A universitarios de distintas carreras en Puebla les emociona el posible regreso a clases presenciales, pero les preocupa la posibilidad de contagiar de covid-19 a algún familiar.

PALOMA FERNÁNDEZ | @PalomaPEN

Cuando Mariana Fernández escuchó que sería posible volver a los salones de la BUAP antes de graduarse en Relaciones Internacionales, dos escenarios cruzaron su mente: la emoción y el miedo.

“Por el lado positivo, tengo la ilusión de terminar mi carrera como se debe, sobre todo por el tema de la titulación: no es lo mismo hablar con mi coordinación o asesores de todo este proceso en línea que en persona. Además, quiero ver a mis amigos”, dice.

Pero, por otro lado, pensó en el riesgo que podría suponer salir cuando en casa algunos integrantes de su familia son personas en situación de vulnerabilidad frente al covid-19.

Y entre otros estudiantes universitarios fue similar esta respuesta. El regreso a clases presenciales anunciado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) los dividió: así como está la ilusión por retomar la vida antes de la pandemia, también está el miedo de contagiarse.

Las autoridades estatales crearon un protocolo para reanudar actividades académicas prácticas en universidades, pero entre algunos estudiantes persiste la idea de que ni sus escuelas ni las autoridades están listas para este retorno.

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Para estudiantes de últimos semestres que se encuentran a punto de graduarse, el regreso no es del todo bueno. Algunos incluso dudan que sus universidades puedan acatar los protocolos antes de graduarse, y creen que no volverán a las aulas en lo que queda de su vida escolar.

Lízbeth Díaz, estudiante séptimo semestre de la carrera de Relaciones Internacionales en la IBERO Puebla, anticipa que, aun en regreso escalonado, esto implica que aumentará el flujo de personas y “el contacto con personas que vienen de diversos estados y contextos”.

Esto puede implicar que ya no sólo se hable de actividades académicas presenciales o no, sino también de vidas fuera de la comunidad académica que pueden estar en riesgo.

La modalidad híbrida —es decir, que se dé la opción de dar clases presenciales y en línea a la comunidad— suena como otra opción benéfica para estos universitarios, pero no como una solución general.

Factores como la culminación de su carrera o el no tener materias que impliquen forzosamente su presencia física en las universidades, orillan a estudiantes como Sebastian Arroy, que cursa su noveno semestre en la carrera de Relaciones Internacionales de BUAP, a considerar seguir en la modalidad en línea.

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“Si nos vamos por el lado de la vacuna, lo ideal sería que todo el mundo estuviera vacunado, cosa que creo que va a tardar un poco en suceder. También depende mucho del estudiantado el portar las medidas de seguridad como la distancia o la distribución en las aulas, porque en ocasiones llegamos a ser de 42 a 50 estudiantes por salón”, dice.  

Los universitarios tampoco ven un seguimiento apropiado al manejo de la pandemia en Puebla, lo que supone que, para ellos y ellas, el retorno a clases presenciales es una medida anticipada.

“Me llama la atención que fue muy repentino. No se veía como un trabajo previo en algunas instituciones, y no se ha visto tampoco a nivel del Estado realmente una gran mejora en cuanto al manejo de la pandemia”, señala Lízbeth Díaz.

Sin embargo, ella admite que en el caso específico de la Ibero sí se han implementado medidas de seguridad desde el año pasado, pero se han aplicado a grupos moderados de personas, por lo que está a la expectativa de ver su practicidad para toda la comunidad que asiste a esta institución.

¿Qué deben hacer las universidades para volver a clases?

Para poder volver a clases, las universidades deben cumplir con una serie de lineamientos que, en teoría, las autoridades estatales vigilarán de manera permanente.

Estos contemplan medidas sanitarias, como protocolos de higiene, desinfección y circulación constante de la comunidad universitaria.

Si se registra un caso de covid-19, las autoridades universitarias deben reportarlo de manera inmediata a las autoridades y la comunidad debe regresar a sus hogares por lo menos 14 días.

Como lo expresó Melitón Lozano Pérez, titular de la dependencia en el estado, este protocolo exhorta a las IES a mantener constante comunicación con su comunidad, además de entregar una solicitud a la SEP para la realización de un informe diagnóstico que asegure un retorno adecuado para estudiantes, personal académico y no académico.