Por Jessica Badillo de Más Que Una Hincha
Probablemente para muchos esta pregunta sea sencilla de responder: Debo irle al equipo que le voy en rama varonil, sin embargo, para muchos de nosotros, ésta es una oportunidad para elegir debido a que ya estamos conscientes de nuestras decisiones.
A muchos de nosotros, tal vez, no nos preguntaron si nos gustaba el equipo al que le iba la familia, simplemente nacimos dentro de él. O la geografía nos puso exactamente donde está el equipo que apoyamos. De cualquier manera, hay muy pocos aficionados del futbol con la posibilidad de cambiar de equipo.
Eso era hasta que llegó la Liga MX Femenil ya que a muchos nos dio la oportunidad de ver con nuevos ojos a las instituciones que presentaban su proyecto de futbol femenil.
Me pondré como ejemplo. Soy Chiva desde que nací y en mi contexto no hay manera de que yo cambie a mi equipo; ni siquiera en aquella época hace algunos años cuando el Santos Laguna ganó todo con Oswaldo Sánchez en la portería y comencé a considerarlos.
El irle a Chivas me permitió conocer su proyecto femenil mucho antes de que surgiera la Liga. Mi afición por el futbol femenil me llevó a explorar proyectos como el de Pachuca; que, junto con Chivas, considero que eran los más fuertes y mejor armados a pesar de la falta de una estructura de liga como la que hasta ese entonces tenían las divisiones varoniles.
Cuando surgió la Liga MX Femenil, a muchos nos cobijó la idea de una comunidad en la que todos trabajáramos por el desarrollo del futbol y que cada triunfo y cada logro sería una victoria para el deporte.
Con este contexto llegué a ver el primer torneo de la Liga MX Femenil, pensando que debía darle una oportunidad a todos los equipos y que ganara quien ganara, ya estábamos ganando todos.
Traté de ver todos los partidos y así tener elementos para tomar una decisión informada acerca de cuál sería mi equipo equipo en esta liga.
La final se jugó entre Chivas y Pachuca y debo confesar que las tapatías se ganaron mi corazón durante todo el torneo. La increíble forma que tenían de jugar, la gran capacidad goleadora, la defensa, las atajadas de Blanca Félix, los goles de Daniela Pulido y Norma Palafox.
La campeona de goleo fue Lucero Cuevas del América y lo celebré como si hubiera sido una Chiva porque cada uno de los triunfos que nos ha brindado la Liga MX es un triunfo que va más allá del equipo.
Los récords de asistencia, los partidos, los goles, las atajadas. Todo debería ser digno de celebrarse sin importar la camiseta. Ya en el futuro tendremos la oportunidad de apostar y pelearnos deportivamente por nuestros equipos. Por el momento debemos visibilizar y apoyar de cualquier forma el esfuerzo que por fin se está haciendo en el futbol femenil mexicano.