STAFF MANATÍ | @ManatiMX
Decenas de policías estatales ingresaron al Congreso de Puebla la mañana del 30 de noviembre, en víspera del séptimo día de la toma pacífica del edificio que ha realizado un grupo de mujeres feministas cuya principal demanda es la despenalización del aborto.
La movilización inició alrededor de las 10:30 horas de la mañana, cuando un camión y una camioneta repletos de integrantes de la Policía Estatal arribó a la entrada alterna al Congreso local.
El presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, Gabriel Biestro Medinilla, y la presidenta de la Mesa Directiva, Nora Merino Escamilla, justificaron que sólo habían sido desplegadas mujeres policías, y con la única intención de proteger a las manifestantes, a los trabajadores del legislativo que continúan laborando y algunas otras zonas del inmueble.
Pero eso fue hasta ya entrada la tarde. Por la mañana, las policías que aparcaron de los vehículos ingresaron al inmueble una a una, mientras a las afueras del edificio legislativo, ubicado tan sólo a media calle de la Catedral de Puebla, se mantenía una estrecha vigilancia policial con rondines de patrullas.
Esto se mantuvo entre las 12 y las 15:30 horas de este jueves, es decir, al cierre de esta nota. Durante esas tres horas y media, más y más policías y entraban por goteo: tres parecían irse, pero minutos después ingresaban seis. Luego salían 10 e ingresaban 10 más.
Desde el interior del recinto, la Coordinadora Feminista de Puebla y la colectiva Coatlicue Siempre Viva contabilizaron más de 30 policías, en medio de una transmisión de Facebook que realizaban en vivo.
También reprochaban a la observadora enviada por la Comisión de Derechos Humanos (CDH) la falta de disposición por parte de los congresistas locales: el asomo del desalojo parecía dinamitar el hasta ahora escaso diálogo entre ellas y las autoridades.
