Por José Ramón Ibarra de Todo Incluido
[mks_dropcap style=”square” size=”52″ bg_color=”#418d43″ txt_color=”#ffffff”]P[/mks_dropcap]aulina Domínguez es una mujer con decisión, eso es lo que deja ver las respuestas que regala cuando se le pregunta sobre qué significa el ser madre de un hijo con discapacidad. Su historia es la de muchas mujeres que se enfrentan a un joven adulto en casa, con la salvedad de que para ella hay todavía menos información que ofrecerle a su hijo.
¿Qué es lo que más te gusta de ser madre?
El compartir, acompañar y enseñar a mis hijos
¿Y qué es lo que menos te gusta?
Educar sola
¿Cómo te enteraste que serías madre?
A través de exámenes médicos
¿Y cómo tomaste la noticia de la llegada de la discapacidad a tu vida?
Primero fue difícil pero después decidí que, sin importar la discapacidad, todo iba a estar bien y lo iba a querer y cuidar todo lo que pudiera.
La historia de Paulina es similar a la del 33.5% de las mujeres en México, aquellas que educan a sus hijos solas. Muchas de ellas son jefas de familia, lo que implica ser proveedoras de sus hogares, además de dedicarse al trabajo en el hogar y los cuidados de los hijos. Pero el día a día de Paulina incluye algunos otros desafíos.
Al presentarle una serie de frases con las que puede sentirse identificada, Paulina eligió “Su hijo no puede acceder a esta escuela porque no hay quien se haga cargo de él”. La discriminación y exclusión en centros educativos — como la que relata Paulina– hacia las personas con discapacidad es común, a pesar de que desde diciembre de 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminó que la educación hacia este sector de la población debe ser inclusiva.
Y los desafíos continúan en la casa que habita con su hijo, así lo relata cuando se le pregunta ¿Hasta ahora cuál ha sido el principal reto que has enfrentado con tu hijo al interior del hogar?
La accesibilidad y la inclusión escolar
¿Y a qué retos te enfrentas al salir a la calle?
A las banquetas irregulares (para transitar) y a los lugares reservados que son ocupados por personas sin discapacidad
Al preguntar qué solicitud haría a una autoridad gubernamental, Paulina responde que la suya sería una relacionada con las políticas públicas hacia el sector con discapacidad de la población mexicana “para mejorar la inclusión y la accesibilidad”. Y para concluir, Paulina ofrece una respuesta a una pregunta no hecha, pero que corresponde a un tema que ella busca hacer visible: la sexualidad de personas con discapacidad.
“Mi hijo tiene 18 años, es necesario hablar sobre sexualidad y casi no hay información sobre sexo y discapacidad”. La difusión del tema es importante, además del placer y el goce personal, para la protección de quienes viven con una discapacidad. En 2010, la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe en el que se muestra que 90% de las personas con discapacidad intelectual sufre de abuso sexual al menos una vez en su vida.
Con este panorama, la vida de Paulina continúa al frente de su hogar luego de 18 años de aprendizaje con su hijo, quien además de las sensaciones, emociones y sinsabores que puede provocarle, le ha regalado una nueva mirada al mundo que la rodea.