Por Fher Dhiaz / @elfherdiaz
“El futbol no es para niñas”, es una de las consignas que por años ha querido desanimar a las mujeres para practicar éste deporte; ésta es una de tantas que han hecho menos al género femenino desde tiempos inmemorables, pese a eso hay jugadoras que han demostrado ser tan buenas como sus semejantes masculinos.
En México, los esfuerzos por profesionalizar el fútbol femenil han sido muchos e infructuosos, hacer un torneo que sea tan redituable y entretenido como su versión masculina parecía una misión imposible, sin embargo, el 16 de diciembre de 2016 por fin se pudo instaurar, con 16 equipos que serían las representaciones femeninas de las escuadras de la Liga MX.
“Vamos por ellas” dice su eslogan; en el primer torneo de la Liga MX femenil todo parecía perfecto: duelos espectaculares, buena respuesta de la gente en la tribuna, y jugadoras que demostraban grandes dotes con el balón. Todo era miel sobre hojuelas en una liga donde sus directivos son en su mayoría hombres. Sin embargo, al terminar la temporada, los problemas empezaron a surgir: a las jugadoras del Club Deportivo Guadalajara, campeón del torneo apertura 2017, les retuvieron su bono salarial por más de un mes, después de que José Luis Higuera, parte de la directiva del equipo, se aventara la puntada de decir que las jugadoras no serán recompensadas monetariamente “para no contaminarlas”, y que su único premio será “que se sientan queridas y alabadas”.
Hace unas semanas se hizo público el caso de Alicia Cervantes, jugadora del Club Atlas quien denunció que los directivos no quisieron aumentarle el paupérrimo sueldo de $1500 mensuales, ya que no le alcanzaba para el pasaje hacia su lugar de residencia (de hecho, en México ese sueldo no alcanza ni para comer). Tomando en cuenta que Cervantes en su primer torneo fue la goleadora del equipo con 9 tantos, la acción arbitraria de la directiva del Atlas contrasta con el “espíritu de igualdad” que pregona con fanfarronería la Liga MX. Porque tiene más valor pagarle 521 mil pesos semanales a un jugador como Carlos ‘el Gullit” Peña, quien fue considerado como el segundo peor fichaje en la historia de la Premiership escocesa, a aumentarle el sueldo a una jugadora con mejores capacidades para brillar en el futbol.
El caso de Cervantes no es nuevo en el fútbol mundial, pues incluso en Europa y Sudamérica se ha iniciado una lucha por la equidad de sueldos y en mejoras de condición laboral; caso conocido fue el de las jugadoras de la selección Argentina, quienes se han negado a jugar partidos de cualquier índole hasta que sus condiciones laborales y pagas sean dignas.
Hoy, Alicia Cervantes ha tenido que dejar el club y buscar que una universidad estadounidense le otorgue una beca deportiva, cosa que la directiva del Atlas lamentó, pero después se excusó diciendo que “la jugadora aceptaba que sólo se le daba un apoyo económico siendo que se trataba de una liga semi-profesional”.
Aquí es donde uno hace una pausa y se pregunta ¿Qué no la Federación Mexicana de Futbol anunció con bombo y platillo que la Liga Mx femenil es “profesional”? ¿Qué tiene que pasar para que la Liga MX femenil tenga salarios y condiciones de trabajo como las de su versión masculina si se han conseguido buenos patrocinadores y la gente ha pagado un boleto para asistir a los partidos?,¿Se les seguirán cortando las alas a las niñas que tengan el sueño de convertirse en futbolistas sólo porque son mujeres? ¿O seguiremos diciéndoles que el futbol no es para ellas y se dediquen a ser amas de casa?,¿Seguiremos con el machismo exacerbado hacia el fútbol femenil?
