Voces de mujeres en la cárcel más grande de Puebla

Mujeres en la cárcel puebla

Mujeres en la cárcel narraron lo que ocurre en el CERESO más grande de Puebla: prostitución, falta de atención médica y de higiene.

MARIO GALEANA | @MarioGaleana_

En noviembre de 2019, la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla inició una serie de entrevistas a mujeres encarceladas en el penal de San Miguel, el más grande de todo el estado de Puebla, por una serie de notas periodísticas en las que se denunciaba que las reclusas eran obligadas a prostituirse.

Las 16 entrevistas que realizó el organismo —todas ellas incluidas en la recomendación 25/2020— no sólo comprobaron que sí se cometía prostitución en el penal, sino que además existían otras violaciones a los derechos humanos de las mujeres, como cobros ilegales y falta de atención médica para sus hijos.

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Hasta ese año, en el penal de San Miguel se encontraban recluidas 323 mujeres y 3 mil 693 hombres, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Imagen ilustrativa: Mujeres en la cárcel Puebla.

En todas las cárceles de Puebla, dos de cada tres reclusas se encuentran allí sin ser sentenciadas y sólo una de cada tres sabe leer y escribir, según cifras del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2020 del Inegi.

En ese contexto se inscriben las entrevistas que la CDH realizó a las reclusas. Aunque sus acusaciones fueron confirmadas por el organismo autónomo, la dirección general del penal de San Miguel negó cada una de estas imputaciones.

Prostitución en el centro penitenciario de San Miguel

“Los días viernes, sábado y domingo se hacen fiestas a partir de las 8:30 de la noche. La X va por lista de nombres de internas que fueron solicitadas por los internos del área varonil. O a las nuevas se les invita para que por voluntad o pordinero vayan a las fiestas”.

Eso fue lo que, bajo anonimato, una de las mujeres privadas de su libertad dijo a los visitadores adjuntos de la CDH. Pero no sería la única.

Cuando hay fiestas hay unas mujeres que no son del Centro de Reinserción, o sea que son de fuera y unas son del área femenil también. Todo es voluntario porque no obligan a nadie. El precio que pagan porque vaya alguien del área femenil no pasa de los os mil pesos, y van por voluntad propia. Van de todas las edades”.

Lo que en parte revelan estos testimonios es que, aún en la cárcel, el cuerpo de las mujeres puede seguir subyugado a cambio de una remuneración económica. Aunque aparentemente ocurre por “voluntad propia”, para la CDH esto se encuentra “íntimamente vinculado con la falta de oportunidades y opciones laborales” que atraviesan por encontrarse encarceladas.

Imagen ilustrativa: Mujeres en la cárcel Puebla.
Imagen ilustrativa: Pexels

Otra mujer privada de su libertad dijo que esas fiestas en el área de reclusión de hombres sólo son accesibles si se firma una hoja en la que se anula toda responsabilidad administrativa.

En las noches las vocean porque las mandan a traer del área varonil. La mayoría baja porque necesita dinero y las fiestas las hacen en visita íntima (…) van como 30 internas”.

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La maternidad dentro de una cárcel

Hasta mediados de 2019, 29 menores vivían en prisión con sus madres. Ninguno tenía más de siete años y ninguno contaba con un área especial para su desarrollo. Es decir, para jugar o aprender.

Me han picado cucarachas y chinches, y estoy embarazada. Hay tres embarazadas en el mismo cuarto, cuartos que no están limpios. No hay medicamentos para urgencias y no hay facilidades para adquirirlos”.

Quien habla en la cita anterior es otra mujer privada de su libertad que fue entrevistada en noviembre del año pasado. Y tampoco es la única.

Hace falta un pediatra, porque cuando hay una emergencia se tiene que dar receta, pero tiene aparte que venir una visita o familiar por la receta e ir a comprar”.

En la recomendación que emitió a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado, la CDH acreditó que, aunque existe una ludoteca para que los niños jueguen y aprendan dentro del penal de San Miguel, “no se cuenta con personal especializado para la atención de los mismos, así como un médico pediatra adscrito a ese Centro Penitenciario”.

Tengo a mi hijo de 3 meses, que ya lleva enfermito 8 días, ya me dieron la consulta, pero no hay pediatra, ni facilidades para llevarlo al médico. También me da miedo que mi bebé tenga alguna malformación, se necesita tener a un médico que haga revisión completa a las embarazadas”.

Además, la atención médica sólo es otorgada por hombres. Ésa ha sido otra de las cuestiones denunciadas por las mujeres:

El médico pide tacto vaginal y uno tiene que estar negándose y si no saben pues se dejan, pero eso no debe de ser. Son los dos médicos que atienden embarazadas, se debería poner a una médica.

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