A través de este reportaje, Verificado habla sobre los mecanismo de desinformación y el fomento de estereotipos que utilizan algunos influencer para engañar a sus seguidores.
LESLIE OROZCO | Verificado
Al explotar las necesidades emocionales de una generación, hombres y mujeres influencers ofrecen consejos de vida para alcanzar el éxito, pero utilizan discursos desinformantes y narrativas de odio para crear comunidades cautivas a las que les pueden vender contenido exclusivo o talleres que alcanzan los mil 250 dólares.
En el caso de los hombres, por medio de la oferta masiva de contenido, jóvenes heterosexuales estrechan fuertes lazos con los llamados “gurús de la masculinidad” en redes sociales, que generan parámetros difíciles de cumplir en el contexto económico y social del país.
Y aunque prometen que seguir sus consejos les beneficiara en distintos ámbitos, gran parte de su contenido está centrado en conseguir pareja, usando narrativas misóginas y conservadoras.
En el caso de las mujeres, las influencers comparten su estilo de vida rodeadas de lujos y pues aseguran que su “estatus” es alcanzable, por lo que en sus videos revelan los secretos para modificar la apariencia o su comportamiento y prometen que con sus consejos, cursos y estrategias, sus seguidorad pueden conseguir un «hombre proveedor».
Algunos consejos u opiniones contienen elementos clasistas y machistas, pues se enfocan en las clases sociales y en la restricción de la sexualidad en mujeres adultas.
Para analizar el discurso y alcance de estos personajes públicos, Verificado examinó los videos más populares de las mujeres impulsoras del estilo de vida de “alto valor” y de los hombres autodenominados “alfa”, para identificar las principales desinformaciones que comparten en sus canales.
El análisis se realizó con las herramientas de Desgrabador, Periscopio y Análisis de Textos del Chequeabot, creados por Chequeado, organización argentina de fact checking y nuestros aliados de la Red LATAM Chequea.
Para este reportaje, se analizó el contenido de los influencers más conocidos de ambos movimientos: Tania Lucely, influencer que desde 2014 acumula 1.8 millones de seguidoresy Luis Castilleja, mejor conocido como El Temach; que en YouTube, acumula 1.8 millones de seguidores y 6.3 millones en TikTok; ambos difunden consejos y fórmulas para ser exitosos en las relaciones con otras personas, mientras impulsan una narrativa estigmatizante.
También se revisaron los contenidos de influencers que, si bien tienen un número menor de seguidores, el alcance que han conseguido en redes representa millones de interacciones.
Geraldine Castañeda Li, una modelo peruana conocida en redes como Gera Castañeda, tiene una cuenta con 198 mil suscriptores en YouTube y 409 mil seguidores en Instagram con quienes comparte estrategias para buscar hombres con alto poder adquisitivo; y José Gerardo “Gerry” Sánchez Domínguez, un influencer que lleva más de una década compartiendo contenido relacionado a masculinidades, fitness, y psicología, y que acumula 614 mil seguidores.
Entre mitos y desinformación, comparten consejos para encontrar pareja
Además de perpetuar roles y estereotipos de género, estos influenciadores también desinforman sobre temas de salud, alcanzando millones de seguidores y un promedio de miles de vistas en sus videos.
Mientras los creadores de contenido con más seguidores se encargan de perpetuar los estereotipos y discursos misóginos, los de mediano o corto alcance, son quienes usan una narrativa desinformante en un intento de conectar con la audiencia.
Algunas de las desinformaciones que comparten estos grupos, es la insistencia de la llamada hipergamia femenina y el proceso biológico de la atracción. Este término se utiliza para explicar y/o justificar que una mujer «busca» una pareja con mayor grado académico o que cuenta con un estatus económico y social más favorable que el de ella.
También, afirman que la atracción depende solamente de factores sexuales y hormonales, y que las mujeres deben de limitar su vida sexual porque «corren el riesgo» de involucrarse sentimentalmente con la persona con la que comparten intimidad.
Otro ejemplo es que, para producir un sentimiento de credibilidad, estos personajes mal informan usando datos médicos o científicos, pues aseguran que la oxitocina y vasopresina son los causantes del amor y la atracción sexual.
Estas sustancias son neurorreguladoras, que sí están asociados a la conducta sociosexual, pero no hay actividades que puedan modular sus efectos o bien, conocer los niveles específicos de cada persona.
Tanto los hombres como las mujeres influencers, diversifican la oferta de contenidos en todas las plataformas sociodigitales, pero el común denominador es que ambos almacenan sus videos en YouTube, como una forma de promover sus propios sitios web y anunciar sus cursos, y aprovechar la falta de aplicación de normas comunitarias.
Un diferenciador entre estos influencers es que las comunidades que se crean alrededor de las promotoras de mujeres de alto valor, se establecen en la comodidad y anonimato de foros virtuales, como grupos de Facebook o canales de Telegram; mientras que los hombres “alfa” además de las comunidades virtuales, sí ocupan los espacios públicos para asistir a convivencias e intercambiar experiencias.
Además, los creadores de contenido que promueven la idea de los «hombres alfa» no comparten su vida privada y se limitan a presumir su éxito en el tema económico; mientras que las llamadas «mujeres de alto valor» sí mencionan la existencia de una pareja, empleo y/o negocios.
Mensajes de «éxito» en la pareja, pero fomentando estereotipos y roles de género
Estas narrativas que responsabilizan a mujeres del éxito o fracaso de las relaciones sexoafectivas, crean un entorno peligroso para la situación actual del país, donde 70.1 % de las personas ha experimentado algún tipo de violencia.
Los discursos impulsados por las y los creadores de contenido fomentan y enaltecen la figura del “hombre proveedor”, que sobreexige y presiona a los hombres a destacar en el mundo laboral, cuando actualmente el salario promedio de las y los mexicanos es de $6.15 mil pesos.
Diversos estudios realizados, señalan que el no contar con un empleo o con suficiente solvencia económica puede provocar problemas en la salud mental de los hombres, pues dentro de la estructura social con visión machista, se les ha impuesto la carga económica como condicionante para ser aceptados por una mujer y tener una relación de pareja.
Por otro lado, además de los estándares inalcanzables de belleza y los discursos estigmatizantes sobre los roles de género, las mujeres pueden poner en riesgo su bienestar al perpetuar la idea de que es responsabilidad de su pareja, asumir todos los gastos.
En México, más de 9.7 millones de mujeres experimentaron violencia económica; dos de cada 10 mexicanas han sido controladas, despojadas o chantajeadas económicamente por su pareja, que asume el rol de proveedor.
Esta serie de reportajes se realizaron utilizando las herramientas Desgrabador, Periscopio y Análisis de Textos del Chequeabot, desarrolladas por Chequeado, en el marco del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de detección y análisis de tendencias desinformantes regionales en América Latina ” coordinado por Chequeado.
El texto original fue publicado originalmente en Verificado.
desinformación estereotipos desinformación estereotipos desinformación estereotipos desinformación estereotipos desinformación estereotipos