El velo de la ignorancia en la peatonalización de Puebla

peatonalización puebla

Por Espacio Público FFyL

John Rawls, un filósofo estadounidense, propuso hace ya algunas décadas un experimento mental que, según su teoría, nos ayuda a dilucidar cuál es la naturaleza de la justicia. Históricamente, los filósofos han propuesto este tipo de experimentos para imaginar definiciones, conceptos, argumentos, premisas. En la Edad Media, por ejemplo, William of Ockham propuso un experimento a partil del cual él desarrolla su teoría sobre la naturaleza de algunos de nuestros pensamientos y, en particular, de nuestras representaciones mentales.

Platón también tiene un famoso experimento mental conocido como el experimento de la cueva. John Rawls propuso un experimento mental que conocemos como El velo de la ignorancia. Este ejercicio dice lo siguiente: imaginemos que un gran grupo de personas viviera fuera de esta tierra (supongamos, en las nubes) donde no es necesario comer, vestirse, ir a la escuela, trabajar, hacer política, etc. En las nubes todas estas personas son iguales y no tienen necesidades, viven felices como los ángeles. Pero no todo es eterno. Un buen día, alguien les informa que deben bajar a la Tierra, donde es necesario comer, vestirse, ir a la escuela y trabajar. Además, en la Tierra, todos los miembros de este grupo de personas perderán su igualdad. En la tierra algunos serán mujeres y otros hombres; unos niños y otros ancianos; unos blancos y otros negros; unos ricos y otros pobres; unos tendrán capacidades diferentes. Finalmente, imaginemos que ninguno de los miembros de este grupo de personas podrá elegir qué papel jugará en la Tierra; es decir, nadie podrá elegir ser rico o pobre, hombre o mujer, niño o anciano. Sin embargo, los miembros de este grupo de personas podrán opinar sobre cómo debe estar organizada la Tierra para la mejor convivencia de todos ellos. En este escenario, pregunta J. Rawls, ¿los miembros de este grupo preferirían una organización en la que los pobres no puedan dejar de ser pobres, o las mujeres no puedan caminar por las calles libremente como los hombres, o las personas con capacidades diferentes no puedan ni salir de sus casas? O bien, ¿los miembros de este grupo preferirían una organización en la que los pobres siempre tuvieran la oportunidad de dejar de ser pobres, las mujeres siempre pudieran caminar libremente por las calles para llegar a sus trabajos, y las personas con capacidades diferentes pudieran salir de sus casas con toda libertad?

Intuitivamente, dice Rawls, los miembros de aquel grupo elegirían la segunda de estas opciones, pues ninguno de ellos sabría qué rol va a jugar en la tierra. Para todos sería muy injusto encontrarse en una comunidad en la que no todos sus miembros pudieran ejercer su libertad y no todos tuvieran las mismas oportunidades para satisfacer sus necesidades cotidianas. En otras palabras, bajo el velo de la ignorancia, podemos imaginar que una comunidad justa es aquella donde hay libertad y equidad.

En algún momento del proceso por el cual se acordó que algunas de las calles del centro histórico de la ciudad de Puebla sean utilizadas para realizar una prueba piloto de semi-peatonalización, nos encontramos en una situación parecida al experimento mental propuesto por J. Rawls. Me refiero al momento en el cual los miembros de una parte de nuestra comunidad nos reunimos en las mesas de trabajo dispuestas por el Municipio a petición de la sociedad civil organizada para opinar sobre cómo queremos que se estructure una parte del espacio público del Centro Histórico. En este espacio público no todos somos iguales, pues cotidianamente transitan niños, ancianos, mujeres, hombres, personas con discapacidad, conductores de coches y bicicletas. En estas mesas, pudimos tratar sobre condiciones de equidad, es decir, sobre justicia. ¿Acaso la propuesta de peatonalizar consiste en tener un uso equitativo del espacio público en el Centro Histórico? ¿Acaso la peatonalización de la zona en cuestión permitirá a todos satisfacer nuestras necesidades cotidianas libremente siendo diferentes?

La respuesta, según estudios internacionales y nacionales, es afirmativa, pues en principio debemos observar que a pesar de que solo el 30% de la población en México utiliza coches privados para trasladarse cotidianamente en una ciudad; el 80% de los recursos públicos son invertidos en la infraestructura para este tipo de medio de transporte,  mientras que un escaso 20% de tales recursos se utiliza para invertir en ciclovías, transporte público o banquetas, es decir, para construir la infraestructura que el 70% de la población utiliza cotidianamente para trasladarse en una ciudad. En otras palabras, el modo en el que se hace inversión pública en México hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Estamos aquí, usando a Rawls, frente a un acto de patente injusticia.

De acuerdo con la experiencia que se tiene al implementar calles peatonalizadas en México y en el mundo, resulta que éstas son más seguras, pues los peatones se cuidan entres sí viéndose a los ojos, caminando juntos. Una calle peatonal permite ejercer la libertad de tránsito de todos nosotros, sin miedo y sin peligro. Además, estas calles resultan amigables para las personas con capacidades diferentes dada la amplitud del espacio. Las calles peatonales permiten a este grupo poblacional ejercer también su libertad de tránsito. Por otra parte, estas calles permiten establecer espacios lúdicos para los niños y que las artes ocupen un lugar en nuestra vida cotidiana. Los restaurantes y tiendas también se benefician con la peatonalización de calles, ya que a los transeúntes se les facilita detenerse para comprar y observar los aparadores. Los hoteles se benefician porque el ruido se reduce y para un turista es más cómodo conocer un lugar caminando sin el peligro de que un coche lo atropelle. Las calles peatonales benefician al medio ambiente pues hacen posible colocar arboledas, las cuales purifican el aire y también reducen el ruido y el calor. Luego, ¿por qué aquí en Puebla solo logramos conseguir una prueba piloto para semi-peatonalizar?

En la ciudad de Puebla, ocurrió lo que Rawls trató de evitar al proponer El velo de la ignorancia, es decir, que al proponer alguna forma de organización social una de las partes involucradas en el acuerdo lograra establecer un orden que coincida con ciertos modos de vida actual y con ciertos intereses reales. Así, al principio, fueron los empresarios dueños de estacionamientos, restaurantes, hoteles y tiendas quienes se opusieron a la prueba piloto apelando a la idea según la cual, al aplicarse tal proyecto sus intereses reales y modo de vida actuales resultarían excluidos. Fue entonces que, en esta primar etapa, varias organizaciones civiles y colectivos nos unimos para presentar nuestra perspectiva y oponernos a la cancelación del proyecto. Gracias a la organización de la sociedad civil se logró que se establecieran algunas mesas de trabajo en las que todas las partes involucradas pudimos presentar nuestros puntos de vista.

Las mesas de trabajo no fueron del todo mesas de trabajo, sino foros, donde pudimos escuchar a varios especialistas hablar sobre peatonalización: urbanistas y arquitectos. A partir de la información vertida en estos foros, el grupo de empresarios opuesto al proyecto comenzó a relajarse y a juzgar su propio punto de vista. A esto ayudó también, creo, que los miembros de la sociedad civil organizada asistimos a estas reuniones y ahí pudimos presentar nuestras ideas. En general, las razones y evidencias en favor de este proyecto mostraron que incluso los empresarios podrían esperar ganancias mayores al peatonalizar la calle en la que se encuentran sus comercios, restaurantes y hoteles.

La primera mesa fue un desastre para la sociedad civil, la segunda fue menos dura, en la tercera los empresarios declararon que estaban de acuerdo, pero no del todo. A partir de estos foros se realizaron mesas de trabajo a las que solo asistieron empresarios para hacer modificaciones al proyecto. A estas alturas, los miembros de la sociedad civil y algunos miembros del Municipio estábamos dando por ganada la batalla, pues las modificaciones que se hicieran, supusimos, estarían basadas en principios técnicos. Sin embargo, en estas mesas de trabajo, el municipio accedió a modificar el proyecto original para convertirlo en un proyecto de prueba piloto para semi-peatonalizar algunas calles del Centro Histórico. Este nuevo proyecto, obedece a la idea según la cual los coches sólo podrán acceder a los grandes estacionamientos si forman una larga fila recta. Esta modificación no tiene un principio técnico, pero a los dueños de estacionamientos les pareció muy conveniente.

El proyecto original de peatonalización permitía la entrada de coches a los grandes estacionamientos mediante las calles transversales, lo cual, según principios técnicos haría más fluida la situación. El proyecto original no era excluyente. Las modificaciones que se hicieron no están basadas en criterios técnicos, sino que fueron modificaciones aceptadas para no perder lo ganado frente al miedo al cambio. En efecto, este proceso dejó ver que tenemos en Puebla un grupo de empresarios que teme profundamente al cambio, así como también a aceptar que un proyecto municipal sea congruente con criterios técnicos y científicos.

Sin embargo, este proceso también dejó ver que mediante el diálogo podemos ponernos de acuerdo y cambiar algunas de nuestras ideas. Finalmente, este proceso nos dejó ver con mayor claridad, cuán necesario es comenzar a utilizar de manera equitativa los recursos públicos.  Si aplicáramos el velo de la ignorancia en este ejercicio, todos elegiríamos un mejor sistema de trasporte público, la construcción de ciclovías, el mantenimiento y ampliación de banquetas, pues esta inversión fundaría un orden más equitativo. La peatonalización de la zona en cuestión permitiría a todos satisfacer de manera libre las diferentes necesidades cotidianas de quienes habitamos y visitamos el Centro Histórico de la ciudad.

 

Los textos publicados en la sección “Opinión” son responsabilidad del autor/a y no necesariamente reflejan la línea editorial de Manatí.

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