El Congreso de Puebla prohibió las terapias de conversión con castigos hasta 3 años de prisión a quienes promuevan, impartan, obliguen o financien cualquier tipo de tratamiento que restrinja expresar la orientación sexual o identidad de género de las personas.
GUADALUPE JUÁREZ | @lupjmendez
Por mayoría de votos, el Congreso de Puebla prohibió las terapias de conversión con castigos de uno a 3 años de prisión, y multas de 50 a 200 Unidades de Medida de Actualización (UMA) a quienes promuevan, impartan, apliquen, obliguen o financien cualquier tipo de tratamiento que restrinja expresar la orientación sexual o identidad de género de las personas.
Esto fue posible tras modificar el artículo 228 Quarter del Código Penal del Estado para tipificar los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (Ecosig), a propuesta del diputado morenista Carlos Evangelista.
Las terapias de conversión son aquellas prácticas consistentes en sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o procedimientos en los que aplican violencia física o psicoemocional o cualquier otra que restrinjan, menoscabe o anule la expresión o identidad de género así como la orientación sexual de las personas.
Antes de la discusión en el pleno, la diputada panista Mónica Rodríguez Della Vecchia anunció que la bancada del PAN quería cambiar la redacción de la reforma para que sólo se castigaran las terapias de conversión en donde se ejerciera violencia física y tratos crueles.
“Las que no estarían permitidas son las que causan violencia física moral o mediante tratos crueles e inhumanos y degradantes, pero sí estamos a favor de aquellas terapias que buscan armonizar la expresión de género bajo el libre desarrollo de la personas y la libre determinación terapéutica de la o el paciente”, dijo.
Sin embargo, durante la votación en el pleno, la propuesta de modificación fue desechada por la mayoría de los diputados. Eso provocó que los siete diputados del PAN votaran en abstención la reforma para prohibir las terapias de conversión.
En víspera de la votación, grupos de ultraderecha realizaron conferencias de prensa en la que exigieron a los diputados locales no prohibir las terapias de conversión, que son consideradas por la ONU como actos de tortura.
Tras la votación, grupos de personas de la comunidad LGBT+ se reunieron a las afueras del edificio del congreso para celebrar la prohibición de las terapias de conversión en Puebla, y ondearon una bandera trans como señal de triunfo.
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