Amenazó con la represión, como si fuera titular de Gobernación o jefe de la Policía Federal. Y ahora que hay, al menos, seis personas muertas y decenas de heridos en Oaxaca, esconde la cabeza como buen represor.
Porque la vida y dignidad humana no pueden subyugarse a ningún mecanismo impersonal, la invitación está en seguir defendiéndolas aún cuando el actual escenario social no muestre un horizonte esperanzador.
No es cierto, por mi que sigan los ataques, pero no de la manera que algunas personas lo están haciendo, por ejemplo, criticando el color de piel, la vestimenta de su esposa o diciendo que no es de Oaxaca. ¿Por qué?
Durante la defensa territorial han buscado a las instancias de gobierno solicitando apoyo, sin obtener una respuesta adecuada, por esta razón piden apoyo para recuperar lo que se les ha arrebatado.