Por Miguel Jiménez Álvarez de Revista Oorales
En estos días, estoy en la mansión de HBO. Digital, un poco para mi desgracia. Porque nunca creí tener en la palma de mi mano los contenidos de la compañía que revolucionó la televisión. Adictos a Netflix, la culpa es de HBO. No sé si su mejor amigo, que antes era videoclub y ahora suministra drogas narrativas de moda fuera lo mismo si HBO e Internet se hubiesen tomado de la mano. Lo que sí sé es que las tres mayúsculas cambiaron el fondo de las cosas.
Algunos dicen que fue con The Wire, otros con The Sopranos o Six Feet Under. Durante los últimos meses, para que esto suene como a Una Gran Investigación, me dediqué a revisar sus producciones. De las clásicas a las actuales. Y yo, hijo de la ficción británica que prefiere las miniseries de pocos capítulos, me siento con la calidad moral para decir cuáles enganchan. No importa su abanico de episodios. Ahí flotan Six Feet Under, Curb your enthusiasm, Girls y Succesion.
Six Feet Under, de 2001, es algo así como la inevitable y necesaria unión familiar después de una desgracia. Con drama, rencor y humor. Ahora que lo veo, semejante a Succesion, de 2018. Aquí, un empresario multimillonario está por heredar las compañías de noticias y entretenimiento a sus tres hijos. Sólo que de los tres, no se hace uno y él está por morir. También dramática, respira un humor casi macabro que se burla de sus perdedores personajes. Ojo, este se difumina o aclara, según los valores y sentido del humor que se tenga. Esta serie me ha atraído como pocas.
Hay quien pone a Seinfeld como la mejor serie de comedia de la historia. Y algo tiene, pero yo me inclino por Curb your enthusiasm, del mismo Larry David. Quien no la haya visto debe hacerlo en este momento. Deléitense con los límites del absurdo para hacer historias hilarantes que critican las convenciones sociales. Su última temporada, de 2017, tras un par de años en pausa, es una joya.
Nunca había visto Girls porque la creía pretenciosa. Y lo es, pero con argumentos para serlo. Con ver dos capítulos me parece una mirada auténtica y reflexiva, no sólo sobre ser mujer, sinqo lo ue significa ser joven. Buscar trabajo para ya no ser mantenido por los padres, o tener aspiraciones y ver en el sexo una respuesta a la frustración, no son temas nuevos, pero pocas veces se habían abordado. Y menos de forma honesta como lo hace Lena Dunham.
Otras series que también creo deben ser revisadas son The Sopranos, Capadocia y The Leftovers. Esto en el drama, aunque el tal Tony Soprano tiene un humor un poco raro pero sugerente. En la comedia, Bored to Death, Hello Ladies y la surrealista Flight of the conchords. Me faltan por ver los pilotos de Sillicon Valley, Boardwalk Empire, The Deuce, Sr. Ávila, y otras que seguro se me escaparon.
HBO tiene late-shows, stand-up y documentales, como el desconcertante sobre el gran comediante Robin Williams, cuya reseña ya anda en Oorales.
En shows, tiene Real Time with Bill Mahler, un ejemplo de cómo hacer un late night con su dosis de humor, pero mucho de análisis político, similar a lo que hace Stephen Colbert en su programa. Nada qué ver con lo de John Oliver, que fusiona las dos en altos vuelos. También tiene mucho stand-up, con experimentos deliciosos como los de George Carlin y Sarah Silverman, vistos como casi dioses en la comedia gringa.
Hace unos años, Netflix se asomó a HBO y ahora, lo ve desde arriba. Porque posee diversidad de formatos dirigidos a nichos específicos. En los casi 10 años que lleva, ya apostó igual o más por el mercado latino-mexicano. Y no sólo con drama, también con humor. Como ahora saltamos de aquí para allá, con un despiadado zapping, cabría recordar quién provocó nuestras distracciones audiovisuales y sirvió el plato para esta explosión de contenidos.
