Recordemos que la palabra es un vehículo poderoso; de la existencia del ejercicio de una palabra libre, depende que se sigan visibilizando de forma responsable las distintas causas, problemas y movimientos
Hugo Ernesto Hernández Carrasco | @H7GO
Las incertidumbres rodean el espectro de las sociedades verdaderamente democráticas. En una sociedad plural, el poder más que una forma de fuerza o certeza, es un medio efectivo de autoridad. De hecho el poder público en una democracia, es débil en cuanto a imponer una ruta única y absoluta a sus conciudadanos.
El valor de la democracia se manifiesta cuando los distintos órdenes, actores e instituciones de la vida pública y privada conviven y pugnan entre sí, sobre el piso que proveen la estabilidad de la justicia, la legalidad, la rotación periódica del ejercicio de gobierno (elecciones) e incluso la posibilidad de plantearnos en colectivo, un cambio de rumbo. Dicha estabilidad, legalidad, elecciones y posibilidades de cambio, no serían posibles sin información veraz, diversa y accesible para nosotros los ciudadanos.
Contrastar los distintos puntos de vista en torno a los mismos hechos, es un acto necesario, toda vez que, nuestra libertad se manifiesta en la capacidad que tenemos como ciudadanía para ejercer nuestro derecho a acercarnos a la verdad de los sucesos que tensionan y configuran la esfera pública. En este sentido, la prensa libre ha jugado y seguirá jugando un papel primordial. Si un medio independiente es síntoma de una sociedad plural, un medio independiente y autosostenible es muestra de una sociedad responsable.
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Valorar la calidad, el acceso y veracidad de la información en el medio de la incertidumbre y las pugnas de poder, la libertad con la que esa misma información se difunde y se sostiene, son aspectos que nos indican la salud de una sociedad democrática; esto en lo concreto se traduce en que, aquellas personas que conocemos que ejercen el periodismo, lo puedan seguir ejerciendo de manera libre, sin riesgos ni condicionamientos de ningún tipo, sean estos ideológicos, partidistas o económicos; apegándose a los valores éticos de su propia profesión, remunerando su trabajo, haciendo posible el sustento digno de su forma de vida (porque sobra decir que cualquier profesión, incluyendo el periodismo, son también una forma de vida). En tanto que como lectores, en lo concreto, este apoyo se traduce en información de calidad, mayor vigilancia sobre los poderes públicos y fácticos, mayor transparencia de la esfera pública, entre otras.
Finalmente, si algo se ha revelado con mucha fuerza la última década, es la cantidad ingesta de “información”, “reportajes” e “investigaciones” que carecen de rigor, compromiso con la verdad y con sus sociedades; no importando su impacto, han ejercido con irresponsabilidad la desinformación; distorsionando adrede nuestra percepción de la realidad. Esto particularmente, ha elevado los niveles de toxicidad y falsedad de argumentos del debate en la esfera pública, sean estos sobre las elecciones, la pandemia, desastres naturales u algún otro suceso público. En contraste, la necesidad de contar con medios independientes, plurales y profesionalizados ayuda a contrarrestar estos tiempos de profunda desinformación. Recordemos que la palabra es un vehículo poderoso; de la existencia del ejercicio de una palabra libre, depende que se sigan visibilizando de forma responsable las distintas causas, problemas y movimientos que ocurren en el seno de nuestra sociedad. Medios como Manatí hacen esto posible. Apoyarlos es también apoyar nuestra propia causa, la de acercarnos a construir y sostener, una sociedad más justa, plural, abierta e informada.
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