Antes del diluvio: Salir ileso
Porque abandonarse es también otra forma de vida: a veces, por ratos, la única posible. No ser nada más que un hilacho en el raudal de las cosas. Quedar hundido, dejarse arrastrar hasta el fondo de uno mismo. Cruzar la puerta. Dejar que duela. Porque entonces, un día, tal vez dejará de doler.