Una opinión sobre las opiniones

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DANIELA HERNÁNDEZ | @DanHdezSa

Siempre fui una niña extraña. Prueba de ello es que en mi cumpleaños número 8, elegí que me llevaran a comer mole. No pizza, no hamburguesas, no helado: mole. Y a pesar de que aún sigue siendo mi platillo favorito, mi abanico gastronómico se ha ampliado. Lo mismo me ha pasado —afortunadamente— con la poesía, las películas y la música. Con las librerías y con las cafeterías también. La riqueza está en la diversidad y basta abrir los sentidos y por lo tanto la mente, para poder comprobarlo. Por más que me guste, no puedo imaginarme comiendo mole por el resto de los días, además de que no sería lo más saludable. También sería dañino leer siempre las mismas opiniones.

Constantemente se renueva el debate de si es conveniente o no que cada vez haya más columnas de opinión. Muchos de los que defienden el no, además de curiosamente tener ya algún tiempo consolidados en algún medio, argumentan que no todas las voces merecen ser escuchadas. Esto es cierto si lo que queremos evitar es la propagación de discursos de odio, pero deja de ser válido en cuanto se reduce a la idea de que, además de quienes ya escriben, no hay más personas técnica o académicamente calificadas para expresarse. Más columnas de opinión no implica forzosamente una pérdida de calidad.

Los tiempos han cambiado, nuevos actores emergen y otras plumas vacían su tinta; a mi parecer, esto implica una gran oportunidad. Se abre una ventana de posibilidades con doble alance. El primero es de provecho generalizado. En plena búsqueda de una sociedad más democrática, más informada y más participativa, las letras y las palabras son herramientas clave. Tener la posibilidad de leer diferentes posturas sobre un mismo tema —una vez más aclaro, sin incluir la expresión de nociones discriminatorias—, no solo permite la deliberación y el disenso, sino que además genera una reflexión más crítica, lo cual resulta especialmente conveniente para una población que fue gobernada por décadas por un mismo partido y que hoy está sedienta de una oposición que haga buen balance.

El segundo beneficio y para mí el más importante, es que, en el contexto actual, el surgimiento de nuevas columnas representa una oportunidad específicamente provechosa para las mujeres. Las cosas van cambiando (las hemos cambiado), aún no lo suficiente ni con la cadencia necesaria, pero hoy hay más mujeres expresándose por escrito. Las escritoras femeninas no son una novedad, Woolf, Beauvoir y muchas otras nos lo comprobaron, escribieron en sus tiempos y nos alcanzaron en los nuestros. La diferencia radica en que mucho de lo que escribían se quedaba atrapado en sus diarios personales mientras que ahora, los atravesamos. Hoy, desde blogs, periódicos y revistas impresas y virtuales, las mujeres luchamos por la construcción de una sociedad más equitativa e inclusiva. Hemos demostrado que podemos escribir sobre política, deportes y economía y que además lo hacemos muy bien. De ahí, que el querer mantener las esferas de opinión herméticas no solo me resulte egoísta, sino también antifeminista.

Es cierto, entre un mar de opiniones corremos el riesgo de tomar las olas equivocadas y naufragar en la desinformación, pero no debemos de olvidar, y en todo caso promover, que la lectura —sobre todo la de columnas de opinión—, implica una responsabilidad compartida. Es un juego bidireccional en el que las autoras y los autores disfrutamos de la posibilidad de escribir y de ser leídas y leídos, mientras que quienes nos leen tienen el derecho y la obligación de evaluar lo que encuentran entre párrafos y líneas. El dar por sentado que las personas que leen nuestros textos no tienen la capacidad suficiente para evaluar y distinguir que hay de columnas a columnas, implica tratarles de manera condescendiente y no lo merecen.

En un país que atraviesa una crisis de gobernabilidad y de violación de derechos humanos, en una sociedad donde las desapariciones y los asesinatos ocupan los titulares a diario, es fundamental incentivar la lectura. Nuevas voces, diferentes estilos y enfoques contrastantes pueden ayudar no solo a mejorar el promedio de libros leídos por cada mexicano, sino que, además, ayudará a formar una ciudadanía más crítica. Total, si en algún momento se escabulle una columna de opinión que no abona, sino que perjudica, siempre podrá ser combatida a base de réplicas, argumentos y vaya, otras opiniones.

Leer tanto a quienes prefieren el café como a quienes eligen el té, junto con sus respectivas razones y por qués, nos da la posibilidad de identificarnos, de confirmarnos o de reformarnos y a la larga esto implica, disfrutar más de nuestro próximo desayuno.

Los textos publicados en la sección “Opinión” son responsabilidad del autor/a y no necesariamente reflejan la línea editorial de Manatí.

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DANIELA HERNÁNDEZ

Feminista interseccional, internacionalista, activista y politóloga en formación que funciona a base de café, fútbol, filosofía y disenso. También hace investigación sobre género, diversidad sexual y Estado de Derecho

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Karla J.

Con que no nos falten tus opiniones Dani, con eso.

Dan

Hola, Kar. Gracias por leerme y por tus palabras. Abrazo.

Guevara

Muchas gracias por tus palabras, Dan, gracias por escribir,gracias por regalarnos un pedacito de ti (y digo pedacito porque eres enorme), por abrir el panorama de muchas y muchos, definitivamente tienes una gran responsabilidad y las/los que te leemos también. Te seguiré leyendo 🙂

Dan

Hola, gracias por leerme. Sí, toca asumir responsabilidades y ayudar a construir una sociedad más justa e inclusiva. Agradezco que tengas esa percepción de mí. Saludos.

R.R.

Es cierto Dan hay que leer de todo para tener opiniones más completas. Me gustan mucho tus artículos creo que son frescos y proyectan mucho amor y amabilidad y en un mundo como este, necesitamos más voces conciliadoras. Tambien yo te seguiré leyendo.

Dan

¡Hola! Me agrada muchísimo saber que te gustan mis escritos. Como tú, yo también creo que la conciliación es fundamental en este mundo. Gracias por leerme y por tus palabras, con mucho gusto te espero por acá. Abrazo.

Nanda Cano

¡Bravo! Es nulo el columnista que habla de la importancia de la crítica a lo que se lee. Muchas gracias por el gran mensaje. Definitivamente se debe de tomar más en cuenta la bilateralidad en la comunicación (y en general).

Admiro mucho tu labor y evidentemente tienes a una fiel lectora.

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