Un grupo de vecinos evitaron la construcción de un Walmart en la zona de los bungalows de Tehuacán, que significaría la tala de cientos de árboles; el terreno ha sido expropiado para construir un parque metropolitano.
MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
Eran protestas, digamos, un tanto modestas. Unas 15 personas con pancartas bloqueando la calle, en señal de rechazo a la construcción de un Walmart sobre las ruinas del viejo hotel Peñafiel, una zona que también se conoce como los bungalows de Tehuacán.
Ese pequeño grupo de inconformes era diverso: había comerciantes, maestras, algunas activistas, vecinas, ejidatarios… gente que posiblemente no se habría conocido en cualquier otra situación.
Pero igual estaban allí, protestando contra una idea que en apariencia significaba progreso: el derrumbe de las ruinas de ese viejo hotel para construir una plaza comercial.
Su movimiento, al que denominaron Comité de Defensores de los Bungalows, no generaba mucha simpatía en la zona, la junta auxiliar de San Nicolás Tetitzintla, donde lo mismo conviven el hotel más lujoso de la ciudad, pequeños desarrollos inmobiliarios y casuchas en calles de tierra.
A unos cuantos metros de donde se construiría el centro comercial se encuentra Maridol, un fraccionamiento para gente de clase media. Y una buena parte de esa gente pensaba que la construcción de un Walmart aumentaría el precio de sus casas y, claro, les facilitaría las compras semanales.
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Pero allí donde ellos observaban comodidad, plusvalía y progreso, el Comité de Defensores de los Bungalows observaba ecocidio: porque en todas esas ruinas había 256 árboles longevos, y por lo menos 132 serían talados para la construcción del centro comercial.
Así comenzó el movimiento. Cerraron calles, presentaron cascadas de oficios ante las autoridades del ayuntamiento de Tehuacán, protestaron en las esquinas de toda esa zona.
Pero, de cualquier modo, el movimiento nunca dejó de ser modesto. Y por las noches las empresas responsable de la construcción talaban o quemaban árboles que terminaban desparramados a lo largo de las avenidas. Una de esas empresas estaba vinculada a Luis Cobo, un político panista detenido durante las campañas electorales de 2021 por el delito operaciones con recursos de procedencia ilícita.
El 1 de octubre de 2019 los integrantes del Comité de Defensores aparecieron ante una de las jornadas ciudadanas de la Secretaría de Cultura del gobierno del estado, entonces presidida por el antropólogo Julio Glockner.
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A él le presentaron un oficio para que esa zona fuera expropiada y, en lugar de un centro comercial, se construyera un museo y una casa de la cultura municipal. Un mes después, a través de una carta, la Secretaría de Cultura les dijo que su solicitud había sido denegada.
Y casi dos años más tarde, a mediados de julio de 2021, se enteraron que el gobierno del estado había decidido —como si hubiera sido iniciativa propia— expropiar los terrenos para la construcción de un parque metropolitano.
Habían ganado. El pequeño movimiento había ganado. O casi.
El proyecto del parque metropolitano en Tehuacán
Tres días después de hacer oficial la expropiación de los terrenos, el 12 de julio, el gobernador Miguel Barbosa anunció que en la zona de los bungalows en Tehuacán se construiría un parque con pista de patinaje, cancha de futbol, una zona para hacer composta y escaladoras.
“Terrenos hermosos, siempre identificados con la identidad nuestra de los tehuacaneros. Esos terrenos se quedaron abandonados y fueron sujeto de abuso de muchas personas”, dijo.
Pero, entre los integrantes del Comité de Defensores de Bungalows en Tehuacán, el anuncio fue una especie de apropiación de la lucha que ellos encabezaron.
“Fue un triunfo de la sociedad tehuacanera. No es porque sea magnánimo. Nosotros estamos contentos, sí, pero queremos que este proyecto no gentrifique, que sea de utilidad pública y que seamos tomados en cuenta. Al final nosotros pedimos un museo, una casa de cultura, no solamente algo deportivo sino algo cultural”, explica Adriana Juárez, integrante del comité.
El mismo día en que el gobernador anunció el proyecto, los integrantes del comité dieron una conferencia de prensa para explicar que lo consideraban un triunfo en tanto que significaba la preservación de los árboles.
“Mucha gente se nos iba encima por no querer el ‘progreso’ de Walmart. ¿Para qué queremos más tiendas departamentales? Lo que le hace falta a Tehuacán son árboles”, dijo Inti Barrios, integrante del movimiento.
Allí mismo, en la conferencia, el ejidatario Luis Ascensión Carrera aseguró que, en principio, toda esa zona no podía expropiarse ni venderse ni cederse porque era un ejido.
En consecuencia, dijo que la expropiación del gobierno del estado era un acto de despojo hacia los ejidatarios que por décadas han mantenido un juicio agrario para decidir la propiedad de los terrenos.
“Ésta es la tercera invasión de esos terrenos porque el juicio agrario no prescribe. Tres veces distintos grupos de políticos nos han despojado a nosotros, a los ejidatarios”, recalcó.