El siguiente cuento nace de dos cosas. La primera, la conmemoración de la Guerra Civil española. Suceso complejo y trágico que a inicios del Siglo XX, en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, marcó los destinos y la historia de diversos lugares y personas, tanto de Europa como de América Latina. La segunda, una canción que el cantor chileno Víctor Jara, asesinado por el fascismo, popularizó. La canción se llama “La hierba de los caminos” y solía cantarse por obreros y campesinos que resistían el embate del franquismo en las trincheras.
“La hierba de los caminos, la pisan los caminantes…
La hierba de los caminos, la pisan los caminantes…
Y a la mujer del obrero la pisan cuatro tunantes de esos que tienen dinero.”
Hoy sentado sobre el lodo y sin saber muy bien que es lo que hago aquí, recuerdo aquellas estrofas que mi padre cantaba al lado de mí cuando decidió llevarnos las trincheras. Desde pequeño escuché un sin fin de historias maravillosas, que por momentos me sonaban irreales. Papá contaba que en la República todos los hombres eran iguales, que la Patria al fin recibiría lo que merecía y que nosotros como pobres tendríamos nuestra recompensa. Papá sembraba la tierra, formaba parte de un grupo de hombres que siempre me parecieron admirables, tenían la costumbre de despertarse antes que el Sol y dormirse después de que él se fuera, siempre iban ganándole.
Un día Papá llegó devastado porque los señores que eran dueños de sus fincas, (aunque nunca pusieran una mano en ellas) le habían dicho que lo necesitaban en las minas. Para Papá era muy arriesgado, pero tuvo que hacerlo. Me dejó acompañarlo hasta la entrada, ahí había una mesa donde pedían a Papá que pusiera todas sus pertenencias, incluyendo las pocas monedas que cargaba, ellos las tomaban y la ponían sobre un artefacto algo extraño, creo que servía para pesar, sus ojos brillaban malévolamente al ver como las monedas caían, y se frotaban las manos y reían y reían…
“Los señores de la mina se han comprado una romana,
Los señores de la mina se han comprado una romana,
Para pesar el dinero que todita la semana le roban al pobre obrero…”
Después de la experiencia en la mina Papá volvió a su Tierra. Siempre me sorprendió como trataba a los vegetales que plantaba. Recuerdo con alegría sus manos acariciando aquello poco que teníamos y que él siempre agradecía bendiciendo la Tierra y contándome historias sobre ella y su sabiduría. Un día los mismos señores malos llegaron por el camino a exigirle a mi Papá que les diera sus tomates, ellos los metieron en sus camiones y se los llevaron, Papá no pudo hacer nada más que llorar, volteo a verme y lloraba y lloraba…
“Que culpa tiene el tomate, que esta tendido en la mata,
Que culpa tiene el tomate, que esta tendido en la mata,
Si viene un hijo de puta y lo mete en una lata y lo manda pa’ Caracas…”
Una vez le pregunte a Papá porque si Dios existía permitía que este tal señor Francisco del que tanto hablaban todos ahora ( y que tanto odiaba, lo odiaba porque decía que quería dar un Golpe, yo creí entonces que tal vez ese señor había golpeado a alguno de sus amigos ) estuviera destruyendo España. Papá no supo que contestar y sin embargo al darme el fusil que ahora cargo y la boina que traigo en la cabeza, igual me dio un crucifijo y me dijo que nunca estaba de más creer en algo…
“Cuando querrá el Dios del Cielo, que la tortilla se vuelva…”
Ya ha pasado mucho tiempo desde entonces. Papá murió fusilado hace un año en un campo cerca de Asturias. Yo sigo aquí, entendiendo cada vez más lo de este tal señor Francisco y lo del peligro que representa para mi Patria, una Patria que sospecho, entrara en una etapa muy negra en su historia. A pesar de todo aún hay algo que me motiva a luchar, y a lo lejos ya cansado escucho la voz de todos en la trinchera…
¡NO PASARAN¡
La historia tiene una severa inconsistencia ya que la canción fue compuesta muchos años después de la guerra civil española, de hecho fue publicada por primera vez en Suecia en 1964, es decir 25 años después de finalizada la guerra. De hecho el autor de la canción, Chicho Sanchez Ferlosio, nace en 1940, es decir un año después de finalizada la guerra civil.