Por Jorge Suárez / @Muurdoc
Casi nunca escribo sobre cuestiones de política, no por indiferencia, sino por la incredulidad que han generado en mí el abuso de poder y la corrupción cínica de nuestros gobernantes y representantes. Sin embargo creo que ahora es un buen momento para hacerlo debido a los últimos acontecimientos suscitados en este país, en los que se comienza a entramar un plan que pareciera ser sacado de alguna famosa película de Hollywood. Pero no, en realidad estamos hablando de la situación política de México y sí, ya sé, no me van a bajar de conspiranoico pero es que todo encaja perfectamente.
Todo comienza con las acusaciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra Rafael Márquez –el eterno capitán de la selección Mexicana– y Julión Álvarez –conocido cantante de música banda– de lavar dinero del narcotráfico. Si lo vemos desde un punto de vista en el que estamos hablando de un país futbolero donde su población reza para que la selección nacional pase al famosísimo quinto partido del mundial, y publican la noticia de que no solo uno de los pilares del equipo, sino el líder y capitán de nuestra selección, está ligado al narcotráfico, estamos hablando de algo “verdaderamente serio” para la mayoría de esta población.
Tampoco olvidemos a Julión, este “simpático” cantante de uno de los géneros más escuchados y con gran influencia en México: La banda. ¿No les parece que aquí hay gato encerrado y un posible trasfondo que no todos están considerando?
Sé que es muy pronto para hablar de conspiraciones pero es que esto apenas comienza.
Como era de esperarse, la noticia tuvo impacto nacional e internacional, no solo por lo delicado de las acusaciones, sino por la bofetada de Estados Unidos a las autoridades mexicanas que no tardaron ni una hora para eliminar las fotografías del presidente Enrique Peña Nieto con Julión nomás por si las dudas, suponiendo que no nos dimos cuenta de otra prueba más de incompetencia e ineptitud para dirigir los “esfuerzos” en contra de la corrupción por parte de nuestro gobierno.
En fin. Después de eso, otro bombardeo de notas por parte de los medios con la noticia de que Raúl Flores Hernández, alias “El Tío” –identificado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como uno de los principales narcotraficantes en México y detenido el 20 de julio en Jalisco– fue trasladado a la Ciudad de México para ser puesto a disposición del juez de distrito especializado en el sistema penal acusatorio del centro de justicia federal con sede en el Reclusorio Sur por una petición del gobierno de Estados Unidos con base en una acusación del Distrito de Columbia para ser extraditado. Al mismo tiempo que el Departamento del Tesoro publicaba documentos en los que relacionaba, entre otras personas, al futbolista Rafael Márquez y al cantante Julión Álvarez en la mis red de criminales que “El Tío”. Ya ustedes me dirán si esta serie de acontecimientos en los que todo fluye y conecta a la perfección no parece ni un poco sospechosa.
Hasta aquí va esta historia que -a mi parecer– huele a un plan armado que podría llegar a tener un desenlace interesante, tomando en cuenta la presión que a partir de ahora ejercerán la población y medios de comunicación –o al menos deberían– en contra de las autoridades mexicanas y los responsables para resolver este “sorpresivo” caso. Habrá que ver el desenlace de esta novela y movimiento mediático pero si de verdad se llegara a tratar de algo previamente armado, el hecho de que Estados Unidos haya intervenido demostraría que esto se está cocinado desde más arriba, lo cual no suena nada descabellado. ¿Desencadenará algún tipo de crisis o caos nacional? ¿Una simple cortina –o cortinota, diría yo– de humo para tapar una tranza o movimiento corrupto del gobierno? O de verdad se trata de un destape escandaloso por parte de Estados Unidos para hacer mover a las autoridades mexicanas. No lo sabemos ahora, pero en lo que se resuelve esta incógnita, tendremos seguir escuchando y leyendo efímeros mensajes de mexicanos heridos e indignados por las malas acciones de sus ídolos mientras se siguen burlando de nosotros y acabando con este país en nuestras caras.
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