Por Gerardo Luna / @luna_gera
Es una tradición que para el juramento del presidente electo de los Estados Unidos se utilice con dicho fin alguna Biblia histórica que perteneció a los expresidentes, a veces junto con una biblia familiar, o de algún personaje ilustre o asociadas a otras instituciones nacionales. Barack Obama llegó a utilizar en total tres de estos libros en sus dos juramentos, incluida la Biblia de Lincoln.
Por ello, resulta curioso que sea este mismo libro de pasta color vino, el que utilizará Donald Trump para rendir juramento. Como saben, al mediodía de este viernes 20 de enero, a 156 años de la primera protesta de Abraham Lincoln como el 16° Presidente de los Estados Unidos, ahora tocará el turno al presidente electo número 45.
No obstante, esta decisión por parte de Trump me lleva a preguntar: ¿cuáles fueron los motivos de dicha elección?
El ambiente durante la primera juramentación de Lincoln, lo obligó a hacer referencia al clima secesionista que atravesaba el país. En ese año, como sabemos, dividido por las implicaciones económicas que se simplificaron alrededor de la emancipación de los esclavos, principal mano de obra para la economía de los Estados de sur.
Ese ambiente de confrontación parece ser el elemento en común que tendrán ambas juramentaciones. Como podemos observarlo en protestas que tienen lugar un día antes del evento. Pero, lo que realmente resulta preocupante, es que nuevamente el elemento étnico y racial se respira en el aire. Sólo que ahora se nos presenta a la inversa
Trump no viene a emancipar a los negros, sino a los “wasp” (white anglo-saxon protestant), de la opresión que sufren por parte de los tratados de libre comercio, las empresas transnacionales y los inmigrantes ilegales que de mala Fe les han quitado sus fuentes de ingreso.
De alguna manera, Trump logró colocar a los latinos que trabajan en los Estados Unidos o que se encuentran en las fábricas instaladas fuera del país, como los esclavistas, lo villanos, los ladrones y los narcotraficantes.
Al leer el discurso de la primera juramentación de Abraham, las analogías van surgiendo: el apego irrestricto a las leyes, la necesidad de mantener a la Unión fuerte (de Norte a Sur), señalando a quienes pretenden dividirla (Calexit). Incluso, el ambiente internacional de la época, sobre todo en Europa, era tan tenso en aquellos años como lo es ahora (Brexit, China y Rusia). Claro, no pretendo comparar las capacidades retóricas de ambos personajes, sería una comparación injusta para Trump.
Sólo confiemos en que la división social que tuvo lugar el siglo pasado no se repita. Puede que nos parezca que las causas no son las mismas. “¿Cómo es posible equiparar la esclavitud con un mero disgusto por parte del wasp?”.
Una lectura simple parece provocadora, pero no es así. Estrictamente, trato de responder a la pregunta inicial del escrito. Es muy probable que Abe se retorcería en su tumba por hacer semejante comparación.
Sin embargo, la imaginación –no la especulación –debe invitarnos a la reflexión de lo que está pasado en nuestro país vecino. Quizá Trump únicamente desea bañarse en los mantos de pureza de un personaje tan honorable como lo fue Abraham Lincoln.
En lo personal, me parece más una provocación que va en sintonía con su estilo de comunicar: usar la misma Biblia que el presidente Obama. Serán los únicos 2 presidentes en la historia que lo habrán hecho. O será que quiere mandar un mensaje de reconciliación a la comunidad afroamericana. Tendremos que esperar a que, más adelante, en alguna entrevista él mismo nos lo revele.
Por el momento, podemos imaginar varias razones. Mantengamos la esperanza en que la vaticinada turbulencia económica y política no vuelva a dividir a los pueblos como lo hizo en 1861.
“Voy a concluir: no somos enemigos ni debernos serlo; somos amigos; y aunque se hayan dejado algunos dominar en un momento por la cólera, no por esto se deben desatar los amistosos lazos que nos unen para el bien común.” Abraham Lincoln, marzo de 1861.