Marco Oliver Rodríguez

Un menú nada chido

me provoca un conflicto terriblemente amargo que existan más de trescientas mil palabras/conceptos diferentes en nuestro idioma, tantas opciones lingüísticas para interpretar el mundo que experimentamos y ocupemos muy pocas de ellas.  Aderezamos nuestro discurso diario con florituras como: “chido”, “neta”, “huevos”, “güey”…

"Mirreyes" de once años en el café de la sirena

No permita, que un niño aprenda sus antipatías y mañana sea un “lord” o una “lady” más que piensa que el mundo está a sus pies y que puede comprarlo deslizando un plástico, que cree que el tono de piel es elemento de métrica social y utilice “asalariado”, “gato” o “naco” como apelativos

"Mirreyes" de once años en el café de la sirena

No permita, que un niño aprenda sus antipatías y mañana sea un “lord” o una “lady” más que piensa que el mundo está a sus pies y que puede comprarlo deslizando un plástico, que cree que el tono de piel es elemento de métrica social y utilice “asalariado”, “gato” o “naco” como apelativos