Hay brujas en los callejones

brujas en los callejones

SANDRA S. SMITHERS

Los rasguños y las heridas causadas por espinas de flores hoy han comenzado a sanar. 

En un callejón la muerte no llega, porque nunca se ha ido. En un callejón, ya sin importar la hora del día, el viento no sabe a otra cosa que no sea miedo y rabia, es un sabor amargo. En un callejón, los pasos están intranquilos porque ya se ha decidido, sin que tú lo sepas, si llegas a casa o ya te has despedido por última vez de tu madre. 

Pero el cansancio exasperante de cargar los pétalos de aquellas flores que sólo nos cortaban la piel con sus espinas, ha cambiado de color; ahora sabe diferente, sabe a vida. 

Las flores dejaron de ocultar el dolor entre sus hojas, ya no servirán para herirnos con palabras que quieren parecen amor solo para destrozarnos. Y ahora, el cansancio no se traduce en miedo, el cansancio hoy es el motor que no cesa, por las que fueron víctimas de esas heridas por flores en la piel.

Hoy nos pertenecen, esas flores nos pertenecen, esas heridas nos pertenecen, porque basta con herir a una para que lo sintamos todas, y sí lo sentimos. Las vidas arrebatadas y violentadas nos han dado más ganas de vivirla, y que nadie se equivoque, tenemos bien claro quién es el enemigo sin rostro, puede dejar de ocultarse en las jornadas de trabajo y en las escuelas, o por las banquetas. porque no escapará de todas. No es omnipotente, aunque parezca estar en todos lados, aunque parezca ser invencible, nosotras ya sabemos por dónde empezar a buscar justicia. 

Ahora vestimos de negro, no sólo por el luto que nos han impuesto, si no para camuflarnos en las noches, porque somos ese canto que no deja de aparecer en el fondo de tu cabeza, sí, somos esas rimas que unísonas no te dejan dormir, te incomodan, te asustan, así como asustaste alguna vez a una de nuestras hermanas. Ellas sí tienen rostro, y hoy cantamos para que no la olvides nunca. No vas a olvidarla nunca. Ella, y cada una de las que te llevaste, es inmortal. Porque sigue viva en nuestras entrañas; esto no es un grito de odio, de hecho, es el grito más lleno de amor que existe. Y eso sí que es invencible. 

Mi hermana aún no sana, mi hermana tiene miedo, está helada. Por eso ahora yo seré su sombra, yo seré ese canto en el callejón, para que su familia esa noche, no amanezca incompleta. Porque estamos rotas, enojadas, cansadas. Y que me diga cualquiera, si no lo estaría cuando nos siguen robando diez pedazos de nuestro propio cuerpo cada día. 

Mi hermana aún no sana, pero hoy la he hecho sonreír, porque mientras caminaba por ese callejón y tarareaba una canción al ritmo de la angustia, supo que no estaba sola en la oscuridad. No estás sola en la oscuridad. Yo canto contigo, yo lucho contigo, yo te creo a ti. Y creeme por favor cuando te digo, que lo único más fuerte que tu y yo, son todas las que nos respaldan, son todas las que hoy, salen a luchar por ti. 

Maquillaje:

Lory Von Besserer 

Montse Bonet

Isaac Pérez 

Denice Alberto

Fotografía: 

Ana Joaquina Muñoz 

Lucía Altieri 

Colaboración:

Lulú Farrera

Jimena Galindo Huchim 

Lizzette Argaez 

Elena Tovar 

Paloma Fernández 

Lydia Orduña 

Sandra S. Smithers 

Denice Alberto 

Lory Von Besserer 

Dirección: Lulú Farrera

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