Lo único que puedo decir es que Dios no habita estas malditas paredes, se ha olvidado de sus hijos ocultos por sombras y el mismo demonio viene por nosotros aquí. Las voces y los sonidos que escucho en este lugar son horribles
Monsieur Periné, una banda que es espectacular por sí sola, cuyo sonido hace despegar los pies del piso y sentir que las rodillas apenas resisten el peso de nuestra carne