Un menú nada chido
me provoca un conflicto terriblemente amargo que existan más de trescientas mil palabras/conceptos diferentes en nuestro idioma, tantas opciones lingüísticas para interpretar el mundo que experimentamos y ocupemos muy pocas de ellas. Aderezamos nuestro discurso diario con florituras como: “chido”, “neta”, “huevos”, “güey”…