Por Mario Galeana / @MarioGaleana_
Esta noticia comienza con un hecho incontrovertible: la gobernadora Martha Érika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle murieron la tarde del 24 de diciembre en un accidente aéreo.
Un acontecimiento que, sin embargo, la mitad de los poblanos se niega a reconocer, según una encuesta publicada por Mas Data. Y el hecho incontrovertible —tan incontrovertible como sólo pueden ser aquellos que se relacionan con la muerte—, ahora no es más que una versión suelta, líquida.
Todo esto se debe a que antes de que los peritos recuperaran sus restos, junto con los de las tres personas que viajaban con ellos, desde las redes sociales ya surgía una oleada de rumores y noticias falsas sobre su muerte.
El cóctel de fake news ha incidido en la opinión pública a tal grado que el 51.7% de los poblanos creen que ambos políticos fingieron su muerte, de acuerdo con Mas Data.
José Zenteno, director de la encuestadora, cree que esto es posible por dos razones: una, la “propensión natural” que los seres humanos tenemos para creer en mitos; y dos (la más importante), el inicio de una compleja estrategia política para inundar las redes sociales de noticias falsas y nublar las preguntas sobre el suceso.
“Las redes sociales son el medio que tiene más confiabilidad para los poblanos cuando se trata de asuntos políticos. ¿Por qué razón? Porque todas las instituciones del régimen anterior perdieron legitimidad y credibilidad, entre ellas, los medios de comunicación tradicionales”, explica a Manatí en entrevista telefónica.
“Tendemos a creer en este tipo de situaciones: que Elvis Presley sigue vivo, que Pedro Infante sigue vivo y que Juan Gabriel sigue vivo. Pero hay otra cuestión: que hay una estrategia, sobre todo en redes sociales, para articular esta idea a la que somos propensos. ¿Por qué? Porque es conveniente que, antes de que surjan preguntas sobre por qué o cómo murieron, la gente empiece a creer que escaparon con el dinero. Hay equipos muy sofisticados que trabajan para ciertos grupos políticos que se dedican exclusivamente a eso”, detalla Zenteno.
Aquella tarde, la del 24 de diciembre, a la estupefacción por la noticia del accidente sobrevino la intriga: en una cadena publicada y compartida en Facebook hasta el hastío, se aseguraba que Alonso y Moreno Valle habían fingido su muerte. La sospecha propagada desde las cuentas de Facebook —muchas de éstas falsas— se sustentaba en cinco puntos:
1.- Que ellos, Martha Érika y Rafael, “nunca viajaban juntos”.
2.- Que su muerte ocurría una semana antes de que el gobierno federal realizara una auditoría a Moreno Valle por un supuesto robo de 150 mil millones de pesos.
3.- Que huían a una isla particular mientras “sus 150 hoteles internacionales siguen dando ganancias”.
4.- Que al fingir su muerte desestabilizarían al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
5.- Que a partir de su fallecimiento la gente los vería como mártires.
En realidad, el gobierno federal no había anunciado ninguna auditoría al sexenio de Moreno Valle, además de que las auditorías son procedimientos bastante comunes en los gobiernos y en la política.
Sin embargo, la noticia llegó a cada teléfono celular y a cada laptop. En la celebración familiar de Navidad del año pasado, es decir, menos de 10 horas después del accidente, dos primos que están en sus veintes y otro tío de cuarenta y tantos me preguntaron si era posible que la gobernadora y el senador hubieran fingido su muerte para huir “con sus millones”.
En aquel momento lo tomé a broma y sólo pude decir que eran noticias falsas, aunque no dejó de sorprenderme que tres personas tan distintas entre sí, con edades y niveles de escolaridad diferentes, pudieran tomar en serio un rumor de esa naturaleza.
Con los días, la campaña de fake news se hizo más intensa, tomó peso. Desde distintos grupos de Facebook se difundió una portada clonada del semanario Proceso en la que se afirmaba que Alonso y Moreno Valle habían sido detenidos por la Interpol, e incluso se publicó un video asegurando que se trataba del momento justo en el que el senador cambia de helicóptero y abandona aquel cuyos restos fueron hallados en un paraje de Coronango.
La suma de todos estos rumores ha causado que poco más de la mitad de la población no crea, sencillamente, en los hechos. Esto recuerda de alguna forma lo declarado por Noam Chomsky a El País en marzo de 2018, en el sentido de que “la desilusión de las estructuras institucionales ha conducido a un punto donde la gente ya no cree en los hechos. Si no confías en nadie, por qué tienes que confiar en los hechos.”
José Zenteno abunda: “La gente tiende a creer que todo lo que provenga de gente como ellos, es decir del pueblo. Y las redes sociales hoy son consideradas la fuente de información del pueblo”.
La encuesta de Mas Data, elaborada a partir de 600 entrevistas domiciliarias —lo que le otorga un nivel de error del 4%— pregunta exactamente por cinco escenarios: la muerte de ambos políticos por orden del presidente López Obrador, la muerte de ambos políticos por orden del ex candidato Miguel Barbosa, la muerte a causa del crimen organizado, por accidente y la supuesta versión de la fuga.
Tras la hipótesis del montaje, el 17.8% de los encuestados consideró que murieron a causa de un accidente relacionado con el funcionamiento de la aeronave. El 8.2% señaló que fue el crimen organizado. El 2.2% consideró que había sido una orden de Barbosa y el 1.3% atribuyó la culpa a López Obrador.
El 12.8% dijo que “no sabe”, el 2.7% respondió que “no le interesa” y el 1.7% de los encuestados respondió alguna otra causa, de acuerdo con el estudio realizado el 29 y el 30 de diciembre.