¿De qué nos sirve tener el mundo entero en el bolsillo cuando no podemos pausar nuestra vida para disfrutar de la compañía de compañeros de viaje que nos hagan sentirnos amados y con la capacidad de amar?
Yo me alegro porque comprobamos que las redes sociales son poderosas, que la organización puede pasar de la computadora a las calles. Además, para que se les baje el coraje – a aquellas personas que lo hicieron- ¿no se alegran de que hubo poca gente? ¿No se alegran que ha habido más personas exigiendo gritando justicia en las calles?; ¿no se alegran que ha habido más personas gritando “¡ya basta!”?