Puebla: los medios al servicio del poder político

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ERNESTO AROCHE | LADO B

“Ya compórtense equitativamente señores de los medios. A la prensa lo que le hace falta es ley de propaganda gubernamental, no más bajezas que estamos viendo. En la última semana todo es generar una percepción de mayoría. Transitamos por un proceso electoral inequitativo, órganos electorales controlados, dinero público y privado, un control mediático enorme, enorme”.

Es 25 de junio de 2018, cierre de la campaña electoral a la gubernatura de Puebla, y el que habla es Luis Miguel Barbosa, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES) en una entrevista en el canal de Grupo Imagen Puebla. Rafael Moreno Valle, ex gobernador poblano, ha impulsado a Martha Erika Alonso Hidalgo, su esposa, como su sucesora para consolidar su cacicazgo político en el estado.

Y es, como dice Barbosa, una elección en la que la mayoría de los medios en Puebla se han alineado en torno a la candidata de Moreno Valle, y han atacado una y otra vez, con razón y sin ella, al candidato de Morena. Pero no es una práctica novedosa.

En 2010, en la elección que llevó a Moreno Valle a la gubernatura, el entonces candidato panista enfrentó el sistema de medios que se volcó en torno al PRI.  El caso más vergonzoso del periodismo poblano en aquella elección fue la transmisión de un video falso, en donde se “veía” a Rafael Moreno Valle en una fiesta homosexual.

“El periodismo en Puebla está subyugado al poder político, mientras el sistema siga siendo tan discrecional que el poder público pueda repartir los millones de que reparte es muy difícil que esto cambie, es demasiado dinero”, sostiene Juan Manuel Mecinas, doctor en derecho por la Universidad Complutense y académico del CIDE y la UDLAP.

“Se adapta al poder independientemente de las siglas”, puntualiza Francisco Rivas, corresponsal del diario Reforma. “Recuerdo que al término del sexenio de [Mario] Marín, pasada ya la elección y sabidos todos que Moreno Valle había ganado, había muchos medios que durante la campaña se le fueron encima y que parecía que iban a terminar marginados, pero no sucedió nada. Moreno Valle usó ese grupo de medios, los controló para difundir a su gusto sus acciones de gobierno”.

El accidente de helicóptero del pasado 24 de diciembre en el que murieron la gobernadora y Moreno Valle rompió la correa de sujeción del periodismo y cambió la narrativa del poder, o más bien los nombres del poder.

En este año durante la interna de Morena para definir al candidato los medios morenovallistasse alinearon en torno a Luis Miguel Barbosa y se lanzaron sobre su principal contrincante, el senador Alejandro Armenta. De acuerdo con fuentes cercanas a Barbosa, fue una acción motu propio de los medios y no ha habido, hasta el momento, pago de publicidad.

“Hay buen periodismo, pero no libertad de expresión”

“Hay buen periodismo en Puebla, pero lamentablemente no hay libertad de expresión”, dice tajante Carolina Fernández Galindo, directora general del periódico El Popular. “Creo que sí hay mucho talento, buenas plumas y periodistas, pero desgraciadamente el periodismo no se ejerce cómo se debería”.

Esa libertad, dice Fernández, la secuestró el poder político a través del control que ejerce mediante la publicidad oficial: “Falta una regulación y falta mucha unión en el gremio periodístico. Tal vez, si la hubiera podríamos lograr esa regulación o lograr cambios, pero veo que cada quién jala por sus intereses propios. Y del otro lado el control que siempre quiere ejercer el poder. Ellos quieren controlarnos y nosotros que nos estamos dejando, o estamos siendo muy laxos”.

El exgobernador Mario Marín inyectó a los medios durante su sexenio mil siete millones de pesos, casi medio millón diario. Moreno Valle superó a su predecesor al reportar un gasto no menor a 1, 232 millones de pesos. Con lo que invirtió en las elecciones intermedias de 2014, el año de más gasto, se habrían construido hasta dos casas de interés social por día.

Esos datos se traducen en el trabajo diario de muchos colegas del estado. El anonimato es la condición de uno de ellos, que trabaja en un periódico impreso que vive al amparo del poder, para hablar en este reportaje.

“La relación económica que el gobierno mantiene con el periódico en el que trabajo determina la línea editorial casi completamente. Si un político opositor hace una denuncia contra el gobierno, simplemente no se publica, por más relevancia que ésta posea. Si un portavoz del gobierno pide, como un favor, que la portada del periódico del día siguiente sea un simple boletín, el boletín ocupa el espacio solicitado. A veces, también, las órdenes de información que se nos reparten plantean el golpeteo político contra aquellos que, en ese momento, pueden formar parte de la oposición al gobierno”, dice.

Para encontrar espacios para hacer periodismo, dice, debe leer los momentos políticos, periodos en los que hay menos en juego y la censura afloja.

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