MARIO GALEANA | @MarioGaleana_

Ser joven implica, al menos en Puebla, no tener acceso a seguridad social ni un salario fijo. Trabajar en el negocio familiar o ser vendedor ambulante, artesano, repartidor de Rappi, o cualquiera otro oficio del sector informal.

Eso es lo que indica el estudio Panorámica de la población joven en México desde la perspectiva de su condición de actividad, elaborado por el INEGI.

Hasta el segundo trimestre del año pasado, en el estado había 316 mil 35 hombres y 170 mil 655 mujeres de 15 a 24 años con un trabajo: una fuerza laboral de casi medio millón de personas, la quinta parte de la población económicamente activa en Puebla.

Las cifras revelan que los negocios familiares formales no constituidos en sociedad y el sector informal agrupan el 68% del mercado laboral para este sector de la población.

Ambos grupos comparten desventajas. El 40% de los jóvenes empleados en los negocios de su propia familia no tienen acceso a seguridad social, y el 48% de aquellos que trabajan en el sector informal ni siquiera tiene un salario fijo, pues carece de un acuerdo de remuneración.

Por otra parte, la población joven ha sido excluida de las labores gubernamentales, pues hasta junio del año pasado sólo el 2.85% trabajaba en el gobierno e instituciones públicas.

Las estadísticas de ocupación también están marcadas por los estereotipos de género.

Por ejemplo, 11 mil 193 mujeres jóvenes poseen empleo doméstico remunerado. Pero esta cifra es 10 veces más grande que el número de hombres que se dedican al mismo trabajo.

Por el contrario, las mujeres han tenido también más acceso a trabajos vinculados al gobierno. Alrededor de 10 mil 72 de ellas trabajaban en instituciones públicas, frente a los 3 mil 779 de ellos ocupados en la misma labor.

De acuerdo con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), en la actualidad los adolescentes y jóvenes de 14 a 29 años representan el 29% de toda la población ocupada.

Sin embargo, las personas de 20 a 29 años representan, también, el 42% de la población desocupada, pero en posibilidades de trabajar.

De manera paralela, el 30% de las personas sin empleo poseen estudios en educación superior, el nivel de instrucción que reúne al mayor número de desocupados en Puebla.