Las corridas de toros en Puebla han vuelto durante un gobierno municipal que, en campaña, se negó a firmar una carta por los derechos de los animales. Organizaciones aseguran que no hay beneficios en la preservación de la tauromaquia.
PALOMA FERNÁNDEZ | @PalomaPEN
Hace 10 años, ambientalistas y sociedades protectoras de animales alzaron la voz contra las corridas de toros en el municipio de Puebla. La lucha se mantuvo y pareció tocar tierra en febrero de 2021, cuando el Cabildo de la capital, entonces presidido por Morena, llevó a votación la posibilidad de prohibir las corridas en la ciudad.
Y aunque parecía que esta Ley anticorridas sería aprobada, el voto de un solo regidor anuló el pronóstico y las corridas de toros siguieron vigentes.
Ahora, nueve meses más tarde de esa fallida votación, y con un gobierno municipal emanado del PAN, las corridas de toros han vuelto a la ciudad de Puebla. El viernes 26 de noviembre, pese al rechazo de estas organizaciones, iniciará una nueva temporada en la Plaza de Toros de El Relicario.
Para grupos como Puebla Viva y Sin Corridas, los intereses de unos cuantos se priorizaron por encima de los esfuerzos de activistas que intentan que las corridas se reconozcan como maltrato animal.
“Eso corresponde a intereses de un puñado pequeñito de personas que aprovechan, en cierta forma, que jurídicamente no llega a aplicar algún tipo de prohibición o sanción”, comenta Kamila Ángeles Serrano, integrante de Puebla Viva y Sin Corridas.
Pese a ello, Kamila y otras ambientalistas y sociedades protectoras de animales buscarán que Puebla sea parte de los cuatro estados —Guerrero, Sonora, Coahuila y Quintana Roo— en donde las corridas de toros están prohibidas.
La lucha de una década
El miércoles 3 de febrero de 2021 parecía que la lucha de una década daba frutos: la Comisión de Servicios Públicos aprobaba el dictamen que prohibía las corridas de toros. La iniciativa era impulsada por organizaciones como PETA Latinoamérica, Fundación Franz Weber, Animal Heros, y por supuesto, Movimiento Animalista de Puebla con su grupo Puebla Viva y sin Corridas.
Esta había sido acompañada por más de 78 mil 274 firmas recolectadas en Change.org, a través de la campaña No puede volver la crueldad en contra de los animales, disfrazada de arte y cultura, lanzada en 2020.
Ese mismo año, en medio de la pandemia, El Relicario anunció una temporada taurina, y así los activistas presionaron con más manifestaciones y performances en las calles de Puebla.
A finales de 2019 las organizaciones aplicaron una encuesta que arrojó que 80% de la población no estaba de acuerdo con la tauromaquia. Esa encuesta difundida en el Cabildo señalaba que 84% concordaban más con la frase “Las corridas de toros son un acto de crueldad contra el animal” que con “Las corridas de toros son arte y tradición”.
Es decir, las dos visiones antagónicas sobre las corridas de toros.
Otros resultados destacaban que el 88% no estaba de acuerdo con que menores presencien estas corridas. Además, 86.5% estaba de acuerdo en que la agresión contra los animales, como en la tauromaquia, son una fuente de violencia para la sociedad
Con estos datos, el último paso consistía en que el dictamen que salió de comisiones fuera avalado por el Cabildo, pero fue rechazado y las corridas en Puebla siguieron siendo permitidas.
“Más allá de que sí se lograra o no, nunca se había llegado al Cabildo, y yo creo que la representación que tenían en ese momento los regidores, que era justamente su chamba el representarnos efectivamente como lo que son, como nuestros representantes, dejó mucho que desear. Muchísimo”, recuerda la integrante de Puebla Viva y Sin Corridas.
Nuevo ayuntamiento, nulas esperanzas
Así como los regidores de la administración pasada se negaron a prohibir la tauromaquia, con la administración del presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, del PAN, las esperanzas son prácticamente nulas.
En medio del proceso electoral, los activistas pidieron a los ocho candidatos firmar una carta compromiso por el bienestar animal, y el único que no firmó fue precisamente Rivera Pérez.
La carta contemplaba que de ganar invertiría recursos en el bienestar animal de la región, oficializaría la Comisión Intersectorial para el Bienestar Animal, reconocería al Comité Ciudadano de Bienestar Animal y promovería la cultura de paz y no violencia para los seres vivos.
Que el actual alcalde no firmara este compromiso, ha encendido los focos rojos para las organizaciones que luchan porque sean prohibidas las corridas taurinas.
“Es un acto violento e innecesario, porque no se necesita ver cómo matan a un animal para divertirse, ¿cómo se puede divertir del sufrimiento de otro animal?”, comenta Xóchitl, integrante de Animal Save Puebla.
¿Por qué decir no las corridas de toros en Puebla?
Una de las razones más usadas por las cuales se apela a seguir con la tauromaquia es que es un acto de tradiciones y costumbres, algo que define nuestra cultura.
Este argumento lo refutan los defensores de los derechos de los animales haciendo conciencia de que ni cultural, ni legal, ni socialmente la tauromaquia sea algo que defina o marque nuestra cultura mexicana por su misma expresión violenta que atenta contra la vida animal.
“Se apela mucho a los usos o costumbres al momento de defender las corridas, pero no aplica porque también la Suprema Corte de Justicia dijo que los usos y costumbres van a ser respetados siempre y cuando entren en la categoría que la dignidad humana y animal, cosa que, obviamente, no contiene la tauromaquia”, aclara Puebla Viva y Sin Corridas.
Las corridas de toros no generan derrama económica en Puebla
Otro argumento ha sido la derrama económica que genera o las oportunidades de trabajo que genera el sector. Ante esto, Puebla Sin Tauromaquia expuso que de 259 ganaderías de toros de lidia –los utilizados para la torería–, venden en promedio cuatro animales por año a eventos taurinos.
Esto no sustenta en absoluto a estas ganaderías, por el contrario, lo que las mantiene en pie son los animales que se venden para consumo.
En el panorama estatal retroceden a la Feria de Puebla en 2019 donde la entrada fue gratuita, sin un gran aforo y sin una constante económica más que el ambulantaje de alrededor de la plaza de toros.
Además, según Kamila Ángeles Serrano, de Puebla Viva y sin Corridas, los toros de ese evento no provenían de ganaderías poblanas, y se violaron, seriamente, normas del Reglamento de los Espectáculos Taurinos contenido en el Capítulo 13 del Código Reglamentario para el Municipio de Puebla (COREMUN).
Explican que hubo un “desembarque tardío de los animales, y la edad de algunos de ellos que no alcanzaban los cuatro años reglamentarios para una corrida de toros”.
Además, el informe aclara que no pudieron llevarse a cabo todas las pruebas post-morten reglamentarias debido a la falta de instrumental en ‘El Relicario’.”
“Pensamos que lo que sucede con las corridas de toros es que hay muchos intereses en lo que implican las corridas de toros políticos y económicos, más que nada por eso se mantienen. Solamente grupos reducidos de las personas que están a favor, y son personas que por algo político o económico siguen manteniendo estas prácticas violentas”, explicó Animal Save.
El maltrato animal
El argumento de que los toros “no sienten dolor”, es uno de los que más refutan estas y otras organizaciones antitaurinas.
Sin embargo, dice Xóchitl, existen estudios veterinarios internacionales y nacionales como el de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México que demuestran todo el daño y temor que sienten los toros al estar en medio de una corrida.
Puebla Sin Tauromaquia indica que los toros son sometidos a lentas y dolorosas muertes, en las que pasan por estrés, miedo, ansiedad y angustia durante el proceso.
Para las integrantes de Animal Save y Puebla Sin Tauromaquía la violencia en estos espectáculos es un reflejo de la sociedad en la que nos desarrollamos, y que insensibiliza a las infancias y audiencias menores que los presencian.
“Nosotros vivimos en una sociedad que considera que la vida de los animales vale menos que la de las personas, por eso se consigue por eso es que existen este tipo de prácticas, porque es que la vida de los toros vale menos, por lo tanto asesinarlos y hacer un circo de su tortura es una diversión”.