La tala de 12 palmeras del Barrio de Analco y dos más del Parque Juárez, a consecuencia de una enfermedad prácticamente incurable, desató una nueva confrontación entre Miguel Barbosa y Claudia Rivera.
MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
El derribo de 14 palmeras infectadas ha detonado la penúltima confrontación entre el gobierno del estado, encabezado por Miguel Barbosa Huerta, y el ayuntamiento de Puebla, que preside Claudia Rivera Vivanco.
Todo comenzó el martes 17 de agosto, cuando el ayuntamiento de Puebla informó que 12 palmeras en el Barrio de Analco y un par más en el Parque Juárez padecían amarillamiento letal (o marchitez letal), una enfermedad frecuente entre estos árboles.
El amarillamiento letal no tiene cura, más que un tratamiento cuatrimestral del antibiótico oxitetraciclina (OTC) que presuntamente es demasiado caro. Las palmeras, dicho sea de paso, no son especies endémicas de Puebla.
La enfermedad es causada por un parásito que viaja a través de la mosquita blanca (myndus crudus), y seca a las palmeras por dentro de su corteza, necrosa sus hojas y sus espinas, y provoca el desprendimiento de sus frutos.
Las palmeras pueden secarse entre tres y seis meses después de ser infectadas, y se trata de un fenómeno que afecta este tipo de seres arbóreos en toda América Latina y el sur de Estados Unidos aparentemente desde 2012, de acuerdo con la BBC.
El director de Medio Ambiente del ayuntamiento, Alejandro Callejas Linares, dijo que la necesidad de talar estas palmeras en el Barrio de Analco y el Parque Juárez radicaba en que la enfermedad puede propagarse al resto de las palmeras de la ciudad.
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“Si no lo contenemos ahora, después tendremos que cortar todas las palmeras de la ciudad. Si dejamos que se queden pudriéndose, además de ser un riesgo —pues miden 7 metros de largo y son pesadas— se vuelven emisores de dióxido de carbono: lejos de mitigar la fuente del cambio climático, estaríamos contribuyendo con más emisiones de este tipo”, aseguró la mañana del martes.
Un informe de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Sustentabilidad del ayuntamiento de Puebla avalado el 19 de mayo de 2021 daba cuenta de lo explicado por Callejas Linares: 14 palmeras serían derribadas y sustituidas por representar un “riesgo inminente a desplome” sobre personas o bienes.
Ese mismo martes y sólo unos minutos después, en su propia conferencia de prensa, el gobernador Miguel Barbosa Huerta se dijo sorprendido por la decisión de cortar las palmeras.
Pero, a diferencia de lo mencionado por el ayuntamiento de Puebla, Barbosa Huerta dijo que las acciones incluían la tala de palmeras en la avenida Juárez: esa icónica vialidad flanqueada por bares y boutiques y escuelas y comercios de toda clase que tiene, justo al centro, una fila de decenas de palmeras.
“No podemos ver que este tipo de abusos ocurran y que se tomen como una decisión al final de un mandato de un ayuntamiento. Le pido al presidente entrante, Eduardo Rivera, que se pronuncie sobre este tema. Que se pronuncie. Hay que salvar Puebla, hay que impedir que se afecte Puebla”, dijo.
Más tarde, la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno del estado comunicó que “por causar severo desequilibrio ecológico al talar 13 palmeras en el Barrio de Analco” —dijo 13, y no las 12 que el ayuntamiento había notificado— se había ordenado la clausura de las acciones.
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Y, para justificar la declaración del gobernador, la secretaría informó que de manera adicional había encontrado 73 palmeras de la Avenida Juárez “marcadas para su corte”, por lo que solicitó que la policía vigilara que no fueran taladas.
Aunque por la tarde el mismo ayuntamiento de Puebla emitió un comunicado en el que aseguró que no había hecho ningún dictamen para el derribo de ninguna palmera en esa zona.
Ese mismo día, ya entrada la noche, el presidente municipal electo de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, notificó de recibido al reclamo del gobernador. A través de un tuit, dijo “coincidir” con el mandatario en su interés por el medio ambiente.
Por la mañana siguiente, el miércoles 18 de agosto, Claudia Rivera Vivanco dijo que la supuesta tala de palmeras en la avenida Juárez era una “ocurrencia” y producto de desinformación entre las personas que rodean al gobernador Barbosa.
“Me parece que algunos funcionarios desconocen y pasan mal la información; es desafortunado que hayan confundido así al gobernador”, dijo.
Pero el gobernador, otra vez desde su propia conferencia, insistió en que las palmeras tenían “marcas amarillas y rojas” para ser derribadas.
“Esa no fue poda, fue joda (…) El municipio no puede simplemente por decisión de imagen, de obra pública, ordenar el derribo de seres… ¿cómo le llaman? Seres individuales vegetales…. ¿o cómo? Seres individuales arbóreos. No pueden”.
Y esta es la historia de cómo un pequeñísimo insecto infectó 14 palmeras, provocó su derribo y una penúltima disputa entre dos gobiernos.