las personas tienen “todo el potencial, y sólo necesitan echarle ganas”. Por otro lado, especificó, para el Estado “la juventud es una etapa de rebeldía en que no se quiere trabajar, no se quiere asumir las consecuencias y todos se guían por los impulsos”.

Aunque hay agrupaciones que tocan temas que atañen a los jóvenes, no necesariamente trabajan con enfoque de derechos y juventud: “No es lo mismo que tengas una población juvenil a que estés trabajando con jóvenes para reconocerse a sí mismos y hacerlos agentes de cambio desde donde estés”.

Según Conde los proyectos y programas gubernamentales pensados para la juventud siguen teniendo una visión adultocéntrica, es decir, pensada desde los adultos hacia los jóvenes.

Apenas en marzo de este año se creó el Consejo Consultivo Estatal de Políticas de Juventud en Puebla, aunque la figura estaba contemplada desde 2012

Los deportes, por ejemplo, no son lo único que necesitan, dice Daniel: también deben sus derechos, el derecho a fortalecer sus habilidades para conseguir empleo, a generar patrimonio propio, a prevenir su seguridad. Esas herramientas no se les están brindando desde las instituciones públicas, enfatizó.

La participación de los jóvenes en la política y toma de decisiones es aún escasa: apenas en marzo de este año se creó con 18 miembros el Consejo Consultivo Estatal de Políticas de Juventud en Puebla, aunque la figura estaba contemplada desde 2012.

Estefanía Camacho, integrante del Consejo Consultivo y delegada en Diálogos de Puebla, dijo que existe un problema al hablar de una sola juventud, porque es un grupo de edades muy amplias con realidades diferentes. En su opinión, es necesario pensar en cómo se trata a cada grupo de juventudes y sus respectivas necesidades.

De acuerdo con la socióloga Fabiola Baleón, quien investiga el tema de juventudes en la BUAP, el discurso es siempre que “a la juventud le faltan valores”.

En su opinión lo que le falta a la juventud no son valores sino “un proyecto sustentable que les brinde los herramientas para emanciparse”, y lo que ofrecen actualmente las instituciones mediante programas y talleres sigue en una línea asistencialista, basada en estereotipos.

Políticas públicas, en retroceso

En 2009 un grupo de organizaciones, entre ellas Seraj, junto con algunos legisladores, impulsó en el Congreso local la aprobación de la Ley de la Juventud del Estado de Puebla. En ella se reconoce a los jóvenes como sujetos de derecho y agentes de cambio, y ubica como entidad rectora del tema al Instituto Poblano de la Juventud.

Pese a ello, en 2012 se reformó al Instituto como parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y después se integró al Instituto Poblano del Deporte.

La reforma quitó autonomía y enfocó responsabilidades en dependencias federales, lo que se refleja en el actual Plan Estatal de Desarrollo del gobierno de Antonio Gali.

Si no se logra vincular a los jóvenes en la planeación y necesidades de estos lugares, va a suceder como con muchos otros espacios, que están ahí pero sin actividades ni población

El Eje 1, Programa “Jóvenes en progreso”, tiene como elemento vinculante el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), una estrategia federal en la cual el gobierno de Puebla basa sus acciones y programas no sólo en jóvenes sino también en la niñez.

En el caso de la violencia familiar, sexual y de género, la situación ha empeorado de 2015 a la fecha: Puebla recibió varias recomendaciones y una solicitud para activar la Alerta por Violencia de Género por la preocupante situación que viven las mujeres, y sobre todo las jóvenes que han sido el grupo de edad con más víctimas de feminicidio.

Otros de los programas que existen para jóvenes son de instituciones federales, como la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que organiza el concurso “¡Seguro Prosperas!” para impulsar a estudiantes emprendedores.

Tal concurso se hace en conjunto con la aseguradora AMIS, que aparece como parte central de los boletines de la delegación estatal de la dependencia, y que anuncia a la iniciativa como promotora de “la prevención del riesgo y los beneficios de contar con un seguro para estar protegidos ante los imprevistos que existen al iniciar un negocio”.

Ante este panorama, el coordinador regional de Seraj considera que, aunque en esta administración hay mayor inversión –específicamente en relación con la iniciativa de las Casas Jóvenes en Progreso– es necesario que se traduzca en acciones concretas: “Si no se logra vincular a los jóvenes en la planeación y necesidades de estos lugares, va a suceder como con muchos otros espacios, que están ahí pero sin actividades ni población”.

Este texto fue publicado originalmente en el portal Lado B. Manatí lo reproduce con la finalidad de informar a nuestra audiencia sobre este tema

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