Realizan ‘quema’ simbólica de autoridades por feminicidios en Puebla

Protesta Fiscalía

STAFF MANATÍ | @ManatiMX
Fotografías: BRENDA PALACIOS |
@bgpalacioss

La vehemencia del fuego desbarató en segundos aquellos rostros. Y el primero en arder fue el del gobernador Miguel Barbosa Huerta. Su imagen estaba adherida a un pequeño saco que durante un rato sostuvo una de las manifestantes que acudieron a la protesta realizada este miércoles 26 de agosto a las puertas de la Fiscalía General del Estado (FGE).

No lo reconocemos como nuestro gobernador, porque él no reconoce todo lo que las mujeres recibimos en Puebla, porque él sigue minimizando la violencia al igual que esta Fiscalía!, gritaba por el altavoz que sostenía con la otra mano.

Y luego el saco —o el rostro— fue a dar a un pequeño cazo en torno al cual estaba congregada una multitud expectante de setenta personas, la mayoría mujeres que participaban en la protesta, y el resto fotógrafas y reporteros que estaban allí para cubrirla.

Fotografía: Brenda Palacios

Era una protesta contra los feminicidios, pero también una protesta contra la impunidad. Contra el olvido. Contra la Fiscalía. Contra los feminicidas. Contra los jueces. Contra los policías. Contra las autoridades.

En medio de la multitud sobresalían carteles con rostros y consignas. Un relato de crímenes reunidos en pancartas: el rostro de Angie Michelle, el nombre de Mara Castilla, la última fotografía de Ingrid Aremis.

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El primer saco se deshizo en poco tiempo y de la foto sólo quedó un amasijo cenizo de papel y tela carbonizada.

A ese le siguió uno más: el rostro del rector Alfonso Esparza Ortiz, adherido, como el primero, a un pequeño saco de tela relleno que se deshizo inmediatamente después de que otra de las manifestantes rociara sobre él un chorro de alcohol.

Fotografía: Brenda Palacios

El cazo humeaba febrilmente y, altavoz en mano, otra de las manifestantes acusaba al rector de encubrir todas las denuncias por casos de acoso registrados en preparatorias y unidades académicas de la BUAP.

A esos dos primeros sacos —o rostros— le sucedieron una multitud de rostros más: rostros de probables feminicidas, rostros de feminicidas vinculados a proceso, rostros de feminicidas sentenciados.

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Y a ese conjunto de rostros —o a ese saco— convertidos en cenizas le sucedió un último: un saco que simbolizaba a todo el cuerpo de la policía.

Cuando las cenizas ya reposaban en el fondo del cazo, dos manifestantes enrollaron las puertas de la Fiscalía con una cadena gruesa, y sellaron el encierro con un letrero de clausura.

Fotografía: Brenda Palacios

En ese instante, comenzó por el altavoz una versión adaptada de La puerta negra: “¡Ya está sellada con tres candados y remachada la Fiscalía! (…) Pero los polis ni Fiscalía van a poder con nuestra manadaaaaaa… Porque la Fiscalía es la culpable que tú por dentro estés llorando. Tú a mí me tienes y yo te tengo, la Fiscalía sale sobrando”.

Fotografía: Brenda Palacios

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