El eslogan “Corregir el rumbo”, la frase con la que Eduardo Rivera Pérez hizo campaña a la presidencia municipal de Puebla, parece ser hasta ahora su mejor acción. El informe por los primeros 120 días de gobierno refleja falta de programas para la ciudad.
MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
Se han cumplido los primeros 120 días de un gobierno que prometió “corregir el rumbo”, pero la tarea a contrarreloj autoimpuesta por el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, parece estar más llena de ripios y eslóganes que de acciones.
Si algo insinúa este tiempo es la carrera precipitada de un político empeñado en posicionar su imagen para las siguientes elecciones, pero también el rostro de un presidente municipal que parece estar al frente de una ciudad que no conoce.
En la Puebla del 2011, año en el que Rivera Pérez se convirtió en alcalde por primera vez, no había familias de desaparecidos que colgaran sus retratos en los árboles del Zócalo de la ciudad. No había personas trans y no binarias que bailaran vogue sobre avenida Reforma a modo de protesta.
No había (tantas) mujeres jóvenes con pañuelos verdes atados a la muñeca exigiendo en las sedes de gobierno la despenalización del aborto. Y eran menos numerosas las organizaciones y los colectivos de ciclistas y peatones que demandaban ciclovías, confinadores, bolardos.
Quizá esto explique que, una década después de ese primer año, la administración de Rivera Pérez responda exactamente al contrario: que desaparezca los retratos de los desaparecidos, que allegue sus dependencias de organizaciones de ultraderecha y antiderechos, como Vifac, y que cada día desmantele la infraestructura que no favorece a los autos particulares.
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Del breve informe que el presidente municipal de Puebla presentó la mañana de este lunes 31 de enero se desprende que, hasta ahora, el principal mérito de su gobierno ha sido la creación de un eslogan.
Dijo que se invirtieron 238 millones para tapar 37 mil baches, se dio mantenimiento a 135 parques, se podaron 3 millones de metros cuadrados de áreas verdes, se limpiaron grafitis, se realizaron jornadas integrales en colonias, se graduaron 50 policías, se esterilizaron 25 mil perros y gatos, y se organizó un Desfile de Reyes.
Lo que tienen en común todas estas acciones es que son labores operativas, frecuentes y rutinarias: tareas intrínsecas a las dependencias municipales. Lo mínimo que los gobiernos devuelven a sus ciudadanos a cambio del pago de impuestos.
Por lo demás, las principales promesas de su campaña fueron lanzadas a botepronto. Todas, sin excepción, en víspera de su informe.
La Agencia Municipal contra el Acoso y Hostigamiento Sexual y Laboral (AMAS) se puso en marcha el 26 de enero; el programa “Médico Contigo” inició el 11 de enero; y el programa “Contigo Mujer. Transporte Seguro” arrancó el 18 de enero.
El resultado de la premura de la puesta en marcha de estos programas ha sido, precisamente, su ineficacia. Varios medios de comunicación han documentado, por ejemplo, que el número de atención de denuncias del programa de transporte seguro para mujeres rara vez es atendido.
La primera Agencia Municipal contra el Acoso ha omitido de forma deliberada investigar a Michel Chaín Carrillo, secretario de Gestión y Desarrollo Urbano en el gobierno de Eduardo Rivera Pérez, a pesar de que cuenta con dos denuncias por violencia de género.
Y del programa “Médico Contigo” se sabe tan poco que ni siquiera en ese breve informe se presentaron cifras sobre cuántas personas han sido atendidas hasta ahora.
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Entre las acciones de campaña que Rivera Pérez omitió en su breve informe destaca, sobre todo, la fallida regulación del comercio ambulante. En sus primeros tres días, el alcalde consiguió pactar el desalojo total del Centro Histórico con los comerciantes ambulantes.
La postal de las calles vacías fue festejada hasta el hartazgo, aunque fue efímera. Al cuarto día, los comerciantes regresaron a sus calles y el colmo del desbordamiento llegó cien días después, cuando un grupo colocó sus puestos en el Zócalo a modo de protesta.
En lugar del diálogo, la administración municipal respondió con toletes, pues los comerciantes fueron desalojados con violencia por policías municipales y funcionarios de Normatividad.
La imagen de decenas de policías ingresando al Zócalo para reprimir no había sido vista desde septiembre de 2012, cuando los uniformados golpearon y detuvieron a 60 integrantes del movimiento #YoSoy132, que marcó la campaña presidencial del 2012. Eran, paradójicamente, tiempos de Eduardo Rivera en la presidencia municipal de Puebla.
Y si el ambulantaje no fue mencionado ni de repaso, tampoco lo fue la inseguridad: quizá la piedra angular en el discurso de campaña de Rivera Pérez.
La ciudad llegó a su pico de percepción de inseguridad en el primer trimestre de gobierno del alcalde panista. Según la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), el 81.94% de los ciudadanos se sintió inseguro entre octubre y diciembre de 2021.
A todo esto el alcalde ha pedido tiempo: tiempo para corregir el rumbo. Ha ofrecido, otra vez, un eslogan.