Aun con medidas de protección, víctima de violencia familiar es agredida en plena calle  

violencia mujer

MELY ARELLANO | Lado B

Viridiana vivió un año y cinco meses con Raúl. Durante su relación padeció numerosas agresiones: ella no podía tener amistades, no podía salir sola, él puso cámaras en su casa para vigilarla, le revisaba su teléfono celular, le borraba sus archivos y fotos, incluso para hablar por teléfono con sus papás tenía que hacerlo con altavoz. 

Aunque ya lo había intentado, en enero pasado finalmente tuvo el valor para dejarlo. Y desde entonces ha sido víctima de dos intentos de feminicidio, a pesar de que las autoridades ministeriales le otorgaron medidas cautelares.

Apenas cinco días después de terminar su relación Viridiana comenzó a recibir ofensas y agresiones por teléfono. El 27 de enero había salido a cenar con su primo cuando Raúl la sorprendió por atrás, la jaló y comenzó a pegarle en la cara. Los vecinos le hablaron a la patrulla pero cuando llegó, él ya había escapado, sin embargo sí hizo el registro de la agresión.

Al siguiente día Viridiana levantó una denuncia en el Ministerio Público (MP) de Tlatlauquitepec, donde le dieron un documento para solicitar al Instituto de Ciencias Forenses de la Fiscalía General de Justicia del estado (FGE) que le realizaran un estudio psicológico para determinar su estado mental, la afectación psicológica y emocional, sus rasgos de personalidad, su congruencia o incongruencia sobre su versión de los hechos, y determinar si requiere atención psicológica, así como un estudio de trabajo social.

Hasta ahora sólo le han hecho el estudio de trabajo social.

Y aunque la MP Leonorilda Gutiérrez otorgó medidas de protección para evitar que Raúl la intimidara o molestara a ella o su familia, y proveer vigilancia en su domicilio así como auxilio policiaco inmediato en su domicilio o donde lo solicitara, un par de semanas después su ex pareja cometió la segunda agresión y primer intento de feminicidio.

Sucedió en Zaragoza, municipio vecino de Tlatlauquitepec, donde ella reside. Él la sorprendió cuando ella había salido del trabajo y se dirigía a su casa.   

—¿Vas a regresar o no conmigo? -le reclamó.

—No, no voy a regresar contigo.

—Ah bueno, si yo te veo con otro… -ni siquiera había terminado la frase cuando sus manos ya estaban rodeando el cuello de Viridiana.

Su prima, que estaba cerca y atestiguó la agresión llamó a una patrulla que pasaba por ahí. Lo detuvieron pero obtuvo su libertad en menos de doce horas. Viridiana nunca pudo localizar a la MP, por lo que fue imposible solicitar su traslado a Tlatlauquitepec.

Al día siguiente, ella entregó a la MP el registro de la detención que, según le prometieron, quedaría integrada en su carpeta de investigación (CDI) que la fecha no conoce, aunque el 5 de abril ya solicitó formalmente una copia.

Cuatro días después del intento de feminicidio en Zaragoza, se lo volvió a encontrar en la calle y quiso saber a dónde iba, como ella no le dijo, otra vez intentó ahorcarla y la aventó. Cayó dentro de una tienda, donde aprovecho para montarse en su estómago y golpearla en la cara, mientras el encargado de la tienda hacía lo posible por jalarlo.

Cuando llegó la policía, Raúl le dijo que se estaba defendiendo porque ella lo había “navajeado”, y a pesar de no tener heridas, ni arma, ni testigos que lo probaran, le creyeron y lo dejaron ir.    

Viridiana fue a buscar a la MP para reportar la nueva agresión.

—Conste que yo a usted le dije que iba a llegar hasta las últimas consecuencias y usted no me ha hecho caso. No voy a dejar que él me mate para que usted haga algo -le reclamó.

La MP tomó la denuncia en una nueva CDI, sin explicarle por qué no la agregaba a la primera.

Cuando Viridiana fue a preguntar a la comandancia de policía para saber qué agente dejó ir a su agresor, le dijeron que el reporte presentado no mencionaba golpes. Más tarde, el comandante le hizo saber que supuestamente le notificaron que ella había retirado la denuncia y por lo tanto las medidas cautelares.

Desde el 2016 en el estado de Puebla la violencia familiar se persigue de oficio

En todo este tiempo el acoso se ha sumado a las agresiones físicas. Viridiana, sus padres y su familia no sólo reciben fotos de mujeres desconocidas desnudas, sino también de Raúl desnudo, o de su pene. Y mensajes donde él advierte que la va a matar, o donde exige que ella se vaya a vivir a Ciudad de México.

Viridiana y su familia han tenido que modificar sus actividades y modo de vida para protegerla.

De acuerdo con el Código Penal del estado “a quien cometa el delito de violencia familiar, se le impondrán de dos a ocho años de prisión y multa de cincuenta a ciento cincuenta días de salario; y estará sujeto a tratamiento integral para su rehabilitación por un tiempo que no rebase la sanción privativa de la libertad que se haya impuesto, así como la pérdida de la patria potestad, de los derechos hereditarios y de alimentos”.

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