MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
Las víctimas de la dictadura en Brasil están allí, pero no están allí. Los gritos de horror de los esclavos haitianos están allí, pero no están allí. Las huellas de unos cuantos campesinos mexicanos desplazados de su territorio están allí, pero no están allí.
En El círculo que faltaba, la exposición con la que el Museo Amparo ha decidido retomar sus exhibiciones, toda la violencia y la injusticia y la crudeza están allí, pero no están allí. Se encuentran encriptadas, veladas por la metáfora.
Se tata de un recorrido por el lado b de la historia de América Latina: la que no fue descubierta, sino sometida; la que creó sus propios libertadores y mitos frente al azogue de las dictaduras europeas; la que reunió a víctimas y victimarios, testigos y narradores, objetos y sujetos.
“Todo opera en un sentido metafórico”, explicó Magalí Arreola, curadora de la exposición. “Quisimos que no hubiera una representación gráfica de la violencia. En los últimos años estuvimos expuestos a tantas imágenes horrendas de este tipo de violencias y mutilaciones (…) Debe haber una manera alterna de tratar estos temas, de que seamos sensibles a ellos”.
Según Arreola, que es directora del Museo Tamayo en Ciudad de México, la exhibición realiza un ejercicio memorístico para traer al presente algunas injusticias del pasado y evitar su reproducción.
El círculo que faltaba se exhibe en el Museo Amparo desde el 24 de octubre pasado hasta el 8 de febrero de 2021, si las condiciones sanitarias lo permiten.
En la exhibición participan los artistas Pável Aguilar, Carlos Amorales, Jonathas de Andrade, Edgardo Aragón, Fredi Casco, Rometti Costales, Sam Durant, León Ferrari, Joscelyn Gardner, Beatriz González, Pierre Huyghe, Guillermo Kuitca, Cristóbal Lehyt, Jesse Lerner, Alfredo López Morales, Teresa Margolles, Noé Martínez, Cildo Meireles, Movimiento Arte y Cultura, Eustáquio Neves, Nohemí Pérez, Naufus Ramírez Figueroa, Antonio Reynoso y Carla Zaccagnini.