La extensión del crimen organizado de México se ha amplificado de manera internacional. Lo sucedido en Ecuador es la punta del iceberg generado por la mala resolución del Estado, y la buena organización del crimen.
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Se dice que las y los mexicanos no dominamos el mundo porque no queremos. ¡Por supuesto!, es verdad que destacamos por nuestra creatividad, ímpetu e ingenio. Hay cientos brillando en el arte, en la ciencia, en la investigación, en los deportes, etc. Pero también hay otra cara de esta moneda, una que demuestra lo capaces que somos por un lado, mientras que por el otro muestra lo desafortunadamente corruptible que es nuestro sistema y lo ausente que es nuestro Estado también.
Los grupos de crimen organizado son el ejemplo que ilustra perfectamente lo anterior. Ya que, a pesar de tratarse de negocios ilícitos, tienen un canal de negocio transaccional y un sistema bastante sólido que respalda sus actividades.
El pasado 9 de agosto, Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia de Ecuador, fue asesinado. Esto después de haber denunciado amenazas por parte del crimen organizado, específicamente de un grupo criminal vinculado al Cártel de Sinaloa. Sin embargo, en el esclarecimiento de los hechos se ha explorado la posibilidad que se trate de algún grupo vinculado con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Independientemente de si es Jalisco o Sinaloa, lo que es un hecho es que el terreno mexicano se ha quedado chico. La extensión del crimen organizado se ha amplificado de manera internacional. Lo sucedido en Ecuador es la punta del iceberg generado por la mala resolución del Estado, y la buena organización del crimen.
Cuando el nombre de México se escucha en otros países bajo otras circunstancias, otro enfoque, otro giro comercial y otras prácticas el orgullo es grande. Pero en esta realidad, de terror y crimen, es vergonzoso el alcance que se ha logrado. Lamentablemente hemos aprendido a hacer oídos sordos a la realidad diaria del país con personas desaparecidas y asesinadas a manos del narcotráfico. Pero el tema ha trascendido las fronteras nacionales.
Aunque la noticia fue sonada, no sorprende. La presencia de los carteles mexicanos en territorio extranjero no es ningúna novedad. Por ejemplo, en 2022, el presidente de Chile denunció la presencia de los Cárteles más poderosos de México. El Cartel de Sinaloa trató de enviar 665 kilogramos de cocaína desde Chile hasta Rotterdam, Holanda. Confirmando lo anterior, en octubre del año pasado el hackeo por el grupo Guacamaya a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), reveló que desde 2021 se tiene información sobre ligas de las organizaciones mexicanas con vínculos en latinoamérica para el tráfico de drogas a Estados Unidos.
Annie Milgram, jefa de Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), denunció en una reciente comparecencia que entre el Cártel de Jalisco y el Cártel de Sinaloa suman más de 45,000 efectivos del crimen organizado repartidos en 100 países.
Para entender la expansión de los Cárteles alrededor del mundo, es necesario dejarlos de ver como una organización homogénea, en la que los integrantes obedecen las órdenes de una única persona al mando. Según especialistas, las organizaciones operan de una manera muy parecida a las grandes empresas multinacionales. Agrupaciones pequeñas encargadas de diversas tareas, como si fueran franquicias.
Observar el carácter multinacional de estas agrupaciones nos permite entender la magnitud de la problemática. El crimen organizado cuenta con una característica fundamental: la organización. Rasgo que no se encuentra en los distintos gobiernos. Si bien, el problema fue importado desde tierras mexicanas, la colaboración internacional podría ser de mucha utilidad para desmantelar las células narcotraficantes, siempre respetando los principios de soberanía y autonomía.
La influencia mexicana no se ha limitado a las fronteras. Pero las capacidades del gobierno mexicano y otros gobiernos sí han quedado limitadas. Ante el monstruo que es el narcotráfico, que acecha en diferentes idiomas, culturas y usos horarios, se requiere una actuación contundente. Las estrategias que se han ocupado hasta ahora son insuficientes. Pues como Hidra de Lerna, por cada cabeza cortada, saldrán dos más.
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