Desde 2009, el arzobispo de Oaxaca fue informado de la existencia de al menos 45 niños de la sierra mixteca que habían sido abusados sexualmente por el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández. Diez padres también lo denunciaron y fueron sancionados y perseguidos. La jerarquía en Oaxaca aplicó la misma medicina: la sistemática protección y encubrimiento a los abusadores.