Ningún directivo de la BUAP, incluida la rectora Lilia Cedillo, se ha pronunciado por el inicio del juicio de los tres presuntos responsables del asesinato de los estudiantes en Huejotzingo, ocurrido hace dos años.
STAFF MANATÍ | @ManatiMX
La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ha olvidado el inicio del juicio en contra de los tres presuntos responsables del asesinato de tres universitarios ocurrido en Huejotzingo hace dos años.
Hasta hoy, ningún directivo de la universidad pública, incluida la rectora Lilia Cedillo Ramírez, se ha pronunciado para que exista justicia por el asesinato de Francisco Javier Tirado Márquez, estudiante de Medicina de la BUAP, y de Ximena Quijano Hernández y José Antonio Parada Cerpa, estudiantes de Medicina en la UPAEP.
A diferencia de la BUAP, la UPAEP ofreció una misa para las víctimas del multihomicidio, entre las que se encontraba también el conductor de Uber José Emanuel Vital, y publicó un artículo de la comunidad estudiantil que recuerda el acontecimiento y la demanda de seguridad para las universidades.
El jueves 24 de febrero, los padres de Francisco Javier, Ximena Quijano y José Antonio ofrecieron una conferencia de prensa en la que exigieron que se imponga pena máxima de 75 años de prisión en contra de los tres detenidos por el crimen, Pablo de Jesús, Ángel N y Lisset N, quienes serán enjuiciados por robo agravado y homicidio calificado.
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La BUAP, no obstante, ha guardado silencio frente al juicio, que comenzó este viernes 25 de febrero. En los últimos dos días, la rectora Lilia Cedillo ha sostenido reuniones virtuales con presidentes municipales y ha asistido a un informe de labores, pero en ninguna de estas sesiones se ha pronunciado por el caso.
El año pasado, en entrevista con Manatí, representantes del movimiento estudiantil que se formó después del homicidio en Huejotzingo señalaron que el gobierno del estado había incumplido con gran parte de los acuerdos que se tomaron tras la megamarcha del 5 de marzo de 2020.
Entre estos se encontraba la instalación de cámaras de vigilancia en el transporte público, la contratación de nuevos policías y la garantía de que ningún universitario volvería a ser víctima de homicidios o crímenes.
El movimiento estudiantil también generó un paro en la BUAP donde se denunció el descontento en la calidad de las clases, casos de acoso y hostigamiento en contra de estudiantes y falta de seguridad en Ciudad Universitaria.
“Los estudiantes descubrimos que podíamos organizarnos y cada facultad hizo su propio pliego petitorio. Algunos resolvieron mucho, algunos nada, pero todos tuvieron mesas de trabajo”, señaló entonces un portavoz de la Asamblea Universitaria 25/02.