El Convento de Huaquechula: La vida después del sismo

Huaquechula

aaa


Por Arturo Saavedra / @ArturoSaavedraR

Introducción

El 19 de septiembre de 2017, doce días después de que el sur de México fuera devastado por un terremoto de M 8.4, el centro del país fue víctima de un sismo más. Los dos eventos consecutivos destruyeron comunidades enteras, causaron cientos de muertes  y dejaron en bancarrota a miles de familias en las regiones más pobres. Sin embargo, una consecuencia trágica que ha sido generalmente obviada en la cobertura mediática fueron los severos daños que sufrió el patrimonio cultural de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Estado de México y Puebla.

El saldo de los terremotos es extremadamente triste. La mayoría de las viviendas vernáculas que aún existían se convirtieron en escombro. Iglesias de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX se derrumbaron ante la mirada incrédula de sus fieles. Haciendas, puentes y acueductos ignorados durante siglos finalmente se vinieron abajo. Incluso, decenas de inmuebles del célebre Centro Histórico de Puebla quedaron estructuralmente comprometidos. Por lo remoto de muchos de estos bienes y la conocida lentitud del aparato burocrático, podemos imaginar que pasarán años para que conozcamos la dimensión completa de estos daños.  Pasarán muchos más para que la mayoría de estos edificios sean restaurados y, lamentablemente, muchos otros sucumbirán por su cuenta antes de que la autoridad se plantee intervenirlos.

La historia, identidad y memoria están conectadas directamente al patrimonio edificado. Por siglos, comunidades y regiones enteras han resguardado con orgullo sus edificios históricos. Por estas razones, es nuestro deber mantenernos vigilantes de la acción de las instituciones sobre todos los inmuebles que fueron dañados por los sismos. Mientras exista una alternativa, no es justificable demoler un bien histórico y, aún cuando no exista, es responsabilidad del gobierno preservar la mayor cantidad de valores patrimoniales que éste resguarde.

El antiguo Monasterio de San Martín en Huaquechula es un caso de particular urgencia por su importancia extraordinaria, sus terribles afectaciones y la vulnerabilidad de su condición actual. A continuación, discutiremos las características de este conjunto y propondremos algunos criterios mínimos de intervención que permitan que las siguientes generaciones puedan disfrutar de este patrimonio invaluable.

Es justo ahora, antes de que se ejecute cualquier medida irresponsable, cuando debemos hacer lo que esté en nuestras manos para salvar lo que todavía  puede salvarse. En unos meses será demasiado tarde.

El Monasterio de Huaquechula: Antes del sismo

sss

Durante la época prehispánica, Huaquechula fue uno de los centros ceremoniales y nodos comerciales más significativos del Valle de Atlixco. Por eso, no es de sorprender que allí se haya establecido la novena fundación franciscana en el territorio que hoy corresponde al Estado de Puebla: el Monasterio de San Martín Caballero. Si bien la fundación se asocia al año de 1528, pasarían décadas para que el conjunto adquiriera su forma definitiva. Al igual que otros monasterios contemporáneos, el de Huaquechula fue producto de la adaptación que los frailes hicieron de los tratados europeos de arquitectura a las necesidades y retos que planteaba la evangelización de los habitantes del Nuevo Mundo.

Este monasterio pertenece a un grupo de once complejos considerados de segunda clase, entre los que se encuentran también Acatzingo, Atlixco, Calpan, Cuautinchán, Quecholac, Tecali, Tecamachalco, Tochimilco, Totimehuacan y Zacatlán. Son considerados de segunda clase porque a pesar de contar con dos pisos y ornamentación arquitectónica,  el tamaño de los templos es regular en comparación a los de Cholula, Huejotzingo y Tepeaca. La construcción fue terminada hacia 1580 bajo la dirección de Fr. Juan de Alameda. Según tradiciones orales locales, los constructores del monasterio pusieron a los habitantes del pueblo en una fila desde el Río Huitzilac hasta el sitio de obra, pasando piedras de mano en mano a lo largo de toda la cadena.

Aunque la secularización y subsecuente expropiación llevó al complejo a ser utilizado como cárcel y cuartel en distintos momentos de la historia, San Martín Caballero fue uno de los pocos  edificios monásticos del S. XVI que sobrevivió sin cambios significativos hasta bien entrado el S. XXI. El antiguo monasterio no solamente es un documento fundamental para entender la historia de Huaquechula y el Valle de Atlixco, es un símbolo vivo de la conquista espiritual y uno de los testimonios más relevantes sobre la historia del S. XVI en México.

El edificio contaba con atrio con muros almenados, vestigios de capillas posas, cruz atrial, capilla abierta, templo, claustro, huerto bardeado, surtidor de agua. El templo, el claustro y el huerto recuerdan la disposición de las tradicionales casas religiosas europeas. Sin embargo, las características del atrio con su cruz atrial, capillas posas y capilla abierta confieren a las construcciones en América originalidad y demuestran el gran ingenio que tuvieron los frailes en su acción evangelizadora.

Antes del sismo, el Monasterio de Huaquechula conservaba siete elementos patrimoniales excepcionalmente valiosos, así como cuatro características contextuales que le otorgaban valor como conjunto. Son los siguientes:

*Principales elementos patrimoniales*

1

Portada Por su decoración de estilo gótico isabelino.

2

Portería Por sus excepcionales relieves escultóricos.

3

Bóvedas del templo Por el diseño único de sus nervaduras.

4

Retablo mayor Por su antigüedad y las pinturas tempranas de Villalpando.

5

Capilla abierta Por su peculiar diseño ojival de dos plantas.

6

Claustro Por sus espacios internos y extraordinaria pintura mural.

7

Letrinas y vestigios Por ser evidencia del sistema hidráulico.

*Características contextuales*

8

Integridad Conservaba elementos  y disposición originales.

9

Volumetría Conservaba dimensiones y perfil semejantes a una fortaleza.

10

Extensión Conservaba su atrio original y barda almenada.

El Monasterio de Huaquechula, hoy

36563493953_b13ba8e316_c

El complejo se encontraba vulnerable después de algunos sismos que sobrevivió a lo largo de su historia, especialmente el terremoto de 1999. Por esta razón, el Monasterio de San Martín Caballero tuvo afectaciones muy severas con este último movimiento. El panorama es dramático: el templo quedó arruinado y el complejo entero presenta daños estructurales que comprometen su subsistencia. En su estado actual, el Monasterio de San Martín Caballero está pronto a derrumbarse, es un edificio inhabitable que supone un riesgo serio a las personas que se le acerquen.

De acuerdo a la apreciación que pudimos realizar desde el interior del templo y el perímetro del monasterio, consideramos que estos son los principales daños que sufrió el conjunto:

  • Colapso de las bóvedas del templo.
  • Colapso del coro.
  • Pérdida de la pintura mural del sotocoro.
  • Colapso de varios segmentos de la barda perimetral.
  • Severas fracturas a lo alto de la fachada principal del templo.
  • Fracturas en el segundo cuerpo de los cuatro muros del templo.
  • Desprendimiento y ruptura de la cornisa de la portada.
  • Aunque no son evidentes desde el exterior, se presumen daños estructurales en el claustro y la capilla abierta.

Es fácil observar que la situación es crítica. Entre las opciones que se considerarán para Huaquechula, seguramente predominarán las que impliquen la demolición total o parcial del conjunto. Incluso; podría posponerse la intervención, apuntalando algunos segmentos y dejando el monasterio en el abandono. Si bien podrían justificarse desde la perspectiva de la seguridad civil, cualquiera de estas alternativas representaría la pérdida irreparable de importantísimos valores patrimoniales que sobrevivieron al terremoto y que todavía son rescatables.

Retomando la tabla anterior, podemos clasificar los elementos más relevantes del Monasterio de San Martín de acuerdo a su nivel de afectación. El color rojo indica daños irreversibles que implican la pérdida del elemento patrimonial o característica contextual en cuestión. El color amarillo señala daños considerables, que requieren de intervención para evitar que se pierdan. Finalmente, el color verde corresponde a elementos o características que soportaron el sismo sin mayor afectación y conservan intacto su valor histórico.

*Principales elementos patrimoniales*

1

Portada Estructuralmente comprometida, desprendimiento de cornisa.

2

Portería Sin daños mayores.

3

Bóvedas del templo La mayoría se colapsaron, sobreviven las más cercanas al altar.

4

Retablo mayor Sin daños mayores.

5

Capilla abierta Probables daños estructurales.

6

Claustro Probables daños estructurales.

7

Letrinas y vestigios Sin daños mayores.

*Características contextuales*

8

Integridad El templo perdió sus espacios interiores originales.

9

Volumetría Sin daños mayores.

10

Extensión La barda perimetral tuvo diversas afectaciones.

Como podemos ver, el Monasterio de Huaquechula conserva la mayoría de los elementos y características que le hacen excepcionalmente valioso. Aunque muchas de las bóvedas del templo colapsaron y éste perdió su forma e integridad, el conjunto monástico mantiene atributos que justifican el esfuerzo que acarreará su reconstrucción. El principal desafío, así como uno de los factores más importantes que será considerado cuando se planteen las alternativas de intervención para el convento, es la dificultad técnica de estabilizar un edificio estructuralmente comprometido. ¿Cómo hacer habitable una construcción tan endeble?

¿Qué queda por hacer?

Existen en otras partes del mundo muchos antecedentes de conjuntos arquitectónicos en condiciones semejantes (dimensiones, materiales, pérdida de cubierta y daño estructural) que han sido satisfactoriamente restaurados. Incluso edificios con daños más severos que los del Monasterio de Huaquechula han recuperado su funcionalidad y mantenido sus valores patrimoniales mediante intervenciones audaces.  A continuación, presentaremos los cuatro casos análogos que consideramos más pertinentes, que nos pueden dar una idea general del destino que puede tener el conjunto si no nos dejamos llevar por el desinterés y la apatía.

Caso 1: Monasterio de Santa María de Palazuelos (Valladolid, España)

Cabero Edificaciones, 2002

Al igual que San Martín, este monasterio medieval sufrió el desplome de una de sus bóvedas y el fallo generalizado de la estructura de su cubierta. El inmueble también perdió uno de los pilares que sostenían las bóvedas de su nave sur. Ante esta situación, la Junta de Castilla y León contrató a Cabero Edificaciones para evitar la pérdida del inmueble histórico. La solución que propuso dicho despacho fue la construcción de un pilar de madera laminada en sustitución del original, sirviendo de apoyo a una nueva cubierta de madera.

En caso de que se consiga que los muros del Monasterio de Huaquechula conserven su función estructural, una solución como la de Santa María de Palazuelos podría hacer que el templo recupere su función. Con una cubierta construida con un material ligero y apoyada en soportes adicionales, el interior de la iglesia quedaría protegido y se recuperaría en gran medida la estética del conjunto.

Caso 2: Iglesia de Corbera D’Ebre (Tarragona, España)

Ferran Vizoso, Núria Bordas, Jordi Garriga, David Garcia, 1999-2011

La cubierta de esta iglesia del S. XVIII fue destruida durante la Batalla del Ebro. Asimismo, la fragilidad de su estructura hacía muy improbable que pudiera soportar una nueva techumbre. La autoridad responsable del inmueble determinó que era necesario mejorar sus condiciones sin ocultar los daños causados por la guerra.

La solución consistió en colocar una cubierta transparente de ETFE (un polímero de gran resistencia), la cual le permitió volver a ser ocupada como espacio público y aumentó su protección ante los factores atmosféricos. Para garantizar la estabilidad de la estructura, los pilares y arcos fueron reforzados con un sistema paralelo de carga. Una intervención poco invasiva como ésta recuperaría la habitabilidad del Templo de Huaquechula y conviviría armoniosamente con la bóveda que sobrevivió al sismo.

Caso 3: Convento de las Clarisas (Santa Fiora, Italia)

2TR Arquitectura, 2009

Tras décadas de abandono, este antiguo convento se encontraba en un estado deplorable: la mayoría de sus muros de mampostería estaban en serio riesgo de colapso y muchos otros se habían convertido en escombro. El principal criterio desde el que se diseñó el proyecto de intervención fue la autenticidad, no se contaba con el material original para reconstruir los muros y debía evitarse falsificar el edificio. Para restaurar el edificio, se reforzaron y complementaron los muros con mortero de cal hidráulica.

Este caso es pertinente porque muestra que incluso un edificio con problemas estructurales mucho más severos que los del Monasterio de Huaquechula puede ser rehabilitado usando  la tecnología adecuada. A falta de un dictamen sobre los muros de San Martín, es razonable esperar lo peor. Sin embargo, existen alternativas que pueden permitirnos conservar la estructura.

Caso 4: Monasterio de San Juan (Burgos, España)

2TR Arquitectura, 2015

El Monasterio de San Juan era un complejo monástico benedictino que llevaba muchos años en estado ruinoso. Al no tener cubierta, sufría los efectos de la intemperie y se mantenía infrautilizado. Encima, los muros que pudieron hacer soportado una nueva techumbre carecían de la solidez necesaria para hacerlo. El proyecto de intervención debía proteger las ruinas sin afectar la estabilidad de la estructura ni el perfil del edificio.

La solución consistió en nueva cubierta compuesta por un plano plegado que evoca la forma de las tres naves que tuvo la edificación. Esta techumbre parece “flotar” por encima de la ruina como una estructura independiente, evitando apoyarse en la estructura existente y minimizando el número de columnas. Un proyecto como éste nos permite observar que existen soluciones técnicamente sencillas para cubrir un edificio estructuralmente endeble. Aunque no es ideal para Huaquechula, es una alternativa viable a la demolición.

 Conclusiones

Mientras exista la capacidad técnica de rehabilitar el Monasterio de Huaquechula, la demolición no es una opción válida. Hemos constatado que los principales valores patrimoniales del conjunto sobrevivieron al terremoto del 19 de septiembre. El convento y la iglesia todavía poseen una importante significación religiosa para los habitantes de Huaquechula, además de ser un signo de identidad y fuente de ingresos para la región entera. Por estas y más razones, debe emprenderse un proyecto integral que ponga en valor este invaluable patrimonio cultural. Es prioritario rescatar el Monasterio de San Martín Caballero lo más pronto posible, antes de que el tiempo termine de destruir los tesoros que aún resguarda.

Como pudimos ver en los casos análogos, la rehabilitación no solamente es posible: es viable y necesaria. Existe la tecnología y el conocimiento para hacerlo. El costo, aunque elevado, es inmensamente menor al costo de oportunidad que implicaría dejar morir una edificación tan importante. La historia nos juzgará duramente si dejamos que la respuesta a esta crisis de nuestro patrimonio cultural sea la picota y el taladro. Si bien el sismo fue una catástrofe, debemos partir de la tragedia para reconquistar el patrimonio que tanto orgullo ha traído a los habitantes de Huaquechula y Puebla. Aún hay tiempo.




Créditos:

Paula Slim Tecuanhuey (Fotografías de antes del sismo)
Daniel Llerandi Estrada y Antonio Cazábal Castro (Fotografías de después del sismo)

También te pueden interesar...

0 0 votos
Article Rating
Suscríbete
Notifícame de
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
Ver todos lso comentarios
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x

¡Únete a la #ManadaManatí! Compártenos tu correo y pronto recibirás sorpresas. 

Newsletter