La naturaleza y su (des)orden: un perfil de la muralista Caos Ilustrado

Muralista Sofía Altieri Caos Ilustrado

Este perfil es un acercamiento a la vida, la trayectoria y las influencias de la muralista Sofía Altieri, también conocida como Caos Ilustrado.

BRYAN HERNÁNDEZ | @elbryaann_

“Me convertí en mi nombre”. Pienso en estas palabras con las que Caos Ilustrado da la bienvenida a todo aquel que quiera entrar a su blog, mientras camino por una calle en forma de U con la aplicación abierta de Google Maps.

Son las diez de la mañana. Pero aquí, en los alrededores de la colonia San Manuel, todo parece tan tranquilo que da la impresión de ser un día feriado. Casi no hay gente caminando por la calle. De tanto en tanto, apenas se oye el ladrido de un perro. Huele a césped recién podado, con un sol tan esplendido, sin ningún rastro de una nube, que dan ganas de tumbarse sobre la banqueta a comer una mandarina y a esperar entrar en calor. Se siente todavía el frío invernal.

Más tarde Sofía Altieri, la persona detrás de Caos Ilustrado, me dirá un par de cosas sobre el barrio, sobre su cercanía con la colonia San Manuel, sobre una casa preciosa que está en venta a dos cuadras de aquí. Pero también cómo fue que llegó a ese nombre artístico para dedicarse al mural.

—Justo ayer me estaba acordando de que ya tengo cuatro años llamándome así. Se me fue totalmente. O sea, yo cumplo años en noviembre como Caos Ilustrado, pero este noviembre que pasó estuve tan ocupada que lo olvidé por completo. Ya casi es febrero y mira, no lo he celebrado.

muralista Sofía Altieri Caos Ilustrado

*

Termino de recorrer la calle en forma de U y vuelvo a revisar la ubicación en el Google Maps. Confirmo las señas que me dio: un edificio de tres pisos, casi al final del zaguán enrejado. Finalmente me decido por uno (en esa calle hay por lo menos tres), pero de pronto escucho una voz llamándome a mis espaldas. Acto seguido me detengo, me doy la vuelta, y ahí está Caos.

Es alta, demasiado alta. Delgada. De nariz ganchuda y cabello ligeramente ondulado, sonríe en una hilera de dientes levantando los pómulos y haciendo sus ojos pequeñitos, luego me invita a pasar.

Viste un suéter tejido y unos pantalones negros. En los pies lleva puestos unos TapTap, su marca de zapatos favorita. “Ah, me encantan”, comenta cuando se lo hago ver, mientras subimos por la escalera del edificio hacia su departamento en la segunda planta.

—No hace mucho que me acabo de instalar aquí —dice como de pasada, una vez arriba, antes de girar el pomo y abrir la puerta de madera café.

Por lo que todo, o casi todo, empieza acá.

*

Sofía Altieri nació el 21 de febrero de 1994. Hija de una diseñadora y un agente de seguros, desde pequeña mostró una suerte de inclinación por las artes visuales. Había de tener tres años, como ella misma confiesa, cuando descubrió que el mundo podía cifrarse en una pared. Ayudada nada más que por un crayón, la pequeña Sofía se divertía entonces rayando todo lo que encontrara a su paso: la pieza de la cocina, la sala, el cuarto del comedor.

Por supuesto, entonces no se hacía llamar Caos Ilustrado, pero la primera semilla sería sembrada en tierra fértil un día en que su madre, harta tal vez de tener las paredes de la casa pintarrajeadas, le pusiera un crayón en sus manos y le dijera, cerrando sus dedos como un molusco: ‘toma, pinta esta pared, pero, por favor, ya no pintes todo lo demás’.

Es posible que al oír esto la pequeña Sofía solamente se hubiese dispuesto a contemplar esa pared, asintiendo la cabeza con perplejidad. Es posible que la pequeña Sofía se hubiera atrevido a discutir, pues además de pintar, como ella dice, siempre le ha gustado debatir. Pero también es posible que la pequeña Sofía, incapaz de salir de su asombro, solamente hubiera dicho ‘ah, sí…’ y luego hubiera caminado tambaleante, crayón en mano, y hecho su primer rayón.

Sofía Altieri en el mural de aborto en Puebla
La muralista Sofía Altieri durante una intervención a favor del aborto legal y seguro en Puebla. Fotografía: Daniel Chazari.

Las posibilidades son infinitas, pero lo cierto es que por muchos años Sofía Altieri pintó en esa pared. Esta fue, sin saberlo, su primer borrador, su primer gran proyecto, su ópera prima. Y en donde descubrió que no hacía falta más para tenerlo todo, porque todo podía estar contenido en una pared.

—Ahora que hablamos de eso, mi mamá cuenta que era lindo ver cómo conforme iba creciendo cada vez podía pintar más arriba. Es decir, si al principio solamente llegaba acá —indica con dos dedos la estatura de un niño—, luego ya alcanzaba acá —asciende un poco su brazo— y luego acá y acá y así.

Es cierto. Hoy, ahora, no hace mucho, Sofía Altieri —o, quizás debería decir, Caos Ilustrado— en colaboración con un amigo, pintó una pared de cincuenta metros de largo en el barrio de Xanenetla, sitio que forma parte del proyecto Ciudad Mural.  

*

—En realidad, lo del nombre, fue una cosa bastante accidental. Yo iba saliendo de la uni en 2017, estaba en el último semestre de universidad, y tomaba clases con varios amigos que fueron los que me impulsaron a crear la página, el perfil. Entonces ya dibujaba, y dibujaba siempre, pero solo en mis libretas, para mí. Pero estos chicos cada tanto me decían cosas cómo ‘compártelo’ ‘compártelo’, y yo era cómo ‘no, por qué lo voy a compartir, quién lo va a querer ver si es mío’, y ellos ‘porque a la gente le va a gustar’.

Mientras me explica esto, Sofía me acerca una silla del comedor; luego ella toma asiento justo al medio del sofá de tres piezas que ocupa su sala.

El departamento es pequeño pero acogedor. El suelo donde pisamos simula un tablero de ajedrez, y dos paredes aparecen ya pintadas por la mano mágica del caos: la primera, de tonalidades oscuras, a la derecha del recibidor, junto a un escritorio que mira hacia la ventana; la segunda, de un amarillo como el de la mantequilla, al fondo del todo, en la pieza del comedor junto a su librero.

No se oye nada, o casi nada, solamente el freír de unos huevos en la estufa de la cocina.

De pie ante la sartén, espátula en mano, un muchacho alto y delgado aparece recortado por una luz que proviene del fondo. Viste una musculosa negra y luce el pelo al más puro estilo de una estrella de rock, y aunque parece reconcentrado en su quehacer, sonríe discretamente cada que escucha a Sofía hablar

Es Dramen, dice Sofía de pronto, que se está haciendo de comer.

Dramen, su novio chihuahuense con el que se vino a vivir aquí.

*

—Así que mis amigos me acabaron convenciendo. Y también porque la neta en ese semestre tomaba clases con un profesor que me gustaba, bueno, todavía me gusta, de hecho, su atractiva cara y así, y él un día me dijo ‘deberías publicarlos’ y yo le dije ‘amm, bueno’. Entonces abrí la página, creé el perfil, pero me pareció como sonso ponerle ‘arte de Sofía Altieri’, ‘Sofía Altieri dibujos’ o ‘Sofía Altieri art’

De repente, desde la cocina, Dramen comenta, sin quitar la mirada de la sartén: “Pudo haber sido ‘Artieri’…”.

Sofía le responde: ¿Artieri? Amm, no se me ocurrió, pero tal vez lo habría hecho si se me hubiera ocurrido. Ahh, te odio.

—Entonces, o sea, yo estuve un ratote pensando en cómo ponerle de nombre, pero ahí mismo, ese día, en esa clase que duraba dos horas, y ya en algún momento se me ocurrió Caos Ilustrado, porque además en aquella época pintaba puras plantas, que es en realidad casi lo que más pinto, plantas. A mí me gusta mucho la manera en que la naturaleza aparece desordenada, pero NO es desordenada, porque dentro de ese caos, aunque nosotros no lo veamos, todo tiene un orden y un sentido y una razón.

Es cierto. Basta mirar su perfil en Instagram para confirmar lo anterior: flores rojas en la pared derecha de una cafetería, plantas verdes al fondo del todo en un local de la Roma Norte, hojas azules, amarillas y naranjas saliendo de un libro en la fachada de una casa que antes era gris.

—… Y luego veo también que el termino ‘caos’ me define mucho, porque soy una persona super desordenada. No lo digo como algo bueno, porque definitivamente no es algo bueno, pero así es ¿sabes? Claro que muchas veces he intentado no ser así, pero luego yo misma me digo ‘amm, ¿cómo por qué?’. Si una es de este modo, creo que solo hay que apreciarlo. Es decir, si no soy una persona que sirve para levantarse todos los días a las siete de la mañana, ni modo, así es la vida, qué le vamos a hacer…

*

Bueno…, precisa Dramen sirviéndose el huevo que se acaba de freír, ni a las ocho, ni a las nueve, ni a las diez.

—Ja, sí —le contesta Sofía arrellanada en el sofá—. Ni a las ocho, ni a las nueve, ni a las diez. Y, a veces, ¡ni a las once! Lo dicho, qué le vamos a hacer…

Pero lo cierto es que Sofía Altieri nunca imaginó lo que vendría después. Tenía 24 años y estudiaba diseño industrial, por lo que siempre pensó que cuando saliera de la universidad, no sin algunas complicaciones, conseguiría lo que la gente suele decir ‘una chamba formal’. El Caos Ilustrado podía estar aparte, como ella menciona, pues hasta aquel momento solamente era un hobbie, y aunque por un corto periodo de tiempo se puso saco y corbata y mantuvo un trabajo de oficina en una agencia de publicidad, al final de los finales, tal vez porque hay fuegos que no se pueden apagar, o tal vez porque simple y sencillamente la vida es así, Sofía Altieri se vio a sí misma, como diría un poeta mexicano, inclinada sobre el río de su conciencia, aunque posiblemente también inclinada sobre sus propias preocupaciones —la duda, primero, de si saltar o no hacia el abismo—, y regresó.

—Bueno, creo que igual por eso existe Caos Ilustrado. Porque siempre he tenido gente a mi alrededor que me ha echado la mano, que me ha apoyado en todo. Mi familia en primer lugar, mis papás y mi hermana, que no vive muy lejos de aquí. Desde que empecé siempre me dijeron ‘pues si te quieres aventar, aviéntate, y si necesitas ayuda, nosotros aquí estamos’. Pero también el resto de mi familia, como mi abuela o como mis tíos, que aun sin entender tanto de qué va el proyecto, igual me apoyan y se emocionan y les encanta. O sea, lo poco que ven y entienden les encanta. Entonces creo que he tenido suerte en ese aspecto, creo que puedo hacer este tipo de cosas porque tengo una red de apoyo que siempre ha estado detrás de mí y me ha hecho sentir que soy capaz.

*

De manera que hoy, cuatro años después, con poco más de 600 publicaciones y alrededor de 10 mil seguidores en Instagram, Caos Ilustrado se ha convertido en algo así como una celebridad local.

Sofía se ríe cuando se lo hago ver, advirtiéndome que tan pronto como me vaya Dramen se burlará. Un par de semanas después, sin embargo, durante una pinta colectiva que tendrá lugar en la 18 sur de la colonia San Manuel, esto con motivo de su cumpleaños número 28, algunas personas de las que asistirán allí me dirán: ‘empecé a seguirla durante la pandemia, de ahí que me interesara por el mural’, ‘no, no la conozco personalmente, pero vi su publicación en Instagram, le mandé mensaje y me invitó’, ‘jamás he pintado nada, esta es la primera vez’.

La pinta empezará un domingo alrededor de las once de la mañana. Sofía pondrá una carpa para protegernos del sol, llevará la pintura y las brochas, brownies para comer y una bocina pequeña en donde iremos desde Paramore hasta Chayanne. Con nada más que unos jeans y una playera negra, el pelo amarrado en un chongo, ella hará el diseño principal, y luego, abriendo los botes de pintura y dándonos un vaso rojo a cada uno, nos pedirá que elijamos un color. ‘El que quieras, el que más te agrade’. Y después, llevándonos casi como de la mano hacia lo largo y ancho de la pared, no sin antes darnos una pequeña demostración, se volverá a cada uno de nosotros y nos dirá: ‘no importa si se salen, el chiste es vivir esta experiencia y divertirse, no hay más’.

*

—Creo que también por eso hago mural, porque siempre tengo la intención de compartir, de compartirme en realidad. Quiero que la gente conecte conmigo a través de lo que ve, o que conecte consigo misma, da igual, pero que conecten con algo, ¿ya sabes? Algo que les despierte una emoción. 

Sofía sigue arrellanada en el sofá. En el tiempo que llevamos platicando, sin embargo, ha tenido que pararse dos o tres veces para llamarle la atención a su otro compañero de piso, un ser tan tímido como misterioso que apenas si se ha atrevido a asomar. Cuando Sofía finalmente lo llama, casi rogándole, él sale del pasillo, aunque muy despacio, pero enseguida se vuelve a meter.

Es Benito, me dice Sofía (medio en broma medio en serio), el otro que a veces también me hace enojar.

Benito, un gato ya grande, de ojos azules, que Dramen y Sofía recogieron de un refugio cuando se vinieron a vivir aquí. Sin embargo, por más que ella le insista, no se dejará ver otra vez.

—…Pero creo que esto último lo veo un poco más cuando trabajo con niños —dice Sofía retomando el hilo de la conversación—. A mí me gusta mucho trabajar con niños, porque además ellos no tienen ese filtro que tenemos los adultos de que no podemos hacer las cosas. Tú a un niño le dices ‘pinta’ y él dice ‘va’. No les da miedo, ¿me explico? Y creo que eso es lo que nos falta a los adultos, que nos aventemos a hacer las cosas que queramos. O sea, yo soy la primera en entender por qué, pero me gustaría ver cómo sería el mundo si no tuviéramos tanto miedo.

Pero apenas termina de decir esto, Sofía se levanta del sofá. Acto seguido, rodea la mesa ratona de la sala, entra en el comedor y camina hacia su librero. Venimos hablando de la vez que participó en el Festinarte, un evento que se celebra en el Estado de México dedicado al público infantil, y en el que, a través del arte, la cultura y el deporte, los niños y niñas pueden explorar su lado creativo y desarrollar sus habilidades.

fotografía de muralista poblana Caos Ilustrado

Esto sucedió en 2019, antes de que empezara la pandemia por el COVID. Entonces no hacía encargos ni trabajos, lo único que hacía era colaborar y compartir, pero un año después, en pleno 2020, aunque no pudo hacer un solo mural, una marca de ropa y calzado de Estados Unidos, fundada en 1908, y que tal vez muchos de los lectores de este perfil la estén usando ahora mismo, la contactó.

—Ellos me escribieron, me mandaron un mensaje por Instagram, y yo primero pensé que era mentira. Me dije, ¿si serán ellos de verdad? Pero pos’ como al final vi que la cuenta estaba verificada, es decir, que tenía la palomita, ya no dudé.

Inevitablemente, cuando me cuenta esto, yo tampoco me lo termino de creer. Me ha estado mostrando algunos títulos que guarda en su librero, la mayoría para ‘niños’, libros de cuentos infantiles, ilustrados, aunque también, a vuelo de pájaro, libros de ‘pura letra’, como Momo, de Michael Ende, o ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, de Raymond Carver.

Pero es posible que ella note mi cara de asombro, por lo que enseguida vuelve a tomar asiento en la pieza del sofá, entrelaza las manos y empieza a explicarme con más detalle lo que sucedió.

—…Bueno, ellos iniciaron un proyecto. Juntaron a artistas que se dedican a varias cosas, no solo arte visual, con el propósito de que trabajáramos con ellos como en colaboración. Por ejemplo, los tenis que yo diseñé, y la vez que fui a Ciudad de México y me pidieron que les echara la mano con un mural. Pero la neta es que también he tenido diferencias con quienes llevan el proyecto, porque no hay remuneración económica, y eso es lo que definitivamente no me parece justo de parte de una marca que tiene tanto dinero. O sea, yo entiendo cuando hay proyectos en los que no hay dinero, soy la primera en participar, pero cuando sé que tienen y que evidentemente no les hace falta, porque es una marca internacional, ahí es cuando yo digo ‘amm, es injusto que tú me pidas y no me des’. O sea, ellos deberían ser los primeros en remunerarme, porque yo también necesito dinero para vivir, y cuando lo hablé con ellos me dijeron ‘pues es que nosotros no podemos soltar dinero, porque esto viene de administración a nivel internacional’, y lo entendí, o sea, si les dije que no les estaba echando la culpa, pero que yo no podía ser parte de eso si no había dinero, porque yo también tengo que pagar una renta y mantener a mi gato. Así que bueno, ahora estamos como en pausa, porque me dijeron que iban a darme una resolución.

Un par de semanas después, sin embargo, Caos Ilustrado publicará en sus redes el término de su relación con esta marca de ropa y calzado internacional, compartiendo un poco de su sentir con respecto a esta situación:

“El trabajo creativo se paga. Lxs artistas y creadores no vivimos de exposición ni de productos, vivimos de DINERO, igual que todxs los demás. La renta no se paga con productos. El súper no se paga con exposición. Y si eres una marca, negocio o empresa y de verdad valoras nuestro trabajo, paganos con dinero, para que así podamos seguir emergiendo y no tengamos que relegar nuestro arte a hobbie y trabajar en otra cosa para poder pagar nuestras cuentas.”

—Así que bueno, volviendo a lo anterior, yo hice los tenis, salieron al mercado, pero nunca se vendieron aquí. Solo en Nueva Zelanda, no sé por qué.

Dicha marca, en todo caso, es Converse, la misma que Kurt Cobain utilizó en los pies cuando Nirvana grabó el Unplugged. Y la misma, también, que seguramente una persona utiliza ahora, mientras camina por las calles de Wellington, 11 mil kilómetros al oeste de aquí, sin saber que la artista que los diseñó está acá, en Puebla, en un departamento de la colonia San Manuel, aunque también en cada muro en el que ha podido pintar. ¿Su nombre? Su nombre es Sofía Altieri, pero también es Caos Ilustrado y se dedica al mural.

***

No sé si incluir estas páginas que ahora escribo, semanas después de que hubiera conversado con Caos. Por momentos, me asalta la duda de si no estaré olvidando lo más importante. De ahí que, hoy por la mañana, decidiera darme una vuelta por el barrio de Xanenetla, uno de los puntos de referencia de Ciudad Mural.

Es sábado y casi no hay gente. El cielo, otrora gris, está completamente despejado, señal de que ya pronto comenzará (por fin) la época de calor.

Llegué alrededor de las diez de la mañana. Con nada más que mi mochila a cuestas, el cuaderno con el que ahora escribo bajo el brazo, di un rodeo bárbaro hasta toparme con la pared que no hace mucho pintó Caos. Ella me dijo que medía aproximadamente cincuenta metros de largo, pero ahora, viéndola de cerca, me da la impresión de que mide mucho más.

En todo caso, si fuera un literato, escribiría un hecho fantástico (al más puro estilo de Julio Cortázar) para arrojar un poco de luz. Pero lo cierto es que no soy un literato, de manera que todo recurso de cuanto dispongo ahora es nada más que la verdad. Y la verdad es que, gracias a esta pequeña excursión, he podido asir una cosa que seguramente no hubiera recordado de no haber venido aquí.

muralista poblana

Esta tiene que ver un poco con sus influencias, aunque lo cierto es que en aquel momento conversábamos sobre su proyecto ‘Jardineros de la ciudad’.

Fue en el 2021 cuando dicho proyecto resultó ganador del programa ‘estímulo a la creación de desarrollo artístico’, por lo que, según me contaba Sofía, hasta mediados de año iba a estar rescatando los jardines de la colonia San Manuel, el lugar en donde vivió la mayor parte de su vida, realizando mes con mes un mural.

Estábamos en su departamento. Ella seguía tumbada en el sofá. Pero de pronto, en algún punto de la conversación, Sofía cortó el hilo de golpe y me dijo, volviéndose hacia mí:

—¿Sabías que la palabra mural nació en México? Sí, la palabra mural, como su nombre lo indica, como imagen que está en un muro, la utilizó por primera vez el Dr. Atl para hablar del movimiento del muralismo en el siglo XX. Ya sabes, sobre Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco. Bueno, pues a todos ellos los educó el Dr. Atl. Además de que él también se encargó de ir personalmente con el gobierno a decirles ‘oigan, tengo estos alumnos que hacen arte visual, denme dinero y hacemos murales que los hagan quedar bien como país’. Bueno, esto último no lo comparto mucho, pero en general, lo que más me gusta del arte de calle que empezó en esa época, es que es una representación que todo el mundo puede entender. Es decir, que no se necesita ser como muy erudito del arte para saber que eso te habla a ti. Y en cuanto al Dr. Atl, bueno, él fue quien empezó esta historia, y algunos de nosotros todavía seguimos aquí, aprendiendo de él.

*

Bien, esto es todo cuanto puedo recordar. El viaje, por lo demás, ha sido enorme. Y mientras lentamente voy dejando atrás las calles del barrio de Xanenetla, el cuaderno abierto, pluma en mano, me pregunto si lo que estoy por escribir lo debo escribir.

De acuerdo, chgsm, lo escribiré:

Yo muy serio voy remando.
Muy adentro,
sonrío.

Esto es perfiles.

Barrio de Xanenetla, Puebla, marzo de 2022.

¡No te vayas! También puedes leer: “Mi idioma es la gráfica”: un perfil de la artista Isabel Tello

También te pueden interesar...

5 3 votos
Article Rating
Suscríbete
Notifícame de
guest
2 Comments
Mas viejo
Mas nuevo Most Voted
Inline Feedbacks
Ver todos lso comentarios
Angelica

¡Qué hermoso! ¡Súper bonita entrevista!

2
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x

¡Únete a la #ManadaManatí! Compártenos tu correo y pronto recibirás sorpresas. 

Newsletter