El mundo del priista “Meade”

Priistas por ojos

Por Abayubá Duché / @AbayubaDuche

Ya lo dijo Jesús Silva Herzog Márquez, “para Meade, México es un país bien bonito” y no se refería a las playas de Acapulco y Cancún, por cierto cada vez más amenazadas por la violencia creciente del sexenio. Y es que el comentario de Silva Herzog es relevante porque pone en evidencia la insensibilidad, arrogancia y cinismo del partido en el gobierno.

Está claro que vender un país de éxitos comerciales y estabilidad macroeconómica es la mejor vía que tiene el PRI para convencer al electorado mexicano de que la continuidad es la opción más racional en el marco de las elecciones del 1 de julio. Pero dejando los eufemismos de lado, presumir los resultados del gobierno federal no sólo choca sino que ofende. En las últimas semanas se han reproducido cientos de miles de spots que enaltecen los éxitos de la administración nacional, como la inversión extranjera directa, la reforma de telecomunicaciones,  el aumento a la formalidad laboral y las becas para estudiantes. Sin intentar demeritar ninguno de estos logros, vale la pena precisar una serie de cuestiones.

1.- Si bien la inversión extranjera directa rebasa los 171 mil millones de dólares en el sexenio (cifra histórica), la economía sigue creciendo al 2% en promedio, a pesar de las optimistas proyecciones de la unidad de planeación económica de la secretaría de hacienda, que en 2013 a cargo de Luis Madrazo, hoy asesor económico de Meade, se atrevía a decir que para 2018 estaríamos creciendo al 5% anual. Esto en gran medida por la bajísima inversión pública que cerró en 2.9% del PIB en 2017, la más baja desde 1939. No sólo crecemos a esas tasas mediocres, sino que el crecimiento es desigual. Mientras hay estados como Querétaro o Aguascalientes que crecen al 5% en promedio, otros estados como Chiapas consiguen tasas de 1%.

2.- México tiene casi pleno empleo, es decir que todo aquel que busca un trabajo en el país, suele encontrarlo, pero al gobierno se le olvida decir que 25 millones de personas en este ganan 5 mil pesos mensuales. Con eso deben mantener una familia, transportarse, comer, pagar por salud, por educación, por luz y por agua. En pocas palabras, los sueldos en México no alcanzan más que para sobrevivir. Y si nos vamos a las cifras de pobreza, nos encontramos que 54 millones de personas están por debajo del umbral de pobreza y 20 millones más están apenas por encima.

3.- En muchos países las becas han sido un gran incentivo para el desarrollo de innovaciones ¿por qué en México no lo sería? En realidad, las becas en México son más un muro de contención al desempleo que un incentivo para el desarrollo científico y tecnológico. Y cómo no, si el mercado ofrece, en promedio, sueldos de 6 mil a 8 mil pesos mensuales a egresados universitarios. Muchos de estos recién egresados invirtieron entre 520 y 980 mil pesos en sus estudios superiores. Por otro lado, estudiar un posgrado incluido en el Padrón Nacional de Posgrados de calidad del CONACYT (que no necesariamente son de mucha calidad) otorga becas de 11 mil pesos mensuales para estudios de maestría y 14 mil para estudios de doctorado. Y aclaro, en principio subsidiar la educación es una idea que protejo, siempre y cuando esto implique un beneficio social, económico y hasta político para el país. Tristemente, los estudios de posgrado en México tienen un mínimo impacto productivo.

Nos quedamos con la reforma de telecomunicaciones que introdujo más competencia, sobre todo en los servicios telefónicos. Aunque un gran logro tampoco es, México sigue teniendo una de las tarifas más altas del mundo en telecomunicaciones.

Si además agregamos la violencia, que está en su punto más alto desde que es medida (superando incluso el sexenio de Felipe Calderón), la corrupción obscena que no para (la última: en el informe de la Auditoría Superior de la Federación nos encontramos con que no se sabe el destino de mil millones de pesos que iban para el aeropuerto) encontramos con un cóctel fulminante para el país. Aún así, los priistas, encabezados por Meade, ven a México a través de los ojos de algunas calificadoras internacionales y no del de la gran mayoría del país.

 

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