Estudios indican que al menos 50 comunidades han sido afectadas por regar sus campos con el agua del Atoyac, cuya contaminación se ha reflejado en la presencia de metales pesados en la comida que producen y consumen, como la leche.
GUADALUPE JUÁREZ | @lupjmendez *
El investigador Numa Castro González ha estudiado por años las causas en la salud infantil por consumir leche de vacas en zonas contaminadas en Puebla y Tlaxcala, así como la exposición de hombres y mujeres al trabajar estos suelos regados con agua contaminada.
Entre los metales pesados que han encontrado se encuentran el cadmio, el plomo, cromo, arsénico y mercurio, vinculados como la causa por enfermedades en el sistema nervioso, central, cardiovasculares, renales y óseas, así como cáncer.
Durante el Primer Foro sobre el Riesgo Sanitario en la cuenca del Alto Atoyac, organizado por la Ibero Puebla, el especialista expuso algunos de sus hallazgos en 50 comunidades en donde riegan los cultivos con agua contaminada del Atoyac, entre ellos la región de Tecamachalco.
En los hombres, el riesgo consiste en que trabajan el suelo y los cultivos con las manos o pies descubiertos, sin ningún equipo de protección.
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“(Trabajan) lo hacen con la mano limpia, muchas veces no utilizan zapatos y al mismo tiempo, están respirando el polvo que hizo al corte de los forrajes, a la siembra de los trajes, al uso de la maquinaria agrícola”, expuso.
Mientras que las mujeres, además de trabajar en el campo, tienen el contacto con la ropa de sus esposos a la hora de lavarla, lo cual también implica un riesgo al estar expuestas al suelo contaminado.
Otra forma de riesgo es en los forrajes y el agua que consumen los animales utilizados para la producción de leche, la cual se contamina por la presencia de los metales pesados como el plomo, cadmio y arsénico.
Lo anterior ocasiona que los niños, por un largo tiempo, consuman leche con estos metales, lo que incrementa el riesgo de tener cáncer.
Pero ¿qué hacer cuando las autoridades no frenan la contaminación del río Atoyac por las industrias?
La respuesta es la remediación de suelos, así como la búsqueda de alternativas en la alimentación animal para remover los metales y que no aparezcan en la leche.
“Estamos trabajando ya con muchos productores que están colaborando con nosotros, y al mismo tiempo que evitamos los metales, nosotros estamos haciendo que las heces no generen tanto amoníaco, que no haya tanta contaminación de las vacas hacia el medio ambiente”, señaló Castro González
De esta forma, buscan ayudar a las comunidades y mitigar los daños en la salud que ha ocasionado la contaminación del río Atoyac.
*Con información de Paola Mancilla