Las voces críticas e informadas son vitales ahora y para las siguientes generaciones que de muchas formas ya se están involucrando y cambiarán la forma en que los gobiernos construyan políticas públicas abiertas y ciudadanas.

EUNICE SÁNCHEZ | @GobAbierto_MX

Desde su llegada, el Ejecutivo federal expresó su desconfianza contra quienes pertenecen a las organizaciones civiles. Si bien no es una narrativa tan distante de la expresada por otros gobiernos, su discurso habla mucho del nivel de apertura, del de las instituciones a su cargo y de las prácticas del país en la materia.

Quienes trabajamos en la iniciativa de Gobierno Abierto creemos que para solucionar temas complejos que afectan al país y a la población es necesaria la inteligencia colectiva que se construye con las personas que trabajan en la administración pública, personas expertas de la sociedad civil, activistas, académicos y ciudadanía interesada. La inteligencia colectiva plantea soluciones más acertadas en temas como las violencias, las desigualdades entre otras problemáticas.

Este lenguaje cerrado a la crítica e ideas diferentes y diversas a las suyas impide que se brinde información a la ciudadanía y se escuchen las demandas de la población, incluyendo a las voces que disienten.

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Sin duda, el lenguaje y el discurso de las personas que encabezan y representan a las instituciones son un referente para medir el nivel de apertura. En este sentido, somos testigos de la disparidad en el nivel de apertura de las personas que representan a las instituciones, tanto a nivel federal como local.

Dentro de esta disparidad, existen casos de éxito como el del compromiso del Cuarto Plan de Acción, de la Alianza para el Gobierno Abierto en México (AGA), “Fortalecer los servicios públicos de cuidados” donde el Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres) y Consejo Nacional para prevenir la discriminación (Conapred) han trabajado conjuntamente con el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Incide Social y el Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE) para crear un modelo de política pública en la materia.

En este caso, la sociedad civil, administración pública y la academia trabajan para  implementar un proyecto piloto a nivel municipal con el objetivo de generar información e instrumentar mecanismos efectivos de transparencia proactiva, rendición de cuentas y participación ciudadana sobre la prestación de servicios de cuidados. El piloto busca generar información que permita reconocer y valorar los trabajos no remunerados, así como en trabajo doméstico no remunerado para una adecuada construcción de políticas públicas futuras.

Sabemos que “el principal obstáculo de las instituciones políticas por naturaleza, de carácter castrense y evidentemente masculina tiene barreras de entrada muy altas para poder girar un proceso más horizontal y transparente”, pero debemos transitar como ciudadanía y gobierno siempre hacia los estándares más altos, en apertura de datos y en derechos humanos.

Un presidente que deslegitima a la sociedad civil hace visible su falta de apertura y demuestra desconocimiento por el trabajo de las personas que la integramos orgullosamente. Dedicamos tiempo y esfuerzo para llegar a espacios donde existen casos de corrupción, violaciones a derechos humanos, injusticias e incluso donde la ausencia del Estado es evidente para aportar soluciones, brindar apoyo y superar los obstáculos.

La crítica, venga de personas defensoras de derechos humanos, activistas, periodistas o de cualquier persona que disienta con quienes se encuentran en una posición de poder, fortalece la democracia y proporciona estabilidad a los ejes que conforman al Estado mexicano. Por ello, es fundamental que la libertad de expresión sea garantizada en nuestro país por todos los niveles de gobierno.

Es verdad que el concepto de Gobierno Abierto, los compromisos en la materia y quienes los implementan y dan seguimiento siguen encontrando paradigmas en el camino de cocreación e implementación, pero esto tiene como beneficio la intersección de ideas, reflexiones y errores que por sí mismos representan la misma apertura por la que velamos.

En los ejercicios de Gobierno Abierto, la escucha e intercambio de ideas, de quienes se sientan a la mesa, fortalece las metodologías para la cocreación de políticas públicas, e incluso nos ayuda a transversalizar el conocimiento para llegar a plantear soluciones y estrategias que no han surgido, o que no han sido analizadas en su totalidad. 

Las voces críticas e informadas son vitales ahora y para las siguientes generaciones que de muchas formas ya se están involucrando y cambiarán la forma en que los gobiernos construyan políticas públicas abiertas y ciudadanas. Mientras tanto, a nosotros nos toca abrir el camino.