Por Carlos Galeana / @CarlosGaleanaB
El GPS dice que llegaremos en 2 minutos. Desde el vehículo sólo vemos monte, algunas obras inconclusas, tierra amontonada y tabiques.
Era atrás, seguramente el Google Maps se desconfiguró, pensamos J, A, M y yo mientras bromeamos que en unos segundos más seremos asaltados.
Está obscuro, el coche y la luna iluminan la carretera. A lo lejos vemos las primeras casas del pueblo. No hay ningún letrero pero sabemos que ya estamos en Tlalcuapan, lugar del que no sabíamos de su existencia hasta hace algunos días. Chris, primo de M, nos dijo una tarde mientras comíamos que en esta localidad, perteneciente a Chiautempan, Tlaxcala, llevan más de 10 años adornando las fachadas de sus casas, patios y calles principales con demasiadas luces navideñas y muñecos inflables; “las adornan como si estuvieran del otro lado”.
Raymundo Cahuantzi, presidente de la comunidad, declaró ante medios de comunicación que a finales de los 90 e inicios del año 2000, poco más del 50 por ciento de los jóvenes que terminaban la secundaria migraban a Estados Unidos, lo que trajo consigo un cambio cultural, ya que al regresar, algunas personas optaron por adornar sus casas con series al estilo californiano sin olvidar la instalación del tradicional nacimiento.
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Estamos en la calle principal, nos dicen que son más de 4 kilómetros de casas donde ya se siente el espíritu navideño. Cada familia le pone su estilo.
En una podemos ver a un Minion gigante con un gorro navideño y luces led azul mientras suena un villancico. En otra se aprecia la guitarra de Coco en un tamaño monumental mientras se proyecta una película navideña de Disney.
“Mi casa es de las más sencillas, tomando en cuenta los inflables, las series y otros adornitos, tengo invertido como 10 mil pesos”, me comenta Javier Zecua, quien afirma que vale la pena seguir esta tradición porque es bonito ver a las familias reunidas en las calles.
Del recibo de luz no quiso hablar. Lo único que dijo es que muchas personas deciden vender ponche, café, chicharrines o cualquier otro producto afuera de sus casa para darse una ayudadita.
Por cierto, hay familias que invierten más de 40 mil pesos.
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Seguimos el recorrido. Nos encontramos con una casa que tiene su patio adornado. No sólo hay lucecitas, también hay borregos, caballos y conejos a los que la gente puede alimentar.
Otra de las más populares tiene un nacimiento en la cochera. Hay un volcán que de pronto hace erupción. Inexplicablemente también se ve una estrella judía. Nadie lo entiende, sólo se ve bonito.
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Entre 8 a 15 días es el tiempo que los habitantes de cada casa se llevan para no dejar escapar ningún detalle y los visitantes puedan disfrutar.
“Nosotros comenzamos a principios de noviembre, íbamos adornando cada fin de semana porque entre semana trabajamos (…) los niños disfrutan mucho, es una manera de unirnos” comentan los integrantes de la familia Vega Melendez.
Algunas personas aseguran que en algún momento el lugar fue conocido como “Melendeztla”, ya que muchos de sus habitantes llevan por apellido Melendez. Aquí más del 10 por ciento de la población habla Náhuatl, sin embargo, mientras avanzamos, en las calles predomina el español y se escuchan villancicos en inglés.
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Después de un par de horas caminando y haber cenado llegó el momento de volver. Puedo presumir mis fotos del recuerdo y contar que en Tlalcuapan caben el niño Dios, Bob Esponja, Mickey Mouse, Santa Claus, José y María en el mismo nacimiento. En la misma casa.