Esta exposición en el Museo Amparo exhibe la obra y la colección del entrañable Francisco Toledo, el artista que más ha influido en la fotografía en México durante los últimos 25 años.
MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
Antes de morir, Francisco Toledo logró reunir más de 100 mil piezas fotográficas. Toledo no se asumía como fotógrafo, pero había experimentado con la cámara después de haber encontrado un catálogo de Manuel Álvarez Bravo del que salió maravillado cuando era adolescente y, a partir de ese momento, se había dedicado a promover el trabajo de cientos de fotógrafos.
Por eso aquella era una colección de imágenes bastante diversa: estaban las polaroids que tomó cuando era joven, los recortes sobre los que dibujaba, los libros fotográficos que había editado y los retratos que sus amigos le habían hecho.
También algunas fotografías de autores míticos que había conocido o que viajaban hasta Oaxaca para conocerle a él, además de las colecciones de artistas locales que participaban en los talleres y concursos que había impulsado.
Foto: Mario Galeana
Hasta ahora, la relación de Toledo y la fotografía se había mantenido en un segundo plano frente a su obra plástica, donde construyó un lenguaje y universo de representación únicos, e incluso frente a su participación en movimientos sociales.
Pero, a decir del investigador y fotógrafo Alejandro Castellanos Cadena, Francisco Toledo es el artista que más incidió en el desarrollo de la fotografía en México durante los últimos 25 años.
Parte de su colección fotográfica está reunida en la exposición Lu’ Biaani: Francisco Toledo y la fotografía, que se exhibe en el Museo Amparo a partir del 3 de diciembre y hasta el 13 de marzo de 2023. Lu’ Biaani es una combinación de palabras zapotecas que significa ojo de luz.
En la exposición se encuentra una muestra del acervo del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, dos de las instituciones que fundó para promover la fotografía en Oaxaca.
Además de sus fotografías y experimentos, también se encuentran obras de Manuel y Lola Álvarez Bravo, el mítico Henri Cartier-Bresson –que visitó Juchitán–, Edward Weston, Josef Koudelka, Juan Rulfo, Graciela Iturbide, Laureana Toledo y Lourdes Grobet, entre otros.
Para Castellanos Cadena, quien también fue curador del proyecto, este recorrido por el acervo fotográfico de Toledo es, en sí mismo, un viaje a través de la historia de la fotografía en México.
Las piezas también documentan hechos sociales, como la llegada de la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo en 1987, o la conformación de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006, sino que también son un relato íntimo de la realidad de los pueblos en Oaxaca.
La exposición se divide en ocho núcleos o secciones. En los primeros dos se exhibe la relación de Toledo como editor y autor de fotografía, además del trabajo de otros artistas en Juchitán, un pueblo en el Istmo de Tehuantepec.
El tercer y el cuarto núcleo resaltan el papel del maestro oaxaqueño en la fundación de este recinto, que se convirtió en un punto de desarrollo de la fotografía en Oaxaca, a partir de su programa de exposiciones y talleres.
El quinto y el sexto compilan algunas imágenes de fotógrafos reconocidos local e internacionalmente. Son imágenes compuestas desde la intimidad, asomadas al trajín de la vida de los pueblos oaxaqueños.
El penúltimo y el último de los núcleos de la exposición reúnen las nuevas visiones fotográficas del siglo XXI, a través de la representación de violencia, sexualidad, género, memoria y espacio.
