Por Raúl Rodríguez Brito de Plumas Progresistas
Ya se acerca la Copa Confederaciones y por consiguiente, la Copa Mundial de la FIFA, ambas con Rusia como su anfitrión. A quienes admiramos y gustamos del fútbol esto es una fiesta, es emoción, pasión y muchas cosas más, sin embargo, casi siempre vemos únicamente la parte “bonita” de estos eventos: los partidos, la emoción y todo lo relacionado únicamente al deporte.
Sin embargo no todo es color de rosa , ya que en la mayoría de las ocasiones dejamos de lado la parte oscura de los mismos, la construcción y/o modificación de las instalaciones en que se llevarán a cabo los partidos y/o eventos y los riesgos que ello implica.
Lo realmente preocupante del asunto son las condiciones precarias en las que las personas llevan a cabo las actividades y es que hay que reconocerlo, estas aceptan estos trabajos con social dumping debido a que no tienen otra opción. Necesitan el dinero para mantenerse y en algunos casos, para mantener a su familia
Primero que nada, debemos saber que el social dumping es un delito económico que consiste en la utilización de medios ─en este caso personas─ a base de explotación y bajos salarios, con la finalidad de rebajar los costos laborales de producción. Es decir, es un tipo de explotación laboral en el cual los trabajadores prácticamente son esclavizados y reciben una percepción monetaria muy baja, arriesgan su salud física así como sus vidas ─pues no les garantizan un seguro─ por el mísero sueldo que reciben, pues están forzados a terminar las obras en un plazo determinado, sin importar si durante ese tiempo es la canícula, llueve, nieva, hay tormentas, temperaturas exageradas o lo que sea que haya, estos deben de seguir trabajando y finalizarla a tiempo.
Un claro ejemplo de esto es que recientemente, la ONG Human Rights Watch emitió un informe en el que afirmaba que 17 trabajadores han muerto durante los preparativos para el mundial de fútbol a efectuarse el próximo año. Sin embargo, para los organizadores y quienes contrataron a los trabajadores, esto no les importa, al contrario, presionan a los trabajadores que aún siguen con vida a trabajar contrarreloj a fin de agilizar las labores y que las instalaciones queden listas para el día de la inauguración.
De igual manera, los trabajadores, además de ser violentados físicamente, lo son psicológicamente ─en primer lugar debido a la presión sufrida para finalizar las instalaciones, y en segundo lugar porque son obligados a callar estos abusos ya que de lo contrario, sufrirán alguna represalia─ y hasta monetariamente, pues se ha llegado a saber, que aunque terminen las obras en tiempo y forma, no siempre son recompensados con la cantidad establecida desde un principio, así como también en ocasiones, existe demora en el pago de sus prestaciones, llegando incluso a no concretarse el pago.
Y es que esta es una gran problemática ─en este caso─ para organizaciones como la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) y el COI (Comité Olímpico Internacional) ya que como afirma la ONG, surge esta problemática debido a la falta de vigilancia, prevención y solución de los problemas por parte de los organismos internacionales.
Si bien es cierto, el resguardo de los derechos humanos y laborales debe corresponder en primer lugar a la empresa contratista y en segundo al estado en que se lleven a cabo estas actividades, estos organismos deben tener el ojo bien puesto sobre las construcciones y vigilar rigurosamente el estricto cumplimiento y resguardo de los derechos de las personas que laboran en la obra.
Realmente no logro comprender como es que en pleno Siglo XXI se sigan llevando a cabo este tipo de prácticas esclavistas, en las cuales a las personas se les ve como un simple objeto y por lo único que valen es por su “precio” o “costo de producción”; es increíble el grado de deshumanización al que ha llegado el hombre; sin embargo, no puedo asegurar que exista una solución para erradicar o prevenir esta problemática, desgraciadamente existió, existe y muy probablemente seguirá existiendo en tanto exista demanda por estos riesgosos trabajos.
Lo que sí es un hecho, y lo puedo asegurar, es que se podría dar el caso de que las empresas contratistas lleven a cabo contratos colectivos con los trabajadores o les otorguen mejores condiciones laborales, así como que se comprometan con ellos a fin de asegurar su bienestar y erradicar la transgresión de sus derechos humanos, lo único malo es que sabemos que esto únicamente es un sueño guajiro.