PALOMA FERNÁNDEZ | @PalomaPEN
El acoso en universidades no es nuevo, pero durante los últimos años se han hecho cada vez más frecuentes las expresiones públicas de estudiantes que lo rechazan.
Eso ha obligado a algunas instituciones a reforzar sus protocolos de denuncia e incluso a revelar el número de investigaciones que han realizado por conductas de este tipo.
Como ejemplo se encuentra la BUAP, que recientemente reconoció que entre 2015 y lo que va del 2020 ha abierto 147 investigaciones por acoso, hostigamiento y discriminación, pero sólo la mitad de estos procesos ha concluido en una sanción contra los responsables.
Pero, al margen de los protocolos oficiales, un grupo de estudiantes de distintas universidades públicas y privadas han creado el Observatorio Universitario contra el Acoso, que recibirá solicitudes de cualquier estudiante que haya sido víctima de acoso y que requiera apoyo o información.
El observatorio se propone, en primera instancia, identificar el tipo de acoso mediante el testimonio de los estudiantes, para después generar una red de contención que les brinde asesoría para la búsqueda de justicia y reparación del daño.
“A partir del observatorio, lo primero que se hace es exponer el tema de acoso de manera general, las formas en las cuáles puede existir acoso porque la mayoría de las y los estudiantes las tienen normalizadas, entonces el saber identificar primero, para nosotras, es esencia”, dice una integrante que prefiere reservar su identidad.
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La conformación de este observatorio surge en un contexto en el que las protestas públicas, como los tendederos en los que se cuelgan fotografías o mensajes de acoso, así otro tipo de denuncias se han ido extendiendo en diversas instituciones académicas de Puebla.
“La apuesta más grande del observatorio es la de generar, o incluso incentivar y promover, políticas públicas en este sector que parece que no existe (…) En este tema de las vivencias y las violencias sobre acoso en las universidades, se supone que debería ser un espacio seguro e incluyente para todos, pero está siendo lo contrario”.
Esta propuesta pretende seguir expandiéndose en todo el país, incentivando a la comunidad estudiantil a no tolerar estas violencias que se han mantenido a pesar de los intentos de las estudiantes por erradicarlas.
“Somos una generación que no va a tolerar, que ya no tiene que permitir todas estas expresiones. Al final estamos rompiendo también con estas ideas de que es ‘normal’”, concluye.